Más de 160 millones de "intocables" son víctimas de la violencia en India, sobre todo en las zonas rurales y a pesar de las garantías constitucionales, denunció la organización de derechos humanos Human Rights Watch.
"Gente destrozada, la violencia de las castas contra los intocables de India", es el título de un informe de 291 páginas divulgado el miércoles por la organización con sede en Nueva York.
El documento denuncia que milicias privadas, conocidas como "senas", y la policía, cometen abusos contra las comunidades de intocables que intentan defender sus derechos.
"La condición de 'intocable' no es un artefacto cultural antiguo, sino una violación mayúscula de los derechos humanos. Las herramientas para el cambio existen, lo que falta es la voluntad política para aplicarlas", sostuvo Smita Narula, autor del documento.
"Gente destrozada" es la traducción literal de "dalit", el modo en que se llama a los intocables. Se trata de la casta inferior de la India, una condición social hereditaria.
La condición de "intocable" fue abolida formalmente por la Constitución de 1950, y el actual presidente de ese país es, él mismo, un dalit. Pero la mayoría de los miembros de dicha casta "viven precariamente, y buena parte de la sociedad les rehúye debido a su rango", indica el informe.
"Los dalits son discriminados, se les niega el derecho a poseer tierras y se los obliga a trabajar en condiciones inhumanas, además de ser víctimas cotidianas del abuso de la policía y de las castas superiores que tienen protección estatal", explica el texto.
Cientos de dalits fueron muertos en los últimos años. Los senas realizaron masacres de comunidades enteras de intocables, sobre todo en Bihar y en Tamil Nadu.
La policía, que muchas veces proviene de las castas superiores atemorizadas por el activismo de los dalits, colaboró con los senas, o se mantuvo al margen para luego hacer su propia redada y golpear a las víctimas, violar a las mujeres y destrozar las viviendas.
Una de las principales milicias de Bihar, el Ranvir Sena, perpetró masacres en más de 400 poblados de dalits en los últimos cuatro años. En enero y febrero mataron a 34 intocables.
La consecuencia de dichos ataques fue que 33 pobladores de casta superior fueron decapitados el mes pasado por miembros de una guerrilla de orientación maoísta que recluta a los dalits, lo cual está causando una escalada de violencia.
El informe de Human Rights Watch llamó al gobierno de India a desmantelar "de inmediato y sin concesiones" al Ranvir Sena, además de perseguir y castigar a los responsables de los abusos. También condena la violencia que ejercen las guerrillas, y las caracteriza como violaciones de la ley humanitaria internacional.
Los senas, entre cuyos miembros hay varios políticos, operan con absoluta impunidad, al igual que la policía. Los líderes de los senas y los oficiales de policía jamás fueron perseguidos por cometer tales abusos, según el documento y las comisiones indias.
El estudio fue publicado el día del cumpleaños del doctor B.R. Ambedkar, un líder dalit que participó en la redacción de la constitución. Muerto en 1956, permaneció como un poderoso símbolo de la lucha de los dalits por la igualdad.
La estatua de Ambedkar fue dañada por vándalos de un barrio de Bombay, a raíz de lo cual los líderes de la comunidad realizaron una protesta pública. La policía disparó contra los manifestantes sin aviso previo, y murieron 10 personas.
"Los intocables no pueden traspasar el límite que separa su sector del de las castas superiores. No pueden usar las mismas fuentes, visitar los mismos templos, beber de las mismas tazas en los salones de té, ni recuperar las tierras que legalmente les pertenecen", explica el documento.
"Los niños dalits suelen verse obligados a sentarse al fondo del salón de clase, y la comunidad entera de dalits debe realizar rituales degradantes por la casta a la que pertenecen", agrega.
Las jóvenes dalits suelen ser obligadas a dedicarse a la prostitución, antes incluso de llegar a la pubertad, para satisfacer a los hombres de las castas superiores y a los sacerdotes del pueblo.
Los terratenientes y la policía cometen abuso sexual y otras formas de violencia contra las mujeres como forma de intimidar a las comunidades dalits, explica el documento.
La mayoría de los dalits viven en condiciones de extrema pobreza y se encuentran entre los 40 millones de indios, de los cuales 15 millones son niños, que se calcula trabajan bajo un régimen esclavista, continúa el texto.
La Ley de Prevención de Atrocidades de 1998 constituyó un gran paso para los dalits en cuanto al reconocimiento de sus derechos, pero su efecto fue debilitado por la corrupción de la policía y los prejuicios de las castas, precisa el informe de Human Rights Watch.
La ley de 1998 prohíbe esclavizar a los dalits, negarles el acceso a las plazas públicas, contaminar su agua potable, obligarlos a comer "sustancias repugnantes", y "hacerlos desfilar desnudos o con el rostro o el cuerpo pintados".
Dicha ley también prevé la creación de tribunales especiales para castigar los crímenes perpetrados contra dalits.
Unos 40.000 casos fueron denunciados a la policía entre 1994 y 1996, a pesar de la histórica reticencia o incapacidad de los dalits para denunciar los crímenes que se cometen en su contra. Human Rights Watch concluyó que la cantidad de abusos que se comete en la actualidad debe ser mucho mayor.
Muchos dalits, sobre todo en las zonas rurales, recibieron amenazas y golpes para obligarlos a votar a determinados candidatos. Los propios candidatos dalits fueron víctimas de ataques e intimidaciones.
Seis dalits fueron asesinados en junio de 1997 por un grupo de candidatos de casta superior que perdieron las elecciones en Tamil Nadu. El dalit que ganó la presidencia al Concejo de la localidad fue decapitado y desmembrado. Ninguno de los agresores fue perseguido hasta febrero de 1999.
El informe subraya que muchos abusos fueron cometidos por problemas de casta. La mayoría de los incidentes que relata el estudio suceden entre castas de jerarquía apenas diferenciada, "entre los pobres y los no tanto, los trabajadores sin tierra y los pequeños terratenientes".
"Las diferencias se basan en la considerable influencia que pueden ejercer los hindúes de casta superior, no dalits, sobre la policía local, las administraciones de distrito e incluso, el gobierno estatal", según el estudio.
El documento recomienda que los donantes y las agencias internacionales presionen a India para que aplique las leyes de protección de los dalits, y que se permita la participación de los intocables en el diseño y aplicación de los proyectos que podrían afectar a sus comunidades. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/ceb/aq/hd/99