El crecimiento económico estable de El Salvador en los últimos cinco años no ha redundado en una reducción de la pobreza y el desempleo, informaron hoy el PNUD y el Consejo Nacional para el Desarrollo Sostenible.
El informe Estado de la Nación, cuya realización promueve el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), pretende constituirse en un espejo de la realidad de los países de América Central.
La iniciativa tiene ya tres años de ejecutarse en Costa Rica, y es la primera vez que se realiza en El Salvador.
El estudio indica que, aunque el progreso macroeconómico ha sido estable, no se ha distribuido de forma equitativa, y que la inequidad es mayor entre la población urbana y la rural.
El análisis se basa en un balance de desarrollo humano en los campos social, económico, ambiental y político entre 1992 y 1997, de acuerdo con las últimas estadísticas disponibles en el país.
La investigación destaca que las pequeñas mejoras que se han dado en la calidad de vida de la población responden al esfuerzo de los gobiernos tras el fin de la guerra civil que sacudió al país entre 1980 y 1992.
Hubo una pequeña mejora en los índices de pobreza. Sin embargo, 48,3 por ciento de los hogares son pobres, y 19,6 por ciento, pobres absolutos.
La pobreza es aún mayor en las zonas rurales, pues por cada familia con pobreza absoluta en la ciudad existen 2,4 en el campo, donde hay también mayores carencias de servicios básicos.
El estudio consigna que solo 56,4 por ciento del total de familias salvadoreñas tiene acceso a la electricidad y 39,9 por ciento al agua potable. De cada 10 viviendas, cinco son construidas con adobe y seis tienen piso de tierra.
El analfabetismo, en 1979 de 31,5 por ciento, descendió en 1997 a 20,1 por ciento. El gobierno de Armando Calderón Sol, destinó mayores recursos para incrementar la matrícula en la educación primaria, pero aún no logra resolver el acceso a la secundaria y superior.
El estudio del PNUD indica que el analfabetismo se mantuvo alto entre la población rural y las mujeres.
La investigación, efectuada por 32 especialistas, da cuenta de un descenso en la tasa general de mortalidad, aunque muy leve, a 6,1 muertes por cada 1.000 habitantes en 1997.
La fecundidad descendió de 6,85 hijos por mujer en 1960 a 3,7 en 1997, si bien aún figura entra las tasas más altas de América. Las familias de bajos ingresos se componen usualmente de 5,6 hijos.
El informe fue presentado por el vicepresidente de la República, Borgo Bustamante, presidente del Consejo Nacional para el Desarrollo Sostenible, y el director del PNUD para El Salvador, Bruno Moro.
Bustamante afirmó que las carencias y contrastes del desarrollo humano en el país aún son abundantes y persistentes, como la magnitud del subempleo, las deficiencias en las condiciones de salud, el deterioro ambiental y las brechas entre la calidad de vida rural y urbana. (FIN/IPS/mso/mj/dv/99