TAILANDIA: Niñas abandonan la escuela por la crisis económica

Arooni tiene 14 años y debería estar en la escuela, pero su padre acaba de perder el trabajo, víctima de la crisis económica que azota a Tailandia desde julio de 1997, y ya no puede pagar la educación de la joven.

Ahora Arooni pasa su tiempo en casa, ayudando a sus padres con las tareas domésticas, pero espera y sueña que un día pueda completar sus estudios y convertirse en maestra.

En el último año escolar se calcula que cerca de 400.000 niños en este país de 60 millones de habitantes abandonaron sus estudios debido a la profundización de la crisis.

Esto es sólo a nivel primario, en el que la enseñanza es obligatoria. Se calcula que la cantidad de jóvenes que abandonan los cursos de la enseñanza secundaria será más alta, porque esta no es obligatoria.

Aunque no existen estadísticas específicas, se cree que gran cantidad de los que ya no pueden continuar sus estudios son niñas.

"Muchas niñas tuvieron que abandonar la escuela", indicó Acharn Bupa Wattanapun, profesor de la facultad de Educación de la Universidad de Chiang Mai.

"Eso es porque los viejos valores culturales aún no cambiaron. Si los padres deben elegir entre enviar sus hijas o sus hijos a la escuela, preferirían enviar a sus hijos, porque creen que las niñas no necesitan tanto la educación porque se casarán y atenderán a sus familias", explicó.

Aunque esos valores patriarcales son indudablemente parte del problema, hay otros factores que influyen, como la estructura del sistema educativo.

Aunque hay escuelas primarias en todo el país, los centros secundarios suelen estar ubicados en las principales ciudades de las provincias. Por lo tanto, si las niñas desean continuar su educación deben hacerlo como internas, algo que no complace a muchos padres.

"Los padres no quieren enviar sus hijas a los internados porque sienten que allí estarían fuera de su control y podrían errar el camino", señaló Acharn.

Junto a esos temores, se encuentra el impacto de la crisis económica sobre las empobrecidas clases trabajadora y media.

Aunque más de tres millones de trabajadores perdieron sus empleos desde la crisis, la mayoría de ellos mujeres, 2,1 millones más están subempleados y viven por debajo de la línea oficial de la pobreza, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

"Suponiendo que cada trabajador tiene a un hijo en la escuela, entonces 5,1 millones de niños correrán el riesgo" de perder la posibilidad de estudiar, agregó Fida Shah, directora de Unicef en este país.

"Así mismo, lo que debemos preguntar es cuál es el verdadero significado de la educación obligatoria y supuestamente gratuita", señaló una estudiante universitaria de Chiang Mai.

"Los cursos son gratuitos pero los niños de nivel primario deben comprar sus propios libros, uniformes, el almuerzo e incluso pagar el transporte hasta la escuela. ¿Cuántos padres se pueden dar ese lujo en la actualidad?", preguntó.

A nivel secundario, los padres tienen esos gastos, sumados al de la matrícula.

Una de las opciones alternativas para los estudiantes pobres es un plan iniciado hace dos años por la Oficina de la Educación Nacional Primaria, llamado escuelas de oportunidades ampliadas.

En estos casos, la matrícula para la enseñanza secundaria es gratuita y existen planes de ayuda para adquirir los uniformes y los libros de texto.

Unos 58.000 estudiantes aprovechan esta posibilidad, según el Ministerio de Educación.

Pero observadores señalan que hasta que se desató la crisis económica, el gobierno alentaba activamente a los estudiantes a graduarse de las escuelas primarias para incorporarse al entonces próspero sector manufacturero orientado a las exportaciones.

"Llevará mucho tiempo antes de que la enseñanza se considere lo suficientemente importante para continuarla en el nivel secundario, y ni que hablar del terciario", dijo un activista estudiantil de Bangkok.

En la actualidad, la matrícula a nivel secundario se encuentra entre las más bajas del sudeste asiático, con sólo 37,5 por ciento de los jóvenes. En China, esta cifra se acerca al 70 por ciento.

Indudablemente, el gobierno tuvo un papel importante en la promoción del acceso igualitario a la educación, y hoy la matrícula de niños y niñas a nivel primario y secundario es casi el mismo.

Pero por otra parte, los templos budistas, siendo el budismo la religión oficial de este país, ejercieron un papel negativo, sostienen los analistas.

Unas 380 escuelas-templos de todo el país brindan una enseñanza altamente subsidiada con alojamiento gratuito a más de 70.000 alumnos de enseñanza secundaria, que pueden optar por seguir su educación en universidades reconocidas por el Estado. Pero a las niñas se les niega el acceso a estas instalaciones.

"Es lamentable que las niñas no puedan asistir a las escuelas- templos budistas", dijo el director de una escuela en las afueras de Chiang Mai.

Esta actitud "envía el mensaje erróneo que las niñas no merecen recibir educación", agregó el director.

Parece claro que la economía tailandesa necesitará muchos años para recuperarse de la crisis. Por el momento, cada vez más niños abandonarán la escuela y serán enviados a trabajar en condiciones de explotación.

En 1993, se calcula que trabajaban unos 4,1 millones de niños y jóvenes entre 13 y 19 años. Hoy se cree que la cifra es muy superior. (FIN/IPS/tra-en/tag/js/aq/ed-if/99

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