Unos 105.000 niños y niñas de las zonas rurales de Honduras se beneficiarán con un proyecto de educación comunitaria prescolar impulsado por el gobierno y el Banco Mundial para disminuir la deserción escolar y el analfabetismo, que alcanza a 40 por ciento de la población.
El Proyecto Hondureño de Educación Comunitaria (Proheco), que se aplicará durante tres años en siete de los 18 departamentos de Honduras, contempla metodologías atractivas que permitan una efectiva participación de la comunidad y los padres en la educación de sus hijos.
Para este año, se espera que unos 20.000 niños se beneficien con esta iniciativa educativa en el país centroamericano, donde ocho de cada 10 personas viven en condiciones de pobreza y extrema pobreza.
Rodrigo Wong, impulsor de Proheco, dijo que se pretende involucrar a la comunidad en el tema educativo, al contemplar una alta participación en el manejo y administración de recursos destinados a contratar maestros y adquirir materiales educativos.
Con esta fórmula, "estamos seguros que la gente se sentirá un pilar esencial en el desarrollo educativo, supervisará de cerca la enseñanza a sus hijos, compartirá iniciativas y garantizará un método educativo altamente eficiente y de calidad", afirmó.
El ministro de Educación, Ramón Cálix, expresó que el principal objetivo del proyecto, que cuenta con un financiamiento de 4,1 millones de dólares procedentes del Banco Mundial y una contraparte local, es abrir una participación ciudadana en las comunidades pobres, donde la deserción escolar es mayor.
De acuerdo con un estudio elaborado por las autoridades educativas, la escolaridad en Honduras es una de las más bajas de América Central, con un índice promedio de 4,5 años, cuando la media de la región es de 5,5 años.
En deserción y fracaso escolar, el sistema educativo pierde cada año el 20 por ciento de su población estudiantil y esto obliga al Estado a replantear su política educacional y diseñar estrategias a largo plazo que permitan visualizar un modelo de desarrollo educativo en el país.
Soroguara, una localidad de 500 habitantes del central departamento de Francisco Morazán cercana a Tegucigalpa con alta deserción escolar y donde sólo 28 por ciento de la población sabe leer y escribir, fue elegida como una de las comunidades pilotos donde se instalará Proheco.
"Yo no sé leer ni escribir, pero a mis 65 años creo que podré aprender a escribir siquiera mi nombre, porque me pondré a estudiar con los niños", comentó el presidente del patronato de esa localidad, Leónidas Morales.
En la escuela donde se impartirán las clases de prescolar y cuarto grado de educación primaria o básica, los pobladores trabajan en la fabricación de pupitres, colocan los pizarrones y ya contrataron a dos maestros que atenderán a 65 niños cada uno.
Oscar Amador, uno de los maestros contratados, dijo que antes los niños y niñas tenían que ir a clase a la cercana comunidad de Zambrano, a donde la gran mayoría iba caminando y se exponía a los peligros de las carreteras.
El presidente hondureño, Carlos Flores, dijo que Proheco es una iniciativa que no sólo busca enseñar a leer y escribir, sino a "interpretar más allá la educación y ayudar a fomentar el desarrollo del país, porque sólo un pueblo educado es capaz de salir adelante y vencer la pobreza".
La calidad educativa es uno de los principlaes problemas que enfrenta Honduras, donde la última reforma educativa tuvo lugar a fines de los años 50, y desde entonces sólo han habido cambios menores, según informes del Ministerio de Educación y organismos de la Organización de las Naciones Unidas.
Se estima que cada año se inscriben unos 900.000 alumnos en las escuelas primarias de Honduras, pero un gran porcentaje deserta antes de finalizar el año por problemas económicos o falta de apoyo familiar.
En las zonas rurales en especial, los menores abandonan los estudios para ayudar a sus padres en las tareas agrícolas. (FIN/IPS/tm/ag/ed/99