COREA DEL SUR: Situación de derechos humanos no mejoró lo esperado

La situación de los derechos humanos en Corea del Sur es objeto de crecientes críticas pese al prestigio internacional del presidente Kim Dae Jung como antiguo activista de los derechos humanos.

La oficina de la organización Amnistía Internacional en Corea del Sur se encuentra en medio de una campaña, del 17 de marzo al 30 de mayo, para lograr una serie de reformas en el área de los derechos humanos.

Las reformas incluyen la liberación de antiguos líderes sindicales en prisión, la abolición de la pena de muerte, enmiendas a la Ley de Seguridad Nacional y el establecimiento de una comisión estatal sobre derechos humanos.

La campaña es realizada conjuntamente con las 120 oficinas regionales de Amnistía de todo el mundo.

La Ley de Seguridad Nacional es el centro del debate sobre derechos humanos en Corea del Sur, que técnicamente sigue en guerra con Corea del Norte.

Las autoridades de seguridad sostienen que la ley debe mantenerse en vista de la tensión reinante en la península, pero los críticos señalan que la norma ha sido utilizada para reprimir disidentes.

El propio Kim, el primer opositor en llegar a la presidencia, fue víctima de esa ley, en base a la cual se lo condenó a muerte en los años 80. Desde que asumió la presidencia, en febrero de 1998, la ley ha permanecido en el papel.

La sensibilidad del tema fue destacada por la liberación del norcoreano Woo Yong Gak, de 70 años, luego de permanecer 41 años en reclusión solitaria acusado de espionaje.

La liberación provocó la ira de los sectores anticomunistas, que exigen una acción recíproca de Corea del Norte.

"¿Cómo se explica esta liberación mientras hay 441 surcoreanos en alguna parte de Corea del Norte, incluidos 22 en campos de concentración?", se preguntó Lee Chull-Seung, líder de un grupo anticomunista llamado Consejo Nacional para la Libertad y la Democracia.

El hecho renovó el debate sobre la situación de los prisioneros políticos que aún quedan en las cárceles de Corea del Sur.

Seúl admite que todavía hay 199 presos de conciencia, entre ellos 181 activistas estudiantiles y 18 líderes sindicales.

Este número de presos es el que queda tras la liberación de 158 bajo una amnistía especial en celebración del primer aniversario de la asunción de Kim Dae Jung, el 1 de marzo de 1999.

Entre los últimos liberados hay 17 espías comunistas que pasaron al menos 29 años en prisión.

Pierre Sane, secretario general de Amnistía, expresó en una visita a Corea del Sur su apoyo a los esfuerzos de Kim por mejorar los derechos humanos pero destacó que queda mucho por hacer.

Sane lamentó los abusos cometidos en base a la Ley de Seguridad Nacional, así como la subsistencia de la pena de muerte y de prisioneros de conciencia.

El mantenimiento de la pena capital decepcionó a muchos. Grupos cívicos y religiosos protestaron enérgicamente tras la ejecución de 26 prisioneros a comienzos de 1998, inmediatamente después de la asunción del ex disidente Kim Dae Jung.

Sin embargo, algunos observadores señalan que el hecho de que exista un debate abierto sobre cuestiones como la de los presos políticos es en sí mismo una señal de cambio.

"La situación de los derechos humanos en Corea del Sur mejoró mucho desde que Kim Dae Jung asumió la presidencia", manifestó un funcionario de Amnistía Internacional en Daegu.

"Por ejemplo, los acusados de espionaje en los años 70 y 80 debían pasar al menos 20 años tras las rejas. Hoy sólo pasan uno o dos años", señaló.

También hay pequeñas victorias para los activistas. Por ejemplo, pudieron realizar una conmemoración el día 7 de la ejecución de cinco profesores y estudiantes sólo un día después de ser sentenciados a muerte por espionaje, en 1974.

Los activistas intentaban realizar la conmemoración desde hacía tres años, pero sólo obtuvieron permiso bajo el gobierno de Kim.

"Muchas cosas que quedan por hacer no están en manos del presidente Kim, por ejemplo la derogación de la Ley de Seguridad Nacional", observó el funcionario de Amnistía.

Sin embargo, la situación de los derechos humanos bajo el gobierno de Kim Dae Jung se transformó en un arma para sus críticos.

"El presidente Kim Dae Jung es un dictador. Los derechos todavía son reprimidos, y muchas personas son torturadas y perseguidas", afirmó el ex presidente Kim Young Sam, antiguo rival del actual mandatario.

Ambos fueron líderes rivales dentro de la oposición y fueron perseguidos por los gobiernos militares en las décadas de 1970 y 1980.

Aunque muchos afirmaron que las declaraciones de Kim Young Sam tienen motivaciones políticas, 25 por ciento de las surcoreanos comparten la opinión del ex presidente, según una encuesta publicada en el periódico Chosun Ilbo. (FIN/IPS/tra-en/amy/js/mlm/hd/99

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