URUGUAY: Vicios privados, públicas virtudes

Con el marco de una intensa campaña electoral de cara a las elecciones nacionales de octubre, los uruguayos asisten a una confrontación entre los candidatos que, pese a su dureza, no incluye la vida privada de los hombres públicos como un arma de combate político.

El respeto por la intimidad, la discreción y la tradicional opción de los uruguayos por el camino del centro, son algunas de las características que distinguen a este país de 3,1 millones de habitantes del resto de la región, según la opinión de expertos.

La cuestión surgió como tema de análisis cuando a fines de febrero la ex suegra del senador izquierdista Danilo Astori distribuyó una carta en la que denunciaba al político por "fallas y debilidades" en su vida privada.

Astori competirá a fines de abril con el médico Tabaré Vázquez en las eleciones internas de la coalición Frente Amplio para elegir al candidato presidencial partidario para los comicios nacionales del último domingo de octubre.

Si uno de los contendientes no logra la mitad más uno de los votos, el futuro presidente de los uruguayos será electo el último domingo de noviembre en una segunda vuelta en la que competirán el primero y el segundo más votados.

La ex suegra de Astori fue invitada a retirarse de la reunión del Frente Amplio en la que repartió la carta y ningún medio de comunicación divulgó el contenido de su denuncia, que incluía malos tratos y desatención financiera a tres hijos del senador.

El diario Jornada, de la pequeña ciudad de Rivera, 500 kilómetros al norte de Montevideo, fue el único que editorializó sobre la cuestión, expresando su satisfacción por el silencio de la prensa.

"La vida privada es sagrada (…) Felizmente los medios de comunicación, hay que decirlo, se limitaron a comentar el insuceso, pero no entraron al tenor de su contenido, y eso es altamente rescatable", dijo el editorial.

"En Uruguay existe una especie de privatización de los hombres públicos pese a que por las dimensiones del país son todos muy conocidos, y ello no sólo tiene lugar en el ámbito político, sino también en el privado", dijo a IPS Jorge Lanzaro, director del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad estatal.

Con excepción de temas vinculados a la corrupción política o administrativa, a nadie se le ocurriría incursionar en la vida privada de los gobernantes, agregó.

Lanzaro añadió que hay una "especie de desprecio" hacia quien divulgue la vida privada, y esto incluye a las pequeñas localidades del interior del país, donde la separación ente vida pública y vida privada es mucho más dif'cil de establcer que en Montevideo, que concentra 45 por ciento de la población.

Una encuesta del semanario Búsqueda realizada en octubre de 1998 en Montevideo y localidades cercanas reveló que 62 por ciento de los habitantes de esas zonas se opone a que la vida privada de los hombres públicos sea controlada públicamente.

Pero el estudio también mostró que dos tercios de los encuestados creyó imposible que un político tenga una vida privada cuestionable o desordenada y sea a la vez un buen gobernante.

En la historia política reciente, la homosexualidad, el alcoholismo, la pasión por el juego o la violencia doméstica, entre otras actitudes humanas, nunca fueron utilizadas como armas de los políticos para atacar a un contendiente.

La encuesta indicó que el mayor interés de los consultados fue conocer el estado patrimonial del político al entrar y salir de la actividad pública (81 por ciento), la adicción a las drogas (51 por ciento) y la trayectoria laboral (47 por ciento).

Para el analista político y director de la encuestadora Factum Oscar Bottinelli, el comportamiento de los uruguayos se debe a su idiosincracia, conformada por el conjunto de valores que se acumulan durante un proceso y que cambian con el tiempo: "eso genera las características de la sociedad".

Bottinelli arguyó que la uruguaya "tiende a ser una sociedad mesocrática, que busca el medio, tanto ideológica como socioeconómicamente y en su comportamiento".

Explicó que salvo en períodos excepcionales los uruguayos valoran los comportamientos de centro, entre lo cuales "se encuentra el rechazo al escándalo que incluye la preservación de vidas privadas".

"Los uruguayos tienen en la región valores que en este terreno los diferencian del resto: la valorización por el término medio, por la intimidad y la ausencia de idolatrías, porque una amplia mayoría opina que nadie es más que nadie", concluyó Bottinelli. (FIN/IPS/rr/dg/ip-pr/99)

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe