ARGENTINA: Sector agropecuario en el peor momento de la década

Unos 200.000 pequeños, medianos y grandes productores agropecuarios de Argentina paralizarán tres días sus actividades la semana próxima, disconformes con los impuestos que los afligen en el peor momento de la década para el sector, con precios en baja, sobreoferta y mercados estancados.

Los subsidios que aplican la Unión Europea y Estados Unidos a la producción agrícola afectan la transparencia del mercado y se suman a la caída de la demanda en Asia y a la depreciación del real en Brasil para derivar en una caída crítica de los precios internacionales de la producción agropecuaria.

En 1996, el precio promedio de la tonelada de granos llegó a 300 dólares. Pero en 1998, tras la crisis en Asia, cayó a 150 y este año a 120 dólares promedio. Para Argentina, con una cosecha de 60 millones de toneladas este año, son 3.000 millones de dólares menos que en 1998, o 30 por ciento menos en volumen.

El contexto internacional de depreciación de los precios es el mismo que aflige a los productores agropecuarios de Uruguay, que esta semana realizaron una histórica marcha que concluyó el martes frente al Palacio Legislativo de Montevideo en reclamo de medidas que frenen el éxodo rural a la ciudad.

El directivo del cogobernante Partido Nacional uruguayo Juan Martín Posadas manifestó, en una columna publicada por el diario El Observador, que el problema del sector agropecuario radica en que está cerca el final de un ciclo de rentabilidad que tuvo ya su momento de gloria.

"La producción de alimentos en el mundo de hoy solo produce rentabilidad adecuada en los países pobres. En el Primer Mundo esa actividad no tiene racionalidad económica y sólo subsiste en base a colosales subsidios", explicó Posadas.

Pero en Argentina, los productores consideran que aún se puede salvar al sector, para evitar de alguna manera el colapso social que significaría que miles y miles de agricultores abandonen el medio y se sumen a la fila de desocupados urbanos.

Por eso, apuntan sus cañones hacia el gobierno que, lejos de contribuir a sostener la producción mediante alguna subvención, aumentó la presión impositiva en diciembre con una reforma tributaria que grava la renta presunta, así como incrementó las tasas de interés.

Al borde del éxodo los más pequeños, endeudados los medianos y a punto de perder la ya declinante rentabilidad los más grandes, todos los sectores de la producción se unieron para convocar a un paro de tres días del lunes al miércoles próximos.

La medida de fuerza, la más dura en la última década, consistirá en un cese de actividades "de tranqueras afuera" (fuera de las haciendas). Por lo tanto, los productores no realizarán operaciones de compra o venta, ni otros trámite, y no circularán por las rutas con sus productos.

El analista agropecuario Alejandro Ramirez dijo a IPS que el sector está viviendo la peor crisis de la década. La crisis del sudeste asiático significó una fuerte caída de la demanda en una región que absorbía 35 por ciento del consumo mundial.

Argentina es un país escencialmente agropecuario. Casi 60 por ciento de sus exportaciones están constituidas por productos de ese sector, pero la producción no está subsidiada como en la Unión Europea o Estados Unidos.

La Cancillería argentina estima que la Unión Europea gasta por sí sola 160.000 millones de dólares al año en subvencionar la actividad en el área rural de sus países, una cifra que los propios Estados del bloque procuran rebajar al menos en parte.

En Europa, los gobiernos coinciden en la necesidad de sostener una actividad que, sin ayuda, dejaría de ser rentable y no podría competir con la producción de países más eficientes o más favorecidos por las condiciones naturales como Argentina.

Pero las ventajas que tiene este país sudamericano por la fertilidad de su suelo se neutralizan cuando la demanda mundial se retrae y el Estado comienza a presionar para obtener recursos del sector.

Ramirez explicó que la carga tributaria en Argentina constituye 40 por ciento del costo de la producción agropecuaria y que la falta de crédito es total. "Los productores ya no pueden pasar ni por la puerta de un banco porque tienen fama de malos pagadores", manifestó.

La crisis del sector llega en momentos en que el gobierno de Carlos Menem comenzó la cuenta regresiva. En octubre hay elecciones generales y en diciembre se producirá el traspaso de la administración a nuevas autoridades.

"Los productores saben que el gobierno no va a hacer nada hasta febrero", advirtió el consultor. De hecho, las medidas anunciadas esta semana por el Ministerio de Economía para frenar la medida de fuerza fueron consideradas "insuficientes" por los productores.

Aplazamientos del pago de impuestos adeudados, rebajas de las tasas de interés para préstamos y deudas tomadas en bancos oficiales, rebaja de los peajes y del combustible, aunque sin fecha de entrada en vigencia, fueron algunas de las medidas.

Una a una, los productores grandes, medianos y pequeños, que por primera vez en muchos años decidieron ir juntos al paro, rechazaron las medidas y acusaron al ministerio de Economía de "no comprender la magnitud de la crisis que vive el sector". (FIN/IPS/mv/mj/if dv/99

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