El fuerte incremento del desempleo en Chile configura un crítico escenario para la conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores, en medio de sombrías perspectivas sobre el impacto económico y social de la crisis eléctrica.
La lucha por empleos dignos y contra los despidos es para este 1 de mayo la principal consigna de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la mayor organización sindical del país, cuya influencia se ha debilitado progresivamente en esta década.
El ministro del Trabajo, Sergio Molina, hizo también un llamado a los empresarios a frenar las reducciones de personal, luego del último informe sobre la situación laboral que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) difundió este martes.
La desocupación, de acuerdo con ese reporte, llegó en marzo a 8,2 por ciento de la fuerza de trabajo, con un incremento de 0,7 por ciento en relación a febrero y de 2,9 por ciento respecto de marzo de 1998.
Este es el mayor índice de desempleo desde la crisis recesiva de comienzos de la década del 80 y significa que actualmente hay 472.830 chilenos miembros de la fuerza laboral desocupados.
El incremento del desempleo, si bien no sorprendió al gobierno y los empresarios, contrastó con los optimistas anuncios de reactivación económica que hizo el Banco Central a comienzos de abril al rebajar la tasa de interés a siete por ciento.
Los jóvenes siguen siendo las mayores víctimas de la contracción del mercado laboral, según el informe del INE, con tasas de desocupación de 20,4 por ciento en el segmento de 15 a 19 años y de 16,9 por ciento en el grupo de 20 a 24 años de edad.
En términos regionales, los mayores índices de desempleo están en las grandes concentraciones urbanas, con 12 por ciento en Valparaíso, principal puerto chileno, y de 9,1 por ciento en la zona minero-industrial de Concepción, 500 kilómetros al sur de la capital.
La región Metropolitana (Santiago) se sitúa en tercer lugar en cuanto a desempleo, con nueve por ciento, en tanto por sectores la industria manufacturera y la construcción exhiben los mayores porcentajes de pérdidas de puestos de trabajo.
El aumento de la desocupación es uno de los costos que se pagan por la drástica política de ajuste que el Banco Central y el gobierno aplicaron en 1998 para contrarrestar el impacto de la crisis internacional y defender las metas de inflación y gasto.
Como consecuencia de esta política, que operó a través de altos intereses, se deprimió la actividad productiva, con caídas consecutivas en el producto interno bruto (PIB) desde noviembre de 1998 hasta febrero.
Las estimaciones para marzo, a partir de nuevas bajas en la industria, indican que el PIB volvió a caer en ese mes, en rangos entre uno y 2,5 por ciento, y expertos consultados por el diario El Mercurio prevén que el retroceso seguirá en abril.
Las autoridades económicas y los gremios empresariales apuestan a una tendencia sostenida de reactivación desde el segundo semestre y advierten que el impacto negativo en el empleo continuará en los próximos meses.
Sin embargo, la crisis eléctrica, que adquirió plena magnitud este mes con un drástico racionamiento, irrumpe ahora como otro factor de incertidumbre con respecto a la superación de la virtual depresión que vive el país desde fines de 1998.
Los cortes de suministro eléctrico, que comenzaron según un plan de racionamiento con dos horas para ampliarse esta semana a tres, podrían extenderse en las próximas semanas a seis horas, advirtió el ministro de Energía, Oscar Landerretche.
El racionamiento eléctrico está perjudicando sobre todo a los pequeños y medianos empresarios, tanto de la producción como del comercio, que no tienen equipos propios de energía y son a la vez los que ofrecen más puestos de trabajo.
Cálculos empresariales difundidos hace dos semanas, cuando los cortes eran de sólo dos horas, indicaban que las pérdidas por la crisis eléctrica ascendían diariamente a unos 10 millones de dólares. (FIN/IPS/ggr/mj/if lb/99