El índice de suicidios en la policía civil de Sao Paulo llegó a un alarmante promedio de casi una muerte por semana, el más alto de los últimos años en el estado más rico y violento de Brasil.
Un informe del ombudsman (defensor del pueblo) de la secretaría estadual de Seguridad Pública, Benedito Mariano, señala también un impresionante crecimiento de 178 por ciento en el número de casos en que policías de SFo Paulo mataron civiles en incidentes relacionados con la delincuencia.
El aumento tanto del número de suicidios entre agentes de la policía como de las víctimas fatales de la acción policiaca refuerzan la idea de que las instituciones responsables de la seguridad pública en SFo Paulo están al borde de una crisis sin precedentes en su historia.
El mismo fenómeno afecta a otros estados brasileños como Rio de Janeiro y Rio Grande do Sul, donde los cuerpos policiales son igualmente acusados de cometer delitos y violar los derechos humanos básicos de la población.
La ley brasileña establece que la policía civil de los estados sólo tiene facultad para investigar delitos y preparar los procesos criminales que serán llevados a los tribunales.
La acción represiva y el patrullaje callejero son responsabilidad exclusiva de la policía militar estadual.
Pero ante la escalada de violencia urbana son pocos los agentes civiles y los policías militares que obedecen los límites fijados por la ley. Como consecuencia de ello, son cada vez más frecuentes los conflitos entre miembros de ambas instituciones y la intolerancia hacia la población.
El alarmante índice de suicidios es causado sobre todo por problemas familiares, en especial los resultantes de bajos sueldos, alcoholismo y conflictos con superiores o colegas de trabajo.
"Hay un preocupante clima de tensión en el interior de organismos de seguridad pública y la cara dramática de ese fenómeno son los suicidios de policías", admite Benedito Mariano.
Las organizaciones sociales que trabajan en temas relacionados con la seguridad pública se muestran aún más preocupadas.
Un reciente informe del Núcleo de Estudios de la Violencia, de la Universidad de SFo Paulo, señala que el descontrol personal de los integrantes de la policía atemoriza tanto a la gente de la calle como a los delincuentes.
La policía de SFo Paulo mató a 148 personas en los meses de enero, febrero y marzo, lo que conforma un promedio de más de una víctima fatal por día.
Si esa intensidad se mantiene, 584 personas perderán la vida en la más poblada ciudad de Brasil antes de fines de diciembre.
Las estadísticas oficiales revelan una pequeña reducción en el número de muertes causadas por policías tanto en SFo Paulo como en Rio de Janeiro, pero simultáneamente se observa un ascenso en la desconfianza popular hacia los organismos de seguridad pública.
En 1995, el instituto de sondeos Vox Populi senFló que 25 por ciento de la población responsabilizaba a la policía por el aumento de la violencia urbana.
Cuatro años más tarde, el índice subió a 34 por ciento, según una encuesta publicada en marzo por el diario Folha de SFo Paulo.
Los atropellos a los derechos humanos son estimulados por el reglamento interno de la policía militar, redactado en 1943, cuando nadie imaginaba que la violencia urbana llegarí al nivel actual.
Los abusos en el trato de sospechosos y testigos son sancionados con penas más leves que las aplicadas a agentes acusados de uso indebido de vehículos o maltrato a perros de la policía. (FIN/IPS/cc/dg/pr/99