La matanza de cachorros blancos de foca en la zona de hielos flotantes de la provincia canadiense de Terranova continúa en aumento, a pesar de protestas de los defensores de los animales.
Los cazadores reciben subvenciones del gobierno para proseguir esta faena en la provincia más pobre de Canada, en cuya capital, St. John's, el desempleo alcanza a 15 por ciento, mientras supera 30 por ciento en áreas rurales.
Observadores extranjeros, periodistas y grupos que se baten en defensa de los animales denunciaron haber sido amenazados no sólo por cazadores sino también por agentes del gobierno.
"Desde que llegué, he visto atropellos y obstrucción contra aquellos que tratan de controlar la cacería", declaró el parlamentario laborista británico Ian Cawsey, titular del grupo para el bienestar de todos los animales de la Cámara de los Comunes de su país.
En marzo, tres periodistas alemanes denunciaron haber sido agredidos por cazadores de lobos marinos cuando su helicóptero aterrizó en los hielos flotantes del golfo de San Lorenzo.
Nick Jenkins, un representante del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW), dijo que en esa ocasión uno de los cazadores aplicó sangre de una foca muerta en el rostro de un periodista.
Un periodista holandés que visitó otra área de caza costa afuera de Terranova resultó a su vez atacado por cazadores, que destruyeron su camara fotográfica y lo amenazaron con el bastón de punta de acero aguzada empleado para matar cachorros de foca.
No se formularon cargos contra los cazadores en ninguna de las agresiones, pero el IFAW podría ser querellado judicialmente por violar una ley canadiense que prohibe acercarse a menos de 25 metros de la zona de caza de focas.
Jenkins negó que su grupo hubiera violado la ley.
La amenaza de acciones legales contra observadores corroboró las críticas de los ambientalistas en el sentido que el gobierno federal trabaja con los cazadores de focas y procura evitar que los periodistas informen o filmen que los animales son muertos a bastonazos.
Hace 10 años, la justicia autorizó a los observadores a presenciar la cacería, pero los activistas sostienen ahora que son víctimas de intimidaciones por parte de agentes gubernamentales de pesca y de la Guardia Costera.
Los funcionarios del gobierno casi no se molestaron en desvirtuar las denuncias y, por el contrario, se hicieron eco de las afirmaciones de los cazadores, según los cuales los activistas se inmiscuyen en la matanza simplemente para lograr publicidad y recolectar dinero.
"Esta gente no entiende que las focas son un recurso del que nosotros dependemos", declaró John Fraser, consejero de prensa del ministro federal de la Pesca, David Anderson.
"Quitarle la vida a un animal no es agradable. No es grato verlo sobre la capa de hielo de Terranova y tampoco en los mataderos de Inglaterra", dijo.
"Pero esta es una población robusta. No se trata de una elección, esta cacería se debe a que hay mercados. La foca es un producto que se demanda", añadió.
Tras una década en que la caza de focas fue un fracaso económico, la demanda se ha ido recuperando.
La Comunidad Europea prohibió en 1983 la importación de pieles de foca desde Canadá, país que a su vez suspendió esa actividad entre 1987 y 1993.
Los partidarios de la caza dicen que los cachorros de foca deben ser eliminados para preservar a las merluzas, que estuvieron al borde de la extinción en los años 80.
Desde 1992, la pesca nórdica de la merluza fue prohibida para permitir la recuperación de los cardúmenes, si bien los estudios dicen que continúan declinando.
Los cazadores produjeron un video para demostrar que las focas devastan el ecosistema costero de Terranova. Se valieron de un medio, las filmaciones, que tradicionalmente fue utilizado contra ellos por los militantes ambientalistas.
En los primeros días de la caza de primavera boreal, comenzada el 21 de marzo, el ministro de Pesca de Terranova, John Efford, dio a conocer un video que mostraba miles de merluzas muertas y despanzurradas que, supuestamente, las focas habían descartado.
Según Efford, las focas trabajan en equipo para acorralar a las merluzas dentro de una pequeña bahía o ensenada y luego darse un festín con ellas.
Señaló que las existencias de ese pez son ahora menores que en 1992, cuando su pesca comercial fue suspendida porque las focas se estaban reproduciendo a gran ritmo.
Sin embargo, en 1997 un taller de trabajo realizado por científicos en Terranova llegó a la conclusión de que las focas influyen muy poco en la merma de merluzas.
Efford dijo que quería aumentar el número de focas eliminadas de 275.000 a 575.000. (FIN/IPS/tra-en/mb/mk/ego-dg/en/99)