FINANZAS: FMI y Banco Mundial admiten fracaso para reducir deuda

El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) admiten en secreto que sus gestiones para aliviar la deuda de los países más pobres del mundo tienen el efecto contrario en algunos casos.

"Se calcula que las cantidades en dólares debidas por Burkina Faso y Mali aumentarán" de acuerdo con la iniciativa para reducir la deuda de los Países Pobres Fuertemente Endeudados (PPFE), declararon las agencias en un informe interno que se filtró a la prensa.

La iniciativa, establecida en 1996, fue pregonada como el primer esfuerzo de máximo alcance para reducir la deuda de los países más pobres del mundo, aunque sólo sea hasta niveles "sustentables" en que los acreedores se aseguren de que los deudores podrán pagar sus préstamos.

Ahora, el Banco Mundial y el FMI reconocen que "la iniciativa quizá no reduzca significativamente el servicio de la deuda del nivel que se paga actualmente". El informe confirma las advertencias realizadas por los defensores del alivio de la deuda incluso antes del lanzamiento del plan.

El documento, discutido la semana pasada por los directores de los organismos de préstamo, precede a las "reuniones de primavera" del Banco Mundial y el FMI, que se celebrarán la próxima semana, y a la cumbre del Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados a realizarse en Colonia, Alemania, en junio.

En las últimas reuniones los dos organismos discutieron las maneras de mejorar las perspectivas financieras del programa a través de opciones como la venta de una parte de las reservas de 103 millones de onzas de oro del FMI.

El comité de políticas clave del FMI aprobará la idea, aunque no precisará una suma específica, el 27 de abril.

Sin embargo, los prestamistas multilaterales no tienen previsto apartarse de lo que los críticos creen es la principal falla del plan: el Servicio Financiero Reforzado de Ajuste Estructural (ESAF), la pieza central de las gestiones del FMI en los países de bajos ingresos.

El ESAF proporciona préstamos concesionarios para que los gobiernos continúen pagando la deuda a medida que aplican las pautas del FMI para detener la inflación, recortar el gasto público y abrir los mercados al comercio internacional, los créditos comerciales y la propiedad extranjera.

El ESAF también es la clave para el alivio de la deuda porque, para acceder a él, los países deben probar al FMI que tienen un sólido historial en la aplicación de los programas de ajuste estructural durante por lo menos seis años, el tiempo que generalmente toma completar dos rondas del servicio financiero.

El FMI defiende este arreglo afirmando que sus recomendaciones económicas, aunque dolorosas en el corto plazo, permitirán a los gobiernos hacer un mejor uso del alivio de la deuda en el largo plazo. Los críticos responden que la institución utiliza el alivio de la deuda para imponer el ajuste estructural.

El argumento del FMI es "simplista" y "sospechoso luego de 20 años de las mismas recomendaciones económicas para ayudar a que nuestras economías se recuperen del problema de la deuda", dijo Njoki Njoroge Njehu, de Kenia, director de Cincuenta Años Bastan, organización no gubernamental estadounidense.

Sindicalistas de 45 países africanos señalaron, en una declaración adoptada la semana pasada, que el Banco Mundial y el FMI manejan la deuda de Africa a través de programas de ajuste estructural desde 1980.

"El resultado ha sido catastrófico para los habitantes de estos países. Las drásticas reducciones en el gasto público que apuntaban a restaurar la salud económica trajeron un grave deterioro del nivel de vida", dijeron.

La insatisfacción con la iniciativa PPFE aumentó el año pasado, lo que llevó a sus defensores a procurar mejoras y a un creciente número de críticos a exigir alternativas.

Algunos miembros del G-7, durante mucho tiempo considerados obstáculos a cualquier avance, ahora opinan que las gestiones deben dar un alivio mayor y más pronto.

Uganda los ayudó a abrir los ojos.

Este país del este de Africa tiene una deuda insostenible a menos de un año de ser el primer beneficiado con la PPFE, y a pesar de haber aplicado durante más de una década programas de ajuste estructural y de los extraordinarios esfuerzos a último minuto del Banco Mundial para asegurar menores pagos de deuda.

Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña propusieron reformas a la iniciativa PPFE, y la mayoría apoyan la venta de parte del oro del FMI para reforzar la financiación disponible.

Los administradores del FMI están a favor de vender aproximadamente cinco millones de onzas, y Washington, que todavía debe pagar su cuota a la PPFE, pretende vender 10 millones de onzas.

Sin embargo, ninguna de sus ideas sustituye al ESAF. Las propuestas de Estados Unidos y Canadá en realidad la reforzarían, permitiendo al FMI utilizar el producido para que el ESAF sea independiente en lugar de insistir en que el dinero sea volcado directamente al alivio de la deuda.

Esa idea fue manejada en los últimos dos años y los analistas señalaron que si se pone en práctica, el FMI se librará de tener que pedir a los accionistas que hagan donaciones al ESAF.

Legisladores estadounidenses y de otros países aprovecharon que la ESAF pidiera mayores fondos para interrogar rigurosamente al FMI antes de entregar el dinero.

"La continua adhesión al papel del FMI es una burla al compromiso público hecho por los acreedores para fortalecer los vínculos entre el alivio de la deuda y la reducción de la pobreza", dijo Kevin Watkins, de la organización no gubernamental Oxfam.

Sin embargo, según declaraciones de funcionarios del FMI en la publicación informativa de la institución, "la ayuda sin ajuste es desperdiciada y disuade a los países de involucrarse o continuar buscando ajustes y reformas difíciles".

Algunos miembros del G-7 afirmaron que el requisito de "historial" del ESAF debe reducirse de seis años a tres. Sin embargo, desde la perspectiva del FMI, sólo daría a los gobiernos menos tiempo para alcanzar las metas de reestructuración económica que no están abiertas a negociación.

Esa posición está reñida con las conclusiones del año pasado de los inspectores externos seleccionados por el FMI para evaluar el ESAF.

El FMI debe ser más flexible al negociar con los países que piden préstamos y debe darles la opción entre el ajuste estructural y "caminos alternativos", dijo el ex ministro de finanzas de Ghana e inspector principal, Kwesi Botchwey. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/at/aq/if/99

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