La campaña para librar a Sudáfrica de la deuda externa contraída por el régimen racista del apartheid recibió un fuerte en el marco de una conferencia regional para buscar soluciones al problema mundial de la deuda.
La conferencia de este fin de semana, que reúne a grupos de la sociedad civil del sur de Africa y a representantes de campañas para el alivio de la deuda de otras regiones, como América Latina, es organizada por Jubileo 2000, un movimiento internacional para cancelar la deuda de los países en desarrollo.
La sección sudafricana de Jubileo 2000 pide que se cancele la deuda de Sudáfrica como requisito fundamental para el desarrollo sustentable de todo el continente africano.
La conferencia coincide con el anuncio del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, de una propuesta de perdonar 70.000 millones de dólares de la deuda de algunos países en desarrollo a cambio de que éstos emprendan determinadas reformas económicas.
"Nos llena de orgullo decir que esta campaña es cada vez más popular. Mohammed Ali (el ex campeón mundial de boxeo) y, hace poco, Bill Clinton parecen haber adherido a ella", declaró Patrick Bond, un economista que integra Jubileo 2000.
La deuda de Africa causa un daño profundo a la economía del continente, que debe más de 236.000 millones de dólares, y sus países gastan cada año más dinero en pagar la deuda que el total que invierten en educación primaria y salud.
Zambia, por ejemplo, gasta cuatro dólares en pago de la deuda por cada dólar que invierte en salud. En Etiopía, el pago de la deuda implica cuatro veces el gasto en salud pública, y cada año mueren 100.000 niños por enfermedades que se pueden prevenir y curar, como la diarrea.
El valor de la deuda acumulada por Sudáfrica durante el régimen del apartheid se estima en más de 18.000 millones de dólares. Más de 20 por ciento del producto interno bruto se destina cada año a pagar la deuda.
Se calcula que las políticas del régimen racista en Sudáfrica causaron daños físicos por valor de más de 117.000 millones de dólares, además de la muerte de más de dos millones de personas.
"Nos parece inmoral y equivocado que la gente tenga que pagar dos veces por el apartheid. Los préstamos externos otorgados a ese régimen y sus agentes son odiosos. Son una deuda imposible de pagar, e impiden el desarrollo", sostiene la Coalición de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de Sudáfrica.
Se supo hace poco tiempo que bancos suizos y alemanes no cumplieron las sanciones internacionales contra el régimen del apartheid adoptadas en 1985, y le prestaron dinero. Esas son las deudas que hoy se sostiene que no corresponde pagar.
Colin Bundy, de la Escuela Witwatersrand de Administración Pública y Desarrollo, sostuvo que el actual gobierno de Sudáfrica sentó un precedente al perdonar la deuda de Namibia, que se vinculaba con préstamos destinados al apoyo del apartheid en ese país, y que esto debería tomarse como ejemplo.
Bundy sostuvo que la campaña de Jubileo lleva "al terreno político lo que parece una complejidad imposible de la economía. Debemos pensar en términos globales, y considerar el modo en que se distribuyen hoy en el mundo los poderes político y económico".
Agregó que "los pobres del mundo subsidian a los ricos" y que, si bien la ayuda es bienvenida, por cada dólar que se entrega a Africa para ayudarla a solucionar sus problemas, se le exige 1,31 dólares para pagar su deuda.
La campaña mundial de Jubileo 2000 se inspira en la tradición bíblica del jubileo, que marcaba un "nuevo comienzo" cada 50 años, y la aplica a la cancelación de la deuda de los países en desarrollo, explicó Molefe Tsele, director de la campaña.
"Se trata de una campaña contra el saqueo organizado de los recursos del mundo en desarrollo. La conciencia de que esto no puede durar para siempre aumenta día a día", sostuvo Tsele.
"Este estado de cosas no es una fatalidad, ni surgió a partir de un fenómeno natural, como una especie de corriente de El Niño económica", ironizó Bundy.
Los gobernantes africanos recibieron muy bien el ofrecimiento de Clinton de que se perdone parte de la deuda, pero algunos sostuvieron que la cancelación debería ser total.
Según Bond, las reacciones ante la actual crisis mundial pueden clasificarse en cinco grandes corrientes.
La primera es la del llamado "Consenso de Washington", liderado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que intentan desesperadamente defender la situación actual haciendo escasas concesiones.
La segunda es la partidaria "del viejo orden mundial", promovida por los conservadores del Partido Republicano estadounidense, que propone incluso la disolución de instituciones como el FMI.
La tercera, siempre según Bond, es la del "Nuevo Consenso de Washington", integrado por varias agencias de las Naciones Unidas, algunas secciones del Banco Mundial y los gobiernos de Alemania, Francia y Japón.
Esta corriente admite que los organismos financieros internacionales se equivocaron en Asia y pide que se revisen las actuales políticas de ajuste estructural.
En cuarto lugar, el nacionalismo del mundo en desarrollo, conducido por gobiernos que integran el Movimiento de Países No Alineados, como los de China e India, se declara dispuesta a integrarse al actual sistema capitalista global, pero en términos más justos.
La quinta corriente señalada por Bond es la de los nuevos movimientos sociales (como sindicatos y ONG) que reclaman un nuevo orden mundial. "Si queremos lograr la cancelación de la deuda, tenemos que conseguir que la gente de otras corrientes se una a nuestro equipo", indicó el economista. (FIN/IPS/tra- en/gm/mn/ceb/mp/if dv/98