El descubrimiento de un importante sitio arqueológico en la parroquia de St. James, en el oeste de Jamaica, despertó preocupación sobre la falta de protección a zonas de importancia científica y cultural.
En los últimos ocho años, varios geólogos descubrieron más de 500 huesos fósiles en el lecho de un pequeño riachuelo de la comunidad de Siete Ríos, en St. James.
El sitio arqueológico es considerado uno de los más importantes del Caribe debido a la antigüedad y la variedad de las especies de vertebrados allí halladas.
Un grupo de arqueólogos estadounidenses llama al sitio "el eslabón perdido de Siete Ríos" desde que descubrió allí restos de una especie hasta ahora desconocida de manatí o vaca marina.
"Esos animales caminaban sobre cuatro patas, pero el manatí moderno no puede salir del agua", observó Daryl Domning, profesor de anatomía de la Universidad de Howard e investigador asociado del Instituto Smithsoniano.
"Se trata de los esqueletos de manatí más primitivos jamás hallados", destacó.
El descubrimiento en Siete Ríos de quijadas de rinoceronte también pone de relieve la importancia del sitio.
Durante mucho tiempo, los geólogos sostuvieron la teoría de que algunas partes de Jamaica integraron originalmente la península de Yucatán, y el descubrimiento de restos de rinocerontes respalda esa teoría.
"Fue un hallazgo muy sorprendente", destacó Domning. "Se trata del tipo de rinoceronte que hay en América del Norte y Eurasia, y por eso la presencia de restos aquí demuestra lo que los geólogos han creído por años: que Jamaica estuvo alguna vez conectada a América Central, cerca de Yucatán", dijo.
La primera señal de la importancia del sitio tuvo lugar en 1990, cuando Roger Portell, del Museo de Historia Natural de Florida, encontró dos costillas de vaca marina.
En su segunda expedición, un año después, encontró más costillas y llamó a Domning, un renombrado experto en anatomía, quien trabaja en el sitio desde hace cinco años.
Los miembros del equipo estiman que podría llevar años desenterrar todo el material arqueológico del lugar, pero están preocupados por la falta de protección del sitio, pese a sus reclamos.
El lecho del riachuelo donde se realizan las excavaciones está expuesto a los elementos y a los animales y miembros de la comunidad.
"Hace años elevamos una solicitud a la Autoridad Nacional de Conservación de Recursos (ANCR), pero todavía no obtuvimos respuesta", lamentó Domning.
La ANCR es el organismo gubernamental responsable de los programas de protección ambiental. Su director ejecutivo, Franklyn McDonald, declaró que la agencia es consciente de la importancia del sitio y tomará medidas para protegerlo.
"Tenemos un plan, pero debemos ir despacio debido a problemas financieros. Para el año 2002 estarán protegidas todas las grandes áreas silvestres de Jamaica", aseguró.
Pero al menos tres sitios arqueológicos importantes fueron destruidos antes de que la ANCR pudiera protegerlos.
"Uno se encontró cerca del patio de la escuela de Maldon (St. James). Era el mayor fósil de molusco jamás encontrado, y estaba casi expuesto, junto a la calle. Pero lo último que oí es que el sitio fue pavimentado", relató McDonald.
"Esto se puede ver de dos formas. Como geólogo, uno podría pensar que al menos el fósil está seguro bajo el asfalto, pero por otra parte es una lástima, porque tiene gran importancia científica", dijo.
Otros grandes descubrimientos realizados en la isla fueron restos de iridio del choque del meteorito que mató a los dinosaurios y un lecho de conchas marinas en la parroquia oriental de St. Thomas. Ambos fueron destruidos.
"Había conchas del Pacífico que demostraban que Jamaica formó parte alguna vez de ese océano antes de que se cerrara el istmo de Panamá, pero también fueron pavimentadas", lamentó McDonald.
Hace algunos años, McDonald exhortó a la Universidad de Tecnología y al Fondo del Patrimonio Nacional a desarrollar conjuntamente una base de bienes naturales y culturales, pero el proyecto nunca despegó.
Sin embargo, McDonald destacó que la ANCR preservó algunas áreas de importancia científica y cultural de la isla pese a sus limitaciones de fondos y de recursos humanos.
"Por ejemplo, el pasado septiembre se declaró un área protegida en una sección de Coral Spring, en Trelawny (una parroquia occidental), porque contenía bosques originales de la isla", señaló.
Queda por ver si el eslabón perdido de Siete Ríos correrá la misma suerte. Los geólogos y arqueólogos ya completaron su última expedición y retornaron a Estados Unidos, donde estudiarán el material y escribirán sobre su hallazgo.
Algunas piezas regresarán al museo geológico de la Universidad de las Indias Occidentales, donde los residentes locales tendrán oportunidad de examinarlas y aprender más sobre su historia.
"Estos descubrimientos forman parte de la ciencia y del patrimonio de Jamaica", subrayó Domning. (FIN/IPS/tra-en/cc/cb/mlm/sc/99