El porcentaje de jóvenes de Argentina que desconfía de las instituciones del Estado pasó de 67 a 80 por ciento en seis años, mientras la credibilidad en el sistema democrático bajó de 79 a 68 por ciento.
Las conclusiones surgieron de una encuesta realizada en octubre por la empresa Demoskopia entre 1.000 jóvenes de 14 a 24 años, que también preguntó sobre temas económicos, sociales, laborales, drogas y familia.
Los datos, que serán publicados en junio en un libro, fueron comparados con un estudio similar efectuado por la misma encuestadora en 1992, lo cual reveló una gran pérdida de credibilidad en las instituciones estatales.
La desconfianza en el gobierno creció de 50 a 89 por ciento, en la policía, de 80 a 82 por ciento, en la administración pública de 73 a 77 por ciento, en la justicia, de 60 a 73 por ciento, y en las Fuerzas Armadas, de 73 a 74 por ciento.
Sólo la Iglesia Católica recuperó adeptos, al registrarse un descenso de los que descreen de 53 a 45 por ciento.
El director de Demoskopia, Hartmut Hentschel, dijo a IPS que en 1992, pese a que había críticas al funcionamiento de las instituciones, 79 por ciento creía que la democracia era el mejor sistema y siete por ciento pensaba en una alternativa mejor.
En cambio, el año pasado bajó a 68 por ciento el porcentaje de los que siguen teniendo fe en la democracia. El 16 por ciento se inclinaría por una forma mejor -que no define- y otro 16 por ciento se declara indeciso. "Es una tendencia que debería llamar la atención", destacó Hentschel.
El golpe de Estado perpetrado en 1976 por los militares contra el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón dio inicio a una cruenta dictadura, que concluyó en 1983 con un saldo estimado de 30.000 personas desaparecidas.
Hentschel opinó que "cuando el sistema no funciona bien, la convicción democrática se ve afectada", y acusó a la dirigencia política de no abrir los canales de participación que reclama una democracia moderna para atraer a los jóvenes.
La comparación de las encuestas reveló que el porcentaje de jóvenes que manifiesta "poco" o "nada" interés en la política creció de 68 por ciento en 1992 a 79 por ciento el año pasado. En cambio, sólo cinco por ciento dice tener ahora "mucho interés" en la política.
"Los políticos son todos ladrones, yo si pudiera no votaría", confesó a IPS Ernesto González, de 21 años, empleado en una pizzería.
El voto es obligatorio en Argentina, pero la encuesta señaló que 23 por ciento no votaría si el sufragio fuera voluntario y 18 por ciento manifestó que "dependía" de la oferta electoral.
En relación a la participación ciudadana, 50 por ciento de los consultados siguen sosteniendo, como hace seis años, que "no participa pero lo haría". Sin embargo, el porcentaje de los que tienen certeza de no querer participar creció de 32 a 36 por ciento.
Los encuestadores coinciden en que hay un "clima fatalista" entre los jóvenes, como reflejo del escepticismo adulto. Este fenómeno se expresa también en otras opiniones.
Por ejemplo, 39 por ciento cree que la brecha entre ricos y pobres crecerá y 51 por ciento vaticina que aumentará la violencia urbana. Actualmente, 70 por ciento de los jóvenes se consideró expuesto a un alto nivel de violencia urbana.
La mayoría de los jóvenes también caracterizaron a la sociedad como negativa. El 74 por ciento dijo que hay "desprotección e inseguridad", 70 por ciento que existe "desigualdad de oportunidades", 72 por ciento, "injusticia social", y 65 por ciento, "desconfianza" en general.
"No es justo responsabilizar a los jóvenes por el desinterés o la falta de participación. Habría que preguntar si realmente los dirigentes políticos tienen interés en que ellos intervengan en los procesos de toma de decisiones", comentó Hentschel.
En opinión del experto, una apertura de los canales de participación podría reducir la brecha entre los jóvenes y la política, teniendo en cuenta que 50 por ciento dijo que "no participa pero lo haría".
La comparación de opiniones entre los jóvenes argentinos y los de otros países podría servir para determinar el potencial de mejoramiento existente. La policía y la justicia son las instituciones con mejor imagen en Alemania, destacó Hentschel.
Del total de jóvenes argentinos que manifiesta más interés en la política en 1998, 19 por ciento tiene una definición ideológica firme, mientras en 1992 el porcentaje se elevaba a 30 por ciento. También se detectó en la última encuesta un leve corrimiento hacia posiciones de izquierda.
El argumento manejado en más ocasiones para explicar las causas de la falta de interés, es la sensación de que los políticos no se ocupan de los problemas de la gente, sino que privilegian el mantenimiento de su poder.
"Nosotros existimos sólo a la hora de votar, o cuando damos problemas", comentó a IPS Malena Nievas, una estudiante de 18 años, que destacó que el interés de los mayores se despierta sólo cuando los jóvenes roban, matan, se drogan o se enrolan en movimientos fundamentalistas.
"Nadie dice que los que hacen eso son unos pocos que tienen problemas y que la mayoría trabajamos y estudiamos. Siempre están hablando de los jóvenes que hacen cosas malas y entonces después pasamos a ser todos sospechosos", agregó Nieves.
Ante este panorama, Hentschel se preguntó "¿A qué sociedad queremos integrar a los jóvenes ?". Los obligamos a elegir entre el rechazo o la adaptación a algo que no los convence".
El experto precisó que los datos sobre política muestran que la decisión de bajar de 21 a 18 años la edad para votar, lejos de invitar a la participación es una "sobreexigencia" para los jóvenes, dictada por un criterio de cantidad más que de calidad democrática.
Hentschel destacó que los partidos políticos son vistos como círculos de poder cerrados que no atraen a los jóvenes porque "no cumplen la función que deberían tener, que es servir de vínculo entre el Estado y la Sociedad.
La encuesta señala que apenas 13 por ciento tiene un partido con el cual identificarse, mientras 78 por ciento "no diría eso". (FIN/IPS/mv/dm/ip/99)