/BOLETIN-CIUDADES DEL MERCOSUR/ BRASIL: Reciclaje de basura, contra la contaminación y la pobreza

El reciclaje de basura vive un auge Brasil, en beneficio del ambiente, la economía y principalmente de una población que vive en extrema pobreza y que ganó una fuente de ingresos salvadora.

Cerca de 200.000 personas recogen variados desechos, para lo que soportan condiciones insalubres en las calles y basureros de las grandes ciudades, estima el Compromiso Empresarial para el Reciclaje (CEMPRE), asociación de empresas que reutilizan ese material.

Brasil ya está entre los países que más reaprovechan el aluminio, en especial las latas, cada día más usadas como envase de cerveza y refrescos en sustitución al vidrio. Este material alcanza 61 por ciento del volumen usado, según CEMPRE.

Además del ejército de recolectores callejeros, que tienen pocas alternativas para sobrevivir, empresas interesadas y organizaciones ambientales promovieron campañas, ofreciendo, por ejemplo, computadoras a escuelas cuyos alumnos hubieran recogido cierta cantidad de latas.

Después del aige del aluminio, crece ahora el negocio de reciclaje del PET, el plástico que también sustituye al vidrio y las latas como envase de bebidas y alimentos variados, aceites y productos químicos.

La utilización del PET se expandió a niveles peligrosos en Brasil en los últimos diez años, generando un grave problema ambiental, pues se trata de una resina con un plazo de descomposición previsto de 100 años, una estimación de la cual no hubo aún una constatación en los hechos.

Es un material creado hace poco más de medio siglo. Por eso, también su reciclaje es más reciente y no desarrolló aún en Brasil una red que recolección popular como aquella de la que disponen las latas de aluminio y el papel.

El mercado se organizó para la venta desde la industria a los millones de consumidores, pero no se pensó en el flujo inverso, que haga confluir el material usado desde los hogares a las plantas de reciclaje, observó Vladimir Kudrjawzew, empresario que convierte el PET en fibras de múltiple uso industrial.

La intensidad del movimiento se comprobó el mes pasado en la feria nacional del plástico, celebrada en Sao Paulo. La Krown, una fábrica de equipos de reciclaje, fue sorprendida por la demanda.

"Fueron más de 400 consultas, superando la expectativa más optimista" , según el director de la empresa, José Carlos Froes.

La Asociación Brasileña de Fabricantes de Embalajes de Plástico (Abepet) estimula esa tendencia, difundiendo tecnologías y experiencias interesantes.

Varias empresas producen escobas, algunas de manera artesanal, solo cortando en tiras las botellas. Con ventaja de una duración hasta 15 veces superior. Pero el PET reciclado se convierte en tejidos delicados producidos por pequeñas industrias.

El año pasado, el reciclaje de PET aumentó 33 por ciento respecto de 1997 en las ocho principales empresas reaprovechadoras, según Abepet.

Pese a esa evolución, Brasil aún pierde cerca de 3.000 millones de dólares al año en posibilidades no aprovechadas de reciclaje de su basura, concluyó Sabetai Calderoni, en una tesis de doctorado para la Universidad de Sao Paulo.

El sector privado "no logra organizarse solo" para esa actividad en la escala deseable, según el economista, quien señaló el ahorro de energía, de agua y de contaminación ambiental que los gobiernos podran obtener estimulando y planificando el reaprovechamiento de los desechos.

El gobierno parece haber llegado a la misma conclusión y se apresta a poner en marcha un Plan Brasileño de Reciclaje con incentivos fiscales y crediticios a la industria.

Una medida aparece como evidente. Hasta ahora, el plástico reciclado tiene un gravamen de 12 por ciento por un tributo industrial, mientras la resina original paga solo 10 por ciento, lo que desestimula el uso del material reaprovechado, señaló Alfredo Sete, director ejecutivo de Abepet.

El programa fomentará también la formación de cooperativas de recolectores de basura, la multitud de trabajadores nada calificados que pueden escapar de la desocupación y la miseria absoluta.

En la experiencia más masiva y antigua, la recolección selectiva de la basura ayudó a hacer de Curitiba una de las capitales de estado más limpias y con menos problemas sociales en Brasil.

La ciudad llegó el año pasado a recuperar 16 por ciento de su basura doméstica, acercándose al nivel de 25 por ciento de los alemanes. Eso genera 20.000 empleos directos e indirectos, incluyendo 4.000 recolectores por cuenta propia.

La alcaldía les paga con canastas de alimentos, boletos de transporte y otros beneficios. (FIN/IPS/mo/mj/en dv if/99

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