La actividad económica caerá 1,5 por ciento este año en el Sur en desarrollo y en la ex Unión Soviética, el peor resultado desde 1982, cuando estalló la crisis de la deuda externa, predijo hoy el Banco Mundial.
Los capitales internacionales no volverán en 1999 a los países en desarrollo y el comercio y el precio de los productos básicos seguirán deprimidos, advirtió el Banco en su informe anual sobre 'Desarrollo Financiero Global'.
Mientras, la cooperación para el desarrollo permanece en el menor nivel desde que el Banco Mundial comenzó a seguir su evolución. El crecimiento económico del Sur y de la ex Unión Soviética fue en promedio de 1,9 por ciento en 1998 y de 4,8 por ciento en 1997, el año en que comenzó la crisis de Asia.
Las regiones analizadas no recuperarán hasta el 2001 las tasas de crecimiento de 4,5 o cinco por ciento, afirmó el Banco Mundial.
Las naciones ricas evitaron hasta ahora las turbulencias mediante la rebaja de tasas de interés y el estímulo a la actividad económica, y de ese modo se debilitó el temor a "una profunda recesión mundial".
Pero "la crisis tiende a aumentar y podría persistir en los mercados emergentes más tiempo de lo calculado inicialmente", observó el Banco.
La atención general se concentra en el 'efecto dominó', que arrastró a Rusia y después a Brasil, tras comenzar en Asia, aunque también preocupa la caída del ingreso real en países como México.
Así mismo, se incrementa la presión a favor de medidas proteccionistas en Estados Unidos, un país del que el mundo depende cada vez más para colocar sus productos, comentó Uri Dadush, director del Grupo de Perspectivas de Desarrollo, del Banco Mundial.
El comercio mundial creció 4,6 por ciento en 1998, frente a 10 por ciento en 1997, mientras los precios del petróleo cayeron 32 por ciento y otros productos básicos retrocedieron 16 por ciento.
Los inversores en títulos y acciones y los créditos bancarios a largo plazo eluden los mercados emergentes. El Sur en desarrollo sólo recibió el año pasado 72.000 millones de dólares en capitales de riesgo, ante 136.000 millones en 1997.
Asia oriental y América Latina son las zonas más afectadas por la crisis de confianza de los inversores.
Medio Oriente y el norte de Africa fueron la excepción, ya que el ingreso de capitales en esas dos regiones se multiplicó por tres en 1998, respecto de 1997, hasta totalizar 10.000 millones de dólares.
En cuanto a los exportadores de petróleo, debieron recurrir al endeudamiento para limitar el impacto de la caída de precios en sus presupuestos.
Los capitales abundan, pero "la transferencia de recursos está restringida por la percepción de riesgos", se comentó en el informe.
El crédito internacional se redujo casi a la mitad en el último año y los intereses aumentaron en el Sur en desarrollo y en la ex Unión Soviética. Pero la inversión extranjera directa se mostró "más flexible", según el Banco Mundial.
La inversión extranjera directa es relativamente estable, dado que se destina a activos físicos y no puede ser entonces fácilmente retirada. En 1998 fue de 155.000 millones de dólares, ante 163.000 millones en 1997.
Esa inversión específica "será probablemente la principal fuente de financiación de los países en desarrollo en el futuro predecible", aunque también puede caer, dijo William Shaw, autor del informe del Banco.
La inversión extranjera directa aumentó en Tailandia y Corea del Sur como consecuencia de la crisis financiera, señaló Shaw.
Ese incremento se debió a fusiones y compras, más que inversión productiva, admitió Shaw. Los inversores extranjeros compraron activos a precio de ganga en Tailandia y Corea del Sur.
La reducción del comercio puede incrementar tensiones. Las relaciones transatlánticas, por ejemplo, se hallan en mal momento debido al enfrentamiento de Estados Unidos con la Unión Europea por el comercio de banano. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/ff/if/99