ARGENTINA: Alianza opositora confía en su triunfo en octubre

La Alianza, que surgió en 1997 en Argentina de la unión de partidos opositores, ya no tiene el encanto que irradiaba en sus inicios. Pero sus candidatos confían en que ganarán las elecciones presidenciales de octubre porque son "lo nuevo".

Una encuesta de la firma Mora y Araujo indica que el preferido para suceder al presidente Carlos Menem en octubre es el aliancista Fernando de la Rúa, alcalde de la ciudad de Buenos Aires, que estará acompañado en la fórmula por el diputado Carlos Alvarez.

Pero si se pregunta por la "fórmula", los favoritos son los oficialistas Eduardo Duhalde y Ramón "Palito" Ortega. Duhalde es gobernador de la provincia de Buenos Aires y está enfrentado con Menem por el liderazgo del Partido Justicialista (peronismo).

Alvarez dijo a IPS que la Alianza, identificada con "lo nuevo" y "lo distinto", tiene grandes posibilidades de captar el voto independiente, que definirá los comicios entre los dos principales adversarios.

Mora y Araujo informó que De la Rúa lleva 10 puntos porcentuales de ventaja a Duhalde cuando se coteja a los candidatos, pero la fórmula de Duhalde con Ortega, ex cantante y ex gobernador de la provincia de Tucumán, se impone por cuatro puntos a la de la Alianza.

La Alianza nació en agosto de 1997 de la asociación entre la Unión Cívica Radical, partido centenario al que pertenece De la Rúa, el Frente País Solidario, agrupación de centroizquierda de la que procede Alvarez, y otros partidos chicos.

Su debut fue en los comicios legislativos realizados menos de tres meses después, en los que se impusieron en distritos difíciles como la provincia de Buenos Aires, que representa poco menos de la mitad del padrón electoral de todo el país.

La victoria fue interpretada por los aliancistas como un aval de los electores a esta unión de fuerzas, en momentos en que las encuestas señalan que entre 65 y 90 por ciento de la población desconfía de los políticos y de los poderes del Estado.

Sin embargo, el atractivo de la Alianza se eclipsó en el último año. Sus dirigentes atribuyen la merma a los intentos de Menem por mantenerse en el centro de la escena con la amenaza de postularse a una segunda reelección consecutiva, pese a que la constitución se lo prohibe.

Alvarez minimizó los datos de las encuestas, que muestran un aparente crecimiento de Duhalde, y explicó que el Partido Justicialista nunca saca menos de 37 por ciento de los votos, porque ése es el "mercado cautivo" que retiene hace años.

"El desafío es conseguir el voto de 15 o 20 por ciento del electorado independiente, que es el que define estos comicios. Más de 50 por ciento de la gente va a votar un cambio", aseguró el diputado y candidato a vicepresidente.

En una reunión con la prensa extranjera, la primera desde que se constituyó la fórmula en 1998, los miembros de la Alianza se quejaron este viernes de que Menem acapare los medios de comunicación con su improbable reelección.

"No tuvimos los recursos para sobreponernos a la pelea interna del oficialismo y el debate de campaña se empobreció porque no pudimos discutir de los grandes temas del país como el desempleo, la educación, la seguridad", se justificó De la Rúa.

Se refirió así al enfrentamiento entre Menem y Duhalde por la conducción del partido y por el reparto del poder. Hasta hace pocos días, Menem seguía buscando apoyo para una salida judicial que le permitiera postularse, desconociendo la precandiatura de Duhalde, que lo enfrenta como a un rival.

Justamente, algunos analistas observan que, al tomar distancia de Menem, Duhalde, que fue compañero de fórmula del actual presidente y que gobierna la mayor provincia del país hace ocho años, se erigió en un referente de oposición.

Este fenómeno se suma a una dificultad de la oposición para diferenciarse del gobierno más allá de algunos asuntos políticos. Su estrategia parece estar orientada por el lema de mantener lo que se logró hasta ahora, pero administrarlo mejor.

De la Rúa aseguró que un eventual gobierno de la Alianza respetará la convertibilidad que permitió en 1991 estabilizar los precios, no devaluará la moneda, honrará sus compromisos externos y reducirá el déficit fiscal.

Además, impondría un papel más activo del Estado para restablecer equilibrios sociales, permitir la competencia en los mercados y controlar la prestación de servicios públicos.

Los aliancistas critican al gobierno de Menem por la falta de empleo, la falta de equidad social, el incremento de la delincuencia y el avance del Poder Ejecutivo sobre el Judicial, que contribuyó a generar desconfianza en las instituciones. (FIN/IPS/mv/mj/ip/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe