Un representante del hemisferio Sur, el chileno Juan Somavía, ocupa por primera vez la dirección general de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) en los 80 años de vida de la institución.
Somavía, cuyo mandato de cinco años comienza a la medianoche de este miércoles, sucede al belga Michel Hansenne, que gobernó la OIT en dos períodos, desde 1989 hasta 1999.
El diplomático chileno ofreció un adelanto de su visión del cuadro internacional en una declaración distribuida antes de su asunción.
"Hemos convenido internacionalmente en promover sociedades abiertas y economías abiertas. Pero ese consenso no se mantendrá si no se incluyen en la ecuación beneficios reales para las personas corrientes y para sus familias", dijo el funcionario.
La OIT es la única agencia del sistema internacional donde representantes del sector no gubernamental, trabajadores y empresarios, comparten, con voz y voto, el ejercicio del poder junto con los delegados de los gobiernos.
"Me enorgullece lo que defiende la OIT. El Premio Nobel que se le otorgó en 1969 reconocía su contribución a la paz", manifestó Somavía.
"Tengo la responsabilidad de modernizar y orientar su estructura tripartita, para que los valores de la OIT prevalezcan en el nuevo contexto de una realidad mundializada", declaró.
El diplomático y académico sudamericano fue elegido director general por el Consejo de Administración de la OIT en su reunión del 23 de marzo de 1998.
Somavía superó por 44 a 12 votos a la candidata filipina María Nieves Roldán-Confesor, en la elección realizada por los 56 miembros del Consejo de Administración, el órgano tripartito (gobiernos, obreros y empresarios) que gobierna la OIT.
La candidatura de Somavía, nacida de una iniciativa del sector de los trabajadores y propuesta de manera formal por el gobierno de Chile, contó con el apoyo inicial del bloque de países de América Latina y el Caribe y en los tramos finales, con el respaldo del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense.
En su momento, funcionarios del sistema internacional observaron que la diferencia de votos obtenida por el diplomático chileno reflejó el consenso alcanzado por su figura entre todos los sectores y todas las regiones representados en el máximo organismo de la OIT.
Somavía, de 58 años, encuentra a la OIT todavía sumida en la polémica desatada por la iniciativa, originada en algunos países desarrollados, de vincular la institución con la Organización Mundial del Comercio (OMC) para establecer una supeditación del régimen mercantil al cumplimiento de las normas laborales.
La propuesta, conocida como "cláusula social", no encontró eco entre los gobiernos de los países en desarrollo y quedó reducida a una declaración de principios, adoptada por la OIT, relativa a los derechos fundamentales relacionados con el mundo laboral.
La declaración propicia el acatamiento estricto de determinados derechos humanos básicos: libertad de asociación, derecho a la organización y negociación colectiva, abolición del trabajo forzoso y de las formas abusivas del trabajo infantil, y eliminación de la discriminación en el trabajo.
Algunos países industrializados, encabezados por Estados Unidos, anunciaronn que retomarán la ofensiva para que la cláusula social sea discutida en la Conferencia Ministerial de la OMC que se realizará en Seattle a fines de noviembre.
Se espera que Somavía adelante su posición sobre el tema en el discurso que pronunciará el 22 de marzo durante la reunión del Consejo de Administración de la OIT, donde hará su primera declaración formal programática. (FIN/IPS/pc/mj/lb ip/99
