El gobierno de Bolivia aplica desde esta semana medidas paraarancelarias contra el ingreso de mercaderías brasileñas, que ganan competitividad desde la depreciación del real en enero.
La medida, adoptada a través de un decreto de la presidencia, condiciona la importación de productos agropecuarios y agroindustriales a la presentación de certificados zoo y fitosanitarios emitidos por autoridades bolivianas.
Para obtener esas autorizaciones, los importadores deben obtener también certificaciones sanitarias otorgadas por las autoridades competentes del país de origen y aprobadas por el consulado boliviano de ese país, explicó el gobierno de Hugo Banzer.
Esa disposición es una respuesta a las demandas de la poderosa Cámara de Agropecuarios del Oriente, conformada por empresarios del próspero departamento de Santa Cruz, que amenazó al gobierno con aplicar medidas de presión si no salía en su defensa ante los efectos de la crisis brasileña.
Por ser fronteriza con Brasil, Santa Cruz es la región boliviana más expuesta al ingreso de productos brasileños, que con la depreciación de la moneda brasileña, el real, aumentó desde principios de este año.
El viceministro de Agricultura Walter Núñez dijo que las medidas sanitarias servirán también para evitar el ingreso al país de alimentos nocivos para la salud humana, o productos que contengan plagas y enfermedades que afectan a plantas y ganado.
El sector más golpeado en Bolivia por la crisis internacional es la agricultura. La caída de los precios de las materias primas en los mercados internacionales precipitó 8,8 por ciento las exportaciones no tradicionales en el primer trimestre de este año.
El azúcar, la soja y el algodón son algunos de los productos que ante la caída de los precios se quedaron sin oportunidades de exportación en los últimos meses.
En La Paz, segunda región productiva del país después de Santa Cruz, los empresarios le recordaron al gobierno de Banzer que también debe considerar la necesidad de poner barreras a la importación de productos industriales procedentes de Chile, Perú y el sudeste asiático.
Hernán Sánchez, presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz, dijo el fin de semana que productos como textiles, calzados y diferentes repuestos requieren controles de calidad antes de ser importados para cuidar también la producción nacional en estos rubros.
La industria textil boliviana también recibió los golpes de la crisis brasileña. Desde finales del año pasado, la exportación de camisas de algodón bolivianas cayó a niveles insostenibles, pero con la depreciación del real ese mercado quedó virtualmente cerrado.
Los empresarios textiles estiman que unas 300 microempresas de confección de camisas de algodón cerraron sus operaciones mientras las medianas y grandes empresas redujeron drásticamente su producción y también su personal.
Igualmente, las ventas de calzados bolivianas se redujeron por el masivo ingreso de mercaderías brasileñas a precios que hacen imposible la competencia.
Los comercios bolivianos de calzado se vieron obligadas a ofrecer baratas con hasta 30 por ciento de descuento para sostener las operaciones de sus fábricas.
El dirigente sindical Oscar Olivera, del sector de calzados, advirtió que unos 10.000 trabajadores de este rubro están en riesgo de quedarse sin trabajo ante el ingreso de mercaderías brasileñas.
La minería fue uno de los primeros sectores que comenzó a sufrir por la crisis. Las exportaciones bolivianas de zinc cayeron 23,95 por ciento entre enero y marzo de este año y las de oro se redujeron 30,88 por ciento en ese mismo período.
En general, las exportaciones bolivianas de textiles, minerales y de productos agrícolas y forestales cayeron 16 por ciento en el primer trimestre de 1999. (FIN/IPS/ac/mj/if/99
