La crisis económica que se abate sobre Ecuador se refleja fundamentalmente en el derrumbe de los salarios y de las industrias, muchas de las cuales empiezan a trabajar a la mitad de su capacidad.
Como consecuencia de esta situación, la masa laboral con ingreso fijo empieza a disminuir en este país andino, de 11 millones de habitantes.
El salario mínimo, que hoy equivale a unos 90 dólares, ha sufrido una pérdida de 68 por ciento desde diciembre pasado, según economistas independientes. En tanto, la canasta familiar ha aumentado y ni los propios expertos se ponen de acuerdo en su monto real. Según la empresa Cedatos, bordea los 200 dólares.
Pero como la inflación tiende a aumentar, la brecha entre salario mínimo y canasta familiar se irá haciendo más amplia.
Además de los salarios, también desciende aceleradamente el número de personas que trabajan por un monto fijo mensual. Según estadísticas oficiales, en 1973 los salarios de los empleados representaban el 32 por ciento de la producción agregada.
En 1985, ese porcentaje se había reducido a la cuarta parte, en 1988 era de 21 por ciento y en 1995, fecha de la última medición, representaba sólo 17 por ciento.
Esto significa que parte considerable de las personas "adecuadamente empleadas" perdieron esa categoría y pasaron a engrosar el grupo de los subempleados, especialmente en actividades informales, o simplemente se convirtieron en desempleados.
La situación de las industrias también es difícil. La congelación de las cuentas bancarias ha sido una medida muy dura que no les permite hacer frente a los compromisos contraidos, afirman.
Las Cámaras de la Producción, que agrupan a los grandes y medianos empresarios, piden la devolución inmediata de saldos inferiores a 2.500 dólares y un máximo de 60 días para los saldos superiores a esa cifra.
Actualmente, se congela por un año el 50 por ciento de los saldos de las cuentas corrientes superiores a 200 dólares y se aplaza por el mismo lapso el retiro del 50 por ciento de los depósitos en cuenta corriente en moneda extranjera por encima de 500 dólares.
"El dinero que se maneja en este tipo de cuentas (corrientes) sirve para trabajar y solventar las necesidades financieras que demandan los pagos de sueldos y las obligaciones previamente adquiridas, este dinero constituye una herramienta de trabajo", dijo Patricio López, gerente de una empresa constructora.
Este sector soporta una grave crisis por el alza de los insumos y confrontan problemas para pagar a los obreros. "Se originará una reducción de las plazas de trabajo", vaticinó López.
En el sector bananero, Rafael Wong, vicepresidente de la segunda empresa exportadora del país, prevé una quiebra masiva de empresas y la salida de capitales debido a la inestabilidad del país. En su opinión, habrán serios problemas para pagar a los productores y a los propios trabajadores de la compañía.
Algunas empresas están buscando fórmulas imaginativas para capear la crisis, como la reducción de créditos a los clientes, colocar en el mercado sólo los productos necesarios y reducir costos, una palabra que para los sindicatos es sinónimo de reducción de puestos de trabajo.
Pese al hermetismo de las empresas con gran cantidad de trabajadores, ha trascendido que entre las medidas que estudian se encuentran la reducción de turnos de trabajo, vacaciones forzadas o adopción de media jornada a fin de no recurrir a despidos masivos y abaratar los costos de producción.
"Son días muy difíciles, pero los resultados recién se empezarán a sentir en los próximos 90 días, cuando tendremos que adecuar nuestra producción a la caída de la demanda", dijo un ejecutivo de una empresa metalmecánica, quien no descartó que deban reducir puestos de trabajo.
"Creo que debemos ser creativos, definir algunas estrategias, por ejemplo, estrechar el margen de utilidades, lo que sí está claro es que no se pueden dolarizar los precios, porque no habrá una positiva respuesta de mercado", dijo Henry Raad, presidente de Plásticos Industriales.
No obstante, para algunas empresas de servicios, la dolarización es la única alternativa. En los últimos días muchas vitrinas exhiben su mercadería -que nadie compra- con precios en dólares y un letrero aclarando que el precio será cobrado en moneda nacional, pero al cambio del día. (FIN/IPS/zp/ag/if/99