Mientras los indonesios viven la fiebre electoral por el acercamiento de las elecciones generales de junio, los residentes de Timor Oriental se preocupan por otros comicios: el voto por la autonomía o la independencia.
Por esa razón, en este territorio no se aprecian los coloridos carteles y banderas de partidos rivales que pueden apreciarse en todo el archipiélago, las caravanas de vehículos encabezadas por líderes políticos ni las reuniones masivas de los 48 partidos que se disputan escaños en la asamblea consultiva.
En definitiva, este territorio situado en el extremo oriental de Indonesia parece totalmente excluido del activismo político que reina en el resto del país en vísperas de las primeras elecciones nacionales multipartidarias en cuatro décadas.
"No tenemos nada que ver con las elecciones de Indonesia", declaró Domingus Soares, comandante de campo del Consejo Nacional de Resistencia Timorense.
"Estamos concentrados en cómo volver realidad el nuevo acuerdo", agregó Soares en referencia al pacto celebrado la semana pasada entre Indonesia y Portugal, con la mediación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), acerca de una votación sobre el destino del territorio.
En una "votación directa" para Timor Oriental, una antigua colonia portuguesa, los timorenses decidirán si aceptan o no la llamada autonomía ilimitada propuesta por Indonesia, que permitiría la elección de sus propios representantes.
Si la propuesta es rechazada, el gobierno de Indonesia dejará que el territorio se vuelva independiente, según prometió.
Jakarta se rehúsa a llamar "referéndum" a la votación, que se espera se celebre en agosto, porque considera que eso generaría más violencia y sería más costoso.
Por lo tanto, la votación directa se celebrará bajo los auspicios de la ONU pero sin las formalidades oficiales de un referéndum. No obstante, los analistas opinan que de eso se trata la votación.
José Alexandre Xanana Gusmao, un líder encarcelado de la resistencia timorense, aprobó la actitud de Jakarta al decir que el gobierno "dio un paso importante" al celebrar el acuerdo.
Sin embargo, el líder exiliado y premio Nobel de la Paz José Ramos Horta no se impresionó con la actitud del gobierno indonesio y opinó que primero éste debe probar que es digno de confianza.
"Juzgo a las autoridades de Indonesia por sus acciones y no por sus promesas", expresó.
Hay unos 600.000 votantes elegibles en Timor Oriental, que tiene una población de 800.000. Hasta 30.000 ciudadanos del territorio residen en Australia, Canadá, Macao, Portugal y Estados Unidos.
Numerosos timorenses aceptan el acuerdo con ciertas condiciones y lo consideran un paso hacia adelante en el proceso de determinación del estatuto de su tierra natal, que lleva décadas de estancamiento.
Para muchos, el acuerdo también ofrece un respiro en medio de la incertidumbre, que ha llevado a la violencia entre grupos favorables y opuestos a la independencia y ha desencadenado un éxodo perjudicial para la economía y los servicios sociales.
Residentes locales opinan que la votación directa debería estar sujeta a una estricta supervisión independiente, dados los antecedentes antidemocráticos del gobierno.
"En realidad deseamos un referéndum, pero sólo si es supervisado estrictamente. Creo que la presencia de instituciones internacionales será muy buena", manifestó Licínio Branco, un estudiante de la Universidad de Timor Oriental.
"Nos preocupa más esta votación, no las elecciones nacionales", añadió.
Mientras, Jakarta decidió que Timor Oriental, a la que considera su provincia número 27, esté incluida en las elecciones de junio pese al nuevo acuerdo.
"En tanto no haya un resultado final, Timor Oriental seguirá siendo parte de Indonesia", declaró el ministro del Interior, Syarwan Hamid.
Muchos timorenses preferirían que el voto sobre la autonomía se celebrara antes de los comicios de junio. "Sería justo que cuando los indonesios tengan un nuevo gobierno, nosotros tuviéramos el nuestro", opinó otro estudiante.
Hasta ahora, no está claro si el ejército indonesio retirará sus tropas del territorio, una medida que ansían la mayoría de los timorenses.
"La gente aquí tiene miedo del ejército y no se sentirá libre durante la votación. De ahora en adelante, preferimos no ver soldados indonesios en este territorio", agregó el estudiante.
El pueblo timorense tiene escaso aprecio por el ejército de Indonesia, recordado por los asesinatos, torturas y otros abusos que cometió desde que invadió Timor Oriental, en 1975.
Paradojalmente, mientras la independencia comienza a transformarse en una opción real, crece la violencia en el territorio.
Numerosos informes sostienen que están en aumento las torturas, violaciones y asesinatos cometidos por milicias vinculadas al ejército, lo que provoca un éxodo de residentes de una zona a otra del territorio.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, declaró que la organización mundial no exigiría un retiro total de las tropas indonesias, pero desea que éstas garanticen la ley y el orden antes de la consulta popular. (FIN/IPS/tra-en/ky/js/ml/ip-hd/99