MALASIA: Mahathir, enfermo, y Anwar, condenado, siguen su lucha

Una caricatura que circula entre los opositores de Malasia lo dice todo sobre elenfrentamiento el primer ministro Mahathir Mohamad y su ex viceprimer ministro encarcelado, Anwar Ibrahim.

En la parte izquierda del dibujo aparece un abatido Anwar, condenado a seis años de prisión por corrupción el miércoles, asomándose entre los barrotes de su celda.

A la derecha, Mahathir yace triste en una cama de hospital, rodeado por tubos de sondas intravenosas que cuelgan del techo, dando la impresión de que él también está detrás de barrotes.

Se dice que el dibujo fue hecho por el conocido caricaturista local Lat para un importante diario inglés de este país, pero no sobrevivió a la censura en la prensa.

Mahathir fue dado de alta del Instituto Nacional del Corazón el 12 de abril, luego de ser tratado de una infección pulmonar, según los periódicos. Todavía continúa la preocupación por su salud.

Para los malasios, acostumbrados a las sucesiones políticas sin mayores incidentes, la ausencia de un heredero obvio de Mahathir, que ya tiene 73 años y ha estado 18 en el poder, es desconcertante.

La reciente designación de un nuevo viceprimer ministro, Abdullah Badawi, no logró calmar esa intranquilidad.

Continúa habiendo presión política debido a la campaña opositora al primer ministro y en demanda de reformas, causada por el despido y arresto de Anwar en septiembre de 1998.

Gobiernos extranjeros y grupos defensores de los derechos humanos criticaron fuertemente la larga condena del ex viceprimer ministro, dispuesta por la Alta Corte de Malasia esta semana.

La Organización Nacional de Malayos Unidos (ONMU) de Mahathir tiene 2,7 millones de afiliados de la etnia malaya, pero muchos de los integrantes de la misma consideran que el juicio de Anwar fue una maniobra política del primer ministro para anular a su rival.

Hubo disturbios en las calles de la capital tras el anuncio de la condena, aunque luego la situación volvió a la normalidad.

Mustafa Anuar, especialista en el análisis de los medios de comunicación, afirmó que el duelo psicológico entre Anwar y su ex mentor Mahathir continúa.

"La gente de Anwar intenta ganar una base política, y a su vez los líderes actuales hacen todo lo posible para proteger sus intereses", explicó.

Nadie sabe cómo continuará ese duelo, pero Mustafa dijo que "el veredicto contra Anwar ayudará a unir a los partidos de la oposición contra un enemigo político común".

La esposa de Anwar, Wan Azizah Wan Ismail, lidera el nuevo Partido Nacional de Justicia (Keadilan), que intenta unir a los dos principales partidos opositores: el multiétnico pero de mayoría china Partido de Acción Democrática, y el Partido Islámico.

El período del gobierno actual termina en abril del año próximo y las elecciones se realizarán en junio del 2000.

Uno de los vicepresidentes del Keadilan, Tian Chua, estaba entre las 24 personas arrestadas por reunión ilegal el miércoles, luego de sentarse en la calle para detener a un camión antidisturbios de la policía.

Tian fue golpeado por la policía y hospitalizado. Ahora está en prisión preventiva y enfrenta un cargo de "intento de suicidio".

La golpiza que recibió fue filmada por equipos de televisión por cable y condenada por grupos por los derechos humanos en toda la región, incluyendo al SUARAM, con sede en Kuala Lumpur, y a la Comisión de Derechos Humanos Asiática, con sede en Hong Kong.

"Mahathir todavía tiene mucho control, pero no dice toda la verdad sobre la economía", aseguró un experto en política especializado en estudios asiáticos, que pidió reserva sobre su identidad.

Las autoridades pronostican una ligera recuperación económica este año, tras la recesión de 1998, pero otras previsiones anteriores del gobierno resultaron totalmente erróneas.

El sistema bancario sigue presentando importantes problemas, pero el mercado de valores ha mejorado un poco tras sufrir caídas sin precedentes. "Recientemente hubo un flujo de fondos de inversión extranjeros en Asia, que está ayudando a Malasia", dijo el economista Subramaniam Pillay.

De todos modos, los analistas afirman que el anteriormente fuerte y seguro apoyo que Mahathir recibía de los malayos, que son casi la mitad de los 22 millones de habitantes del país, está disminuyendo.

Además, la salud del primer ministro preocupa a sus seguidores, que quedaron sorprendidos al verlo por televisión en frágil condición y con voz temblorosa.

Las posibilidades de que Anwar regrese a la escena política parecen depender, más que de una apelación exitosa, de que un número significativo de malayos abandone la ONMU y ponga en jaque la posición del Frente Nacional, la coalición gobernante.

La coalición, de una forma u otra, gobernó el país desde su independencia, ganando todas las elecciones desde 1957.

"No será fácil para Anwar regresar. Muchos malayos detestan a Mahathir ahora, pero todavía quieren a la ONMU", comentó el analista político Roslan Tajudin.

Además, el Frente Nacional conserva un apoyo considerable entre quienes no son malayos, muchos de los cuales temen que haya disturbios como los de Indonesia, añadió.

Muchos malayos jóvenes se están pasando al Partido Islámico, que ha sido el principal beneficiado por el descontento que causó la destitución de Anwar, considerado por muchos un líder islámico moderno.

Las posibilidades de la oposición dependerán en gran parte de que el Keadilan pueda alcanzar un entendimiento electoral con las otras grandes fuerzas opositoras, y atraer suficientes miembros de la ONMU desilusionados.

Como otros analistas, Roslan se pregunta si los malasios, y especialmente los malayos, están listos para un partido multiétnico como el Keadilan, dado que las fuerzas políticas del país han representado tradicionalmente a comunidades étnicas. (FIN/IPS/tra-en/an/js/at/mp/ip/99

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