La transferencia masiva de empleo de los países en desarrollo hacia el Norte industrializado es uno de los resultados de las políticas económicas puestas en marcha desde la década del 80 como parte de la denominada globalización.
Es lo que muestran las estadísticas, según Marcio Pochmann, de la Universidad de Campinas, ubicada a cien kilómetros de Sao Paulo. El investigador cree que el mundo retrocede a una división internacional del trabajo similar a la de comienzos de este siglo.
En un contexto de escaso crecimiento económico mundial, al contrario que en los años 60 y 70, la apertura comercial y la concentración de recursos financieros y tecnológicos en el Norte achican la industria del Sur y arrinconan de nuevo las economías en desarrollo en el sector primario, dijo Pochmann.
Una consecuencia es una gran diferencia en la distribución del desempleo, que se ahonda por el estancamiento económico del mundo en desarrollo y las innovaciones tecnológicas en el Norte industrializado.
La cantidad de desempleados en el mundo casi se triplicó entre 1979 y 1998, de 44,6 millones a 130,6 millones. Pero la concentración de esos excluídos en el Grupo de los Siete países más ricos bajó de 30,1 a 16,9 por ciento del total en el mismo período.
Los desocupados de India llegaron a 39 millones, el triple que en 1979, se quintuplicaron en Brasil, donde pasaron de 1,2 millones a 6,65 millones, y la cantidad se multiplicó por 10 en Indonesia, hasta llegar a 10,6 millones. Todo eso en los últimos 19 años.
Mientras, Estados Unidos presenta ahora la misma cantidad de desocupados que en 1979, tras reducirla en términos absolutos en la presente década, al igual que Francia, según datos recogidos por Pochmann en institutos nacionales de estadísticas y en organismos multilaterales.
En Alemania, España, Italia y Japón hubo un fuerte aumento del desempleo. En el primer caso influyó de modo determinante la reunificación del país.
Brasil es ejemplo de ese "nuevo orden internacional del trabajo, similar al vigente hasta la década del 20", señaló Pochmann. La tendencia en el país se agravó por la política de cambio sobrevaluado y altas tasas de interés en los últimos cuatro años y medio.
Entre 1985 y 1998 la producción industrial brasileña creció solo 2,7 por ciento, mientras la importación de bienes manufacturados aumentó 75,1 por ciento.
El resultado fue una reducción de 42,7 por ciento en el total de empleos en el sector industrial, de 4,16 a 2,38 millones, destacó Pochmann, quien atribuyó 70 por ciento de esa pérdida a las importaciones. Son 1,24 millones de "empleos exportados", definió.
El nivel de empleo industrial es inversamente proporcional a las importaciones, concluyó el investigador de Economía del Trabajo, al comparar los datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística en las distintas ramas de la industria.
Las pérdidas de empleo y de mercado interno ocurrieron incluso en rubros en que Brasil tenía competitividad, como material de transporte. Ante importaciones creciendo 232 por ciento de 1985 a 1998, la producción interna se redujo 23 por ciento y el total de empleados, 32,8 por ciento.
Es un proceso vivido por Estados Unidos durante el gobierno de Ronald Reagan en los primeros años 80, con el dólar sobrevaluado, crecimiento de la importación de productos industrializados y caída del empleo.
La situación se invirtió en esta década. Brasil, que obtenía un importante superávit en el comercio con Estados Unidos, registra un creciente déficit, lo que ocurre también en el intercambio con Europa debido principalmente al gran incremento de importaciones industriales.
Corea del Sur, el mejor ejemplo de industrialización de los últimos años en Asia, tal como Brasil en Amrica Latina, enfrenta dificultades similares, al afrontar ese nuevo orden internacional.
Su producción volcada a la exportación, al contrario de Brasil, más preocupado con el mercado interno, "no tiene dónde competir", observó Pochmann. (FIN/IPS/mo/mj/if lb dv/99