Un artefacto explosivo estalló en un banco de la capital de Argentina en repudio a los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sobre Yugoslavia, en uno de los tantos ecos de esa guerra en este país.
En forma paralela al atentado ocurrido el viernes, que no arrojó víctimas, la Red Solidaria Argentina, la comunidad judía Bet El y una parroquia de un barrio pobre del área suburbana de Buenos Aires se sumaron a la Plataforma por Kosovo -creada en Barcelona- y están enviando comida, abrigo, fármacos y dinero.
"Nunca habíamos visto el horror en primer plano llegando a nuestros hogares como en este conflicto", dijo a IPS Juan Carr, coordinador de la Red, y sostuvo que a la globalización económica y de las comunicaciones, es necesario añadirle una "globalización solidaria" para unir a la gente.
Entre las organizaciones que intervienen en la campaña está la parroquia de La Cava, nombre de un barrio marginal del área suburbana de Buenos Aires, que en los últimos meses es centro de una polémica por la gran cantidad de delitos perpetrados presuntamente por sus moradores.
"Nos interesa tanto una vida a la vuelta de la esquina como en el otro extremo del planeta", señaló Carr, y remarcó que la Red Solidaria Argentina intenta crear "un puente solidario de 14.000 kilómetros" con gente de distintas nacionalidades y religiones, además de pobres y ricos.
La Red abrió una cuenta en el Citibank para que los argentinos que quieran colaborar depositen un peso (igual a un dólar) en la cuenta "Refugiados de Kosovo", y Carr aseguró que ese dinero será girado a Barcelona, donde la Plataforma por Kosovo adquiere comida para las víctimas de la guerra.
Hasta ahora la Plataforma -formada por unas 90 organizaciones comunitarias españolas- envió 700 toneladas de alimentos, medicamentos y ropa para asistir a unos 30.000 refugiados durante 10 días. La Red Solidaria Argentina tiene experiencia en este tipo de tarea, tras su actividad durante las innundaciones.
La organización de la ayuda solidaria contrastó en la madrugada de este viernes con la explosión de un artefacto de factura casera en la puerta de ingreso de un local del BankBoston, en el centro de la capital de Argentina.
Un desconocido Comando Antiimperialista se autodjudicó reivindicó el atentado, que sólo causó daños en la vidriera y en edificios cercanos. "Fuera OTAN asesina del pueblo yugoslavo", rezaba un panfleto que voló junto a la pólvora.
Paradójicamente, el BankBoston había sido elegido por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (Acnur) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para que se encargara de recibir aportes para los refugiados albaneses que están debiendo abandonar Kosovo.
La campaña de Acnur y Unicef comenzó este jueves y se propone recaudar fondos para los 650.000 refugiados albaneses afectados por la guerra, de los cuáles 80 por ciento son mujeres y niños, de acuerdo a los datos de esas agencias de las Naciones Unidas.
El dinero que se deposite en el BankBoston será girado a la sede de Acnur en Ginebra para la adquisición de medicamentos, vacunas, mantas y agua potable, y también para la construcción de letrinas en los campamentos.
Al mismo tiempo que se organizan campañas de ayuda, los organismos humanitarios de Argentina, que surgieron hace ya más de 20 años bajo la sombra de la última dictadura militar, también manifestaron su solidaridad con diverso grado de compromiso.
Una delegación de las Madres de Plaza de Mayo encabezada por su presidenta, Hebe de Bonafini, viajó este viernes a Belgrado para pedir que cesen las persecuciones étnicas y los bombardeos en Yugoslavia. "Hay que poner el cuerpo para parar la guerra", sentenció.
Por su parte, la organización Médicos del Mundo envió este jueves una misión argentina para dar asistencia humanitaria a los refugiados, e hizo un llamado a que "terminen los ataques dirigidos a la población civil".
Por último, el presidente Carlos Menem no descartó que se vayan a enviar tropas a Yugoslavia, pero aclaró que sólo sería para que se sumen a las fuerzas de paz de las Naciones Unidas y no para integrar un frente de batalla. (FIN/IPS/mv/ag/hd/99