El presidente de México, Ernesto Zedillo, se reunió hoy con su par Fernando Henrique Cardoso y concluyó su visita de dos días a Brasil, en un nuevo intento por impulsar el acercamiento entre los dos mayores países de América Latina, antípodas pero con puntos en común.
Los 200 empresarios de ambos países con los que se reunieron los dos mandatarios este miércoles en Sao Paulo presionaron a los gobiernos para que reanuden pronto las negociaciones por un acuerdo de preferencias comerciales, interrumpidas desde inicios del año pasado.
Las empresas brasileñas desean multiplicar sus negocios con México y participar en las negociaciones, dijo Horacio Piva, presidente de la Federación de las Industrias de Sao Paulo (FIESP) y anfitrión del encuentro.
La misma urgencia manifestó Enrique Madero Pracho, presidente del Consejo Empresarial Mexicano para Asuntos Internacionales.
Pero Zedillo anunció que el diálogo a nivel ministerial para restablecer las preferencias sólo empezará en julio y que debe ser encarado como un paso más en la integración de toda América Latina. La política de apertura comercial es indispensable para el desarrollo, afirmó.
Por su parte, Cardoso destacó que los dos países son los más industrializados de la región y que, por eso, presentan amplias posibilidades de complementación económica.
Los puntos en común no ocultan, sin embargo, la gran diferencia en el comercio externo de ambos países.
Mientras México, con un producto interno bruto de 400.000 millones de dólares, exporta 120.000 millones de dólares al año, Brasil, con el doble de producto, tiene sus ventas externas limitadas a 50.000 millones de dólares, reconoció Cardoso.
El intercambio bilateral se estancó en cerca de 2.000 millones de dólares en los últimos años, según el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio de Brasil.
La suma equivale al comercio brasileño de 1990 con Argentina, que desde entonces se elevó a 15.000 millones el año pasado, como consecuencia del libre comercio en el Mercado Común del Sur (Mercosur), proceso iniciado en 1991.
Brasil dejó de prorrogar en diciembre de 1997 el acuerdo de preferencias comerciales firmado con México en el ámbito de la Asociación Latinoamericana de Integración, tras el fracaso de negociaciones del Mercosur con el país norteamericano.
El propósito era presionar los mexicanos a una mayor abertura hacia el bloque. Pero su actitud no fue acompañada por los demás socios y Argentina negoció un nuevo acuerdo, con preferencias y plazo más amplios, hasta el fin del 2001, cuando ya deberá tener plena vigencia el arancel externo común del Mercosur.
Brasil se quejaba también de que el viejo acuerdo le era desventajoso. Acumuló déficit comercial con México durante varios años, situación que se invirtió el año pasado, con su expiración sin renovación.
Para eso contribuyó también el estancamiento de la economía brasileña a causa de la crisis financiera.
La historia reciente alejó los dos países, pese a los problemas comunes, las turbulencias financieras mundiales que obligaron a México en 1994 y a Brasil en este año a devaluar sus monedas y sufrir una fuerte recesión económica.
México se asoció a Estados Unidos y Canadá, en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, mientras Brasil encabeza el Mercosur y la resistencia a una integración continental hegemonizada por el norte.
Uno mira al sur y otro al norte, resumió Luiz Furlan, director de la FIESP.
La estrategia brasileña supone un comercio diversificado con todo el mundo, al contrario de la relación mexicana, umbilical con Estados Unidos, suelen señalar los diplomáticos de este país.
El comercio exterior tiene un papel muy distinto para ambos países. La apertura mexicana se refleja en las cifras de su importaciones y exportaciones, que suman más de 50 por ciento del producto interno bruto, mientras las de Brasil no alcanzan 15 por ciento.
Estas condiciones y la distancia geográfica, pero principalmente la vecindad de México a Estados Unidos, dificultan un acercamiento entre los dos posibles líderes latinoamericanos, que pueden unir o dividir la región.
Pese a eso, Zedillo y Cardoso firmaron en Brasilia el martes declaraciones a favor de un nuevo acuerdo de preferencias comerciales bilaterales y de la creación del Area de Libre Comercio de las Américas.
Además, decidieron constituir la Comisión Brasil-México para el Siglo XXI, para alentar el acercamiento a mediano y largo plazo.
Se prevé que la Comisión, constituida por diplomáticos e intelectuales, invite a investigadores para formular propuestas para el fortalecimiento de los vínculos bilaterales y al desarrollo de ambos países.
Una de las vías de acercamiento son las inversiones productivas. Zedillo participó en Americana, cerca de Sao Paulo, en la inauguración de una planta de Jugos del Valle, una empresa mexicana cuyas exportaciones a Brasil se quintuplicaron en los tres últimos años, llevándola a optar por la producción local.
Otro grupo mexicano, el Posadas, anunció abultadas inversiones en el Cono Sur americano para la construcción de 60 hoteles en los diez próximos años, 51 en Brasil. Los hoteles Fiesta en México y Caesar Park en Argentina y Brasil están bajo su administración. (FIN/IPS/mo/mj/ip if/99