El ministro de Salud de Chile, Alex Figueroa, aseguró que no habrá un colapso hospitalario en Santiago cuando en los próximos meses aumenten las afecciones respiratorias vinculadas a la contaminación ambiental.
El diputado Guido Girardi, del oficialista Partido Por la Democracia (PPD), afirmó que los puestos de urgencia y hospitales públicos no podrán atender este invierno el previsto aumento de la demanda en las emergencias ambientales.
La polémica se desató el lunes pasado, cinco días después de que la Cámara de Diputados señalara en un informe el fracaso del plan de descontaminación de esta capital de cinco millones de habitantes, aplicado desde hace un año por las autoridades.
Santiago está considerada entre las tres urbes de mayor contaminación ambiental de América Latina, junto a México y Sao Paulo, y el problema adquiere caracteres dramáticos cada año en la temporada otoño-invierno, de mayo a agosto.
La escasez de lluvias, que se arrastra desde 1998, tiende a anticipar este año los episodios de emergencia ambiental, cuya expresión más crítica es el aumento de las enfermedades respiratorias entre ancianos y lactantes.
El ministro Figueroa afirmó el lunes que ningún menor ni anciano de Santiago quedará sin atención en los hospitales públicos o privados por cuadros de bronquitis obstructivas u otras afecciones respiratorias.
Figueroa formuló declaraciones en un hospital pediátrico de la capital, luego de inaugurar un programa de prevención de las enfermedades vinculadas a crisis ambientales que las autoridades aplicarán en toda la capital.
Santiago tuvo el domingo su primer episodio de preemergencia por contaminación en un día domingo, a consecuencia de condiciones climáticas que se superaron durante la jornada, según el Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente (Sesma).
Los estados de preemergencia determinan un aumento de 20 a 40 por ciento de los automotores sin convertidor catalítico con prohibición de circular, así como la paralización de unas 100 fuentes fijas de emisión de contaminantes.
Girardi sostuvo que hay fallas en los sistemas de medición de la calidad del aire, que sirven de base para la declaración por parte del Sesma de los estados de emergencia y preemergencia, lo cual provoca un retraso en las medidas preventivas.
El parlamentario señaló que el último estado de preemergencia debió se declarado el viernes, para su aplicación desde el sábado, y que al adoptarse la medida precautoria con retraso se agravará el impacto sobre la población.
Girardi, que es médico, señaló que "en las próximas semanas unos 40.000 niños podrían ser afectados por bronconeumonías", una de las afecciones más comunes en los lactantes como consecuencia de la contaminación ambiental.
En los días invernales de alta contaminación se multiplican en los hospitales de Santiago las escenas de madres con sus pequeños hijos en brazos en largas filas, a la espera de atención médica o de acceso a los equipos de inhalación.
Las situaciones críticas afectan sobre todo a las familias de menores ingresos, que en el sistema de salud mixto (estatal y privado) chileno no cuentan con dinero para hacerse atender en clínicas particulares.
Las otras víctimas de la contaminación son los ancianos, cuyas defensas decaen en el invierno por los cuadros gripales, que las autoridades intentan contrarrestar con campañas masivas de vacunación.
En el trasfondo de las emergencias ambientales y sanitarias está el debate sobre la efectividad de los planes de descontaminación de Santiago, que se vienen planteando desde comienzos de esta década.
El último fue puesto en marcha hace un año por el presidente Eduardo Frei y contempla una serie de medidas cuyo cumplimiento total tendrá lugar sólo en el 2011, pero que establece igualmente metas anuales y de mediano plazo.
La Comisión de Recursos Naturales, Bienes Nacionales y Medio Ambiente de la Cámara de Diputados adelantó el día 14 un informe evaluatorio, según el cual en este primer año se cumplió sólo 50 por ciento de las metas del plan para el período.
El informe de los diputados es altamente crítico hacia la "falta de voluntad política" de los organismos estatales involucrados en los programas de descontaminación, que no han entregado los recursos previstos.
Del mismo modo, se advierte que existe una dispersión en la toma de decisiones que torna inoperantes muchas de las estrategias previstas en el plan de descontaminación. (FIN/IPS/ggr/mj/en he/99
