La novela "La Reina de Paramaribo" (De koningin van Paramaribo), de Clark Accord, recrea la vida de Wilhelmina Angelica Adriana Merian Rijburg, una legendaria prostituta de Suriname, más conocida como Maxi Linder.
La novela de Accord, bien recibida en Holanda y en las islas holandesas del Caribe, presenta a mujeres que ven a los hombres como hijos, juguetes sexuales o proveedores de medios para una vida mejor. Y, a su vez, ellas son clasificadas por los hombres como madres, hermanas o prostitutas.
Un intenso sol tropical se derrama por las calles bordeadas de casas del siglo XIX de fachada de madera tallada, los descampados están repletos de mangos y jazmines de las Antillas, y las mesas de cafés son fuente de murmuraciones y comentarios satíricos.
El centro de Paramaribo, en la ex Guyana Holandesa, situada en la costa noroeste de América del Sur, causa un fuerte impacto visual. En ese escenario se desarrolla la primera novela de Accord, nacido en Suriname, que completó su formación en Holanda, y hoy es un diseñador de modas de fama internacional.
Los personajes de "La Reina de Paramaribo" son ficticios en su mayoría, pero sus actitudes y palabras transportan al lector a la ciudad en que se desarrolla la historia, y es fácil imaginar a esos agentes inmobiliarios con el sudor chorreando por la frente y a esas mujeres vestidas para seducir.
Cada calle tiene su propia historia. "Afuera caía el crepúsculo. Fragmentos de conversación y olores que habían quedado del día entraban por ráfagas, junto con la brisa fresca del anochecer: las voces estridentes de las mujeres llamándose a los gritos por las ventanas, los silbidos de los jóvenes a la chica que pasa frente a ellos suenan como llamados al apareamiento, el ladrido desgarrador de un perro que defiende su territorio como si se le fuera la vida en ello…"
La gran selva húmeda de Suriname alberga pequeñas comunidades de indígenas y mestizos, y en los centros poblados de la costa atlántica viven, junto a indígenas, descendientes de africanos, indios, indonesios, malasios, javaneses, chinos, ingleses, escoceses, holandeses, alemanes, franceses, judíos y libaneses.
Todas esas comunidades llegaron a Suriname y se mezclaron entre sí durante 350 años. Los niños hacen su tarea escolar en holandés, que también es la lengua utilizada en el parlamento. Paramaribo es una ciudad de esplendores y tristezas, con un importante legado colonial y luchas internas de cosecha propia.
Esos extremos se unieron en Maxi Linder, cuya vida de 80 años comenzó con este siglo. Creció en Paramaribo entre los cuidados de su madre y con el apoyo económico de su padre, un buscador de oro.
Procedía de un hogar virtuoso, pero después de ser violada en la adolescencia por un hombre en quien confiaba, se dedicó a la prostitución, para ejercerla durante 50 años.
La historia de Suriname está condensada en multitud de libros, pero nunca se había escrito sobre la vida de Maxi Linder. Accord entrevistó a quienes la conocieron y se basó en el relato de éstos para construir la novela.
El libro está organizado en capítulos que siguen el punto de vista de los entrevistados y los diálogos contienen palabras en sranantongo, la lengua nativa prohibida durante muchos años en tiempos de la colonia.
Maxi Linder era extravagante, fuerte y de boca grande. Circulan historias extravagantes, muchas de ellas ciertas, acerca de sus hazañas. Los hombres se estremecían cuando ella aparecía, y todos temblaban ante el riesgo de ser víctima de alguna de sus famosas diatribas.
Se paseaba por la ciudad, provocadora y elegante, divulgando la fuente de sus ingresos. "¿Ven este cuerpo?", decía, mientras deslizaba sus manos por su contorno. "Este cuerpo vale una fortuna. Lo que gano con él supera todos los sueños", aseguraba.
Muchos niños pudieron ir a la escuela en Suriname y luego en Holanda gracias a la ayuda económica de Maxi Linder.
Una vez que su reputación de Dama de la Noche y benefactora quedó establecida, a veces ofrecía ayuda y otras veces, directamente, se la solicitaban. Hubo quienes rechazaron su dinero, debido a su origen, pero estos no cuentan en la historia de Accord.
"La reina de Paramaribo" es una historia de contradicciones que también reabre heridas históricas, como el estacionamiento de tropas estadounidenses en Suriname durante la segunda guerra mundial para proteger las reservas de bauxita, esenciales para las fuerzas aliadas.
La prostitución era entonces una actividad floreciente, pero los comandantes estadounidenes denunciaron el aumento de las enfermedades de transmisión sexual entre sus soldados. La consecuencia fue que todas las prostitutas de Paramaribo fueron detenidas, incluso Maxi Linder.
Ella perdió de esa manera la casa y la tierra que le había comprado su padre. Los soldados estadounidenses abandonaron finalmente la entonces Guayana Holandesa, pero no se olvidaron de Maxi Linder.
Se cuenta que cuando Suriname hizo la primera importación de luces de neón de Estados Unidos para un teatro, el paquete llegó con una pequeña tarjeta en la que se leía "Saludos a Maxi Linder, la reina de las prostitutas".
Buena parte de los ingresos de ella procedía de los bolsillos de marineros y empresarios de todas las nacionalidades. Y Maxi Linder enviaba dinero a sus protegidos en Holanda a través de marineros de su confianza.
A fines de mes, ella recibía sobres en recompensa por los servicios prestados. Pero muchos de esos hombres estaban muy bien relacionados, y el vínculo con Maxi Linder podía causarles problemas. Murió en la pobreza, y la mayoría de los asistentes a su funeral eran mujeres.
Accord se autodescribió como un "Surinamese-Amsterdammer de los años 90". La publicación de su primera novela en Holanda fue celebrada tanto en Suriname como entre los descendientes de emigrantes que residen en aquel país.
El libro ha sido traducido al alemán y al finlandés, y se anuncia una versión en lengua inglesa. (FIN/IPS/tra- en/mh/ak/ceb/ff/cr/99
