El Banco Central de Chile bajó las tasas de interés a los niveles previos a la crisis y al mismo tiempo redujo las perspectivas de crecimiento del producto para este año, sugiriendo así que la prometida reactivación será lenta y compleja.
El instituto emisor resolvió este martes una disminución de medio punto en su tasa referencial de interés, de siete a 6,5 por ciento, al tiempo que situó entre dos y tres por ciento su estimación de crecimiento del producto interno bruto (PIB).
Las medidas causaron alguna sorpresa, pues aunque se esperaba un nuevo reajuste de tasas no estaba prevista una baja de medio punto, que restituyó el costo de los créditos al rango del 8 de enero de 1998, cuando se inició la escalada de los intereses.
El Banco Central, con el respaldo del gobierno del presidente Eduardo Frei, puso entonces en marcha un drástico ajuste para contrarrestar el impacto de la crisis internacional, que llevó las tasas de interés a un máximo de 14 por ciento en septiembre.
La última disminución tuvo lugar el 9 de marzo, de 7,25 a siete por ciento, y se suponía que el Banco Central mantendría una actitud cautelosa ante las persistentes demandas de bajas de los intereses con un descuento de sólo un cuarto de punto.
A mediados de marzo hubo alzas puntuales del precio del dólar y el presidente del instituto emisor, Carlos Massad, advirtió que las futuras bajas en las tasas dependerían del comportamiento del mercado cambiario.
El precio del dólar llegó a superar los 500 pesos en el mercado libre, pero fuertes inversiones bursátiles desde el exterior a fines de marzo estabilizaron su cotización, que retrocedió en 10 pesos durante la semana anterior.
Con este antecedente, se posibilitó la rebaja, para algunos audaz, de medio punto, calificada como una señal de reactivación de la economía, luego de que el PIB acumulara sucesivas caídas desde noviembre a enero, según las estadísticas disponibles.
Las proyecciones indican que el primer trimestre cerrará igualmente con caídas en el producto y que la situación tenderá a estabilizarse hasta junio, para iniciar en el segundo semestre del año un proceso de reactivación.
Esta expectativa fue afianzada con la última baja en las tasas de interés por el Banco Central, que al mismo tiempo corrigió su proyección de crecimiento del PIB en 1999, originalmente de tres por ciento, a rangos entre dos y tres por ciento.
La nueva proyección fue considerada realista por dirigentes empresariales, ya que obligará al gobierno a cumplir rigurosamente la meta de crecimiento del gasto fiscal de 2,8 por ciento para este año.
Chile mantuvo durante esta década una tasa promedio de crecimiento del PIB de siete por ciento anual, hasta que en 1998 el impacto de la crisis internacional redujo la expansión del producto a sólo 3,4 por ciento.
El gobierno y el Banco Central habían estimado previamente un crecimiento de la economía de cuatro por ciento en el último año, pero las cuentas nacionales consolidadas demostraron en marzo que el efecto de la crisis fue mayor a lo previsto.
Los aires recesivos se manifiestan sobre todo en la tasa de desocupación, que de acuerdo a las estadísticas oficiales se sitúa este año en 7,5 por ciento, superior al índice de 7,2 por ciento con que se cerró 1998.
Las autoridades sostienen que se logró estabilizar el desempleo, pero organismos académicos afirman que la desocupación real supera la tasa de 10 por ciento, en tanto crecen los trabajos esporádicos y aumenta la informalidad en el empleo.
A la luz de este panorama, la rebaja de tasas de interés concitó un beneplácito generalizado, tanto en los gremios empresariales como en los analistas económicos y en los círculos políticos, sobre todo del oficialismo.
Un deterioro muy intenso de la economía podría perjudicar las posiilidades de la gobernante Concertación por la Democracia, coalición de centroizquierda, en las elecciones presidenciales de diciembre de este año.
La crisis económica aparece en el primer lugar de las preocupaciones de la población en las encuestas de opinión pública, que consignan un alto grado de temor por las posibilidades de cierre de fuentes de trabajo.
El candidato oficialista para las presidenciales será elegido en comicios primarios que se llevarán a cabo el 30 de mayo, entre el socialista Ricardo Lagos y Andrés Zaldívar, abanderado de la Democracia Cristiana, partido de Frei.
Las tendencias dan como favorito a Lagos, quien tendría en diciembre como principal adversario, de acuerdo a las tendencias actuales, al derechista Joaquín Lavín, quien busca poner el tema económico como uno de los ejes de su campaña. (FIN/IPS/ggr/dg/if/99