El huracán Mitch, que a fines de octubre arrasó América Central, puso en evidencia la pobreza y los problemas ambientales de los países de la región, destacó Nicola Harrington, representante en Honduras del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El huracán arruinó la economía de Honduras, Nicaragua, Guatemala y El Salvador y gobernantes y organizaciones de ayuda de América Central calculan que se ha perdido la quinta parte de la cosecha agrícola de 1998-1999.
En Honduras y Nicaragua, ubicados en los últimos lugares de la lista de desarrollo humano del PNUD en América Latina, la recuperación puede llevar 30 años, según las mismas fuentes.
Algunos expertos señalaron que los países devastados por el huracán habían aplicado ajustes estructurales que comprendieron el recorte de servicios del Estado, la eliminación de subsidios a productos básicos y la privatización de empresas públicas.
El ajuste estructural benefició a los inversores extranjeros más que a la población de esos países, advirtió Steve Hellinger, presidente de Development Gap, una organización no gubernamental de Washington.
"Los recortes (presupuestarios) y la privatización de servicios del Estado debilitaron la atención de salud en el área rural y los insuficientes controles ambientales facilitaron la deforestación", destacó Hellinger.
A su juicio, el Mitch marcó un punto de inflexión para las políticas macroeconómicas puestas en marcha en América Central. "El huracán puso en claro las consecuencias" del ajuste estructural, agregó.
La eliminación de bosques, que se produjo por la necesidad de los campesinos de obtener leña y abrir tierras de cultivo, "contribuyó a convertir las inundaciones en catástrofe", dijo Hellinger.
La falta de atención médica también aumentó la amenaza de epidemias de cólera y malaria después del huracán, añadió.
Por su parte, Harrington puntualizó que el PNUD no cuestiona la necesidad de los ajustes estructurales. Pero destacó la importancia de las redes de seguridad social para mitigar el impacto de las políticas de ajuste en Nicaragua, "un país que demostró su vulnerabilidad".
El programa de reconstrucción preparado por el PNUD "promueve redes de seguridad que convocan a actores no tradicionales en algunos de sectores sociales", indicó Harrington.
En Nicaragua, donde según los criterios del PNUD, 25 por ciento de la población vive en pobreza crítica, la mayoría de las personas de menos recursos habitan el medio rural y sus necesidades deben ser cubiertas urgentemente, advirtió.
"A largo plazo, las medidas preventivas son mucho menos costosas que recoger los pedazos después del desastre", agregó.
Sergio Membreno, un economista del PNUD radicado en Honduras, expresó una opinión semejante. "La inversión debe dirigirse al área rural, donde la pobreza está más concentrada y la infraestructura es más débil", dijo.
Pero Hellinger cree que es "totalmente absurdo" concentrarse sólo en mejorar las redes de seguridad. "Mientras las políticas no cambien habrá más desastres", aseguró.
El ajuste estructural obstaculizó el desarrollo de Honduras y Nicaragua mucho antes de que se presentara el Mitch. "Es casi por definición que las economías (de esos países) no pueden sobrevivir con el ajuste", añadió Hellinger.
El PNUD, que coordina el esfuerzo de reconstrucción emprendido por el sistema de la Organización de las Naciones Unidas en la región, aprobó un programa de emergencia por 1,2 millones de dólares para América Central, destinado a paliar los efectos del huracán.
Honduras y Nicaragua, los países más golpeados por el Mitch, recibieron 30 millones de dólares adicionales de donantes internacionales para planes de emergencia y obras de rehabilitación y reconstrucción a largo plazo.
Pero la política del PNUD hacia Honduras y Nicaragua no cambió en gran medida después del huracán. En ambos países, el organismo se ciñe a un programa de cooperación que comenzó en 1998 y concluirá en el 2000 en Honduras y en el 2001 en Nicaragua.
"El propósito del PNUD es muy claro, y es erradicar la pobreza", explicó Pedro Cote Baraibar, portavoz de la oficina del PNUD para América Latina en Nueva York.
El PNUD fomenta la acción conjunta de los gobiernos con bancos de desarrollo, agencias de la ONU, organizaciones populares y la sociedad civil, e insta a las autoridades nacionales a promover la inversión extranjera mediante el ajuste estructural.
En Nicaragua, el PNUD señala que "la estabilidad macroeconómica es considerada un prerrequisito para el crecimiento económico y el empleo productivo. En forma similar, los servicios sociales se deben ofrecer con eficiencia". (FIN/IPS/tra-en/km/fah/mk/ff-aq/dv/99