Un grupo de gente sin techo empezó a construir casas en las afueras de la capital de Sudáfrica hace pocos años, sin imaginarse que un día una autopista destruiría sus hogares.
Ahora, el Concejo de la ciudad informó a los habitantes de Botshabelo y Kanana, en el Triángulo de Vaal, al oeste de Johannesburgo, que una autopista hará añicos sus sueños de tener un hogar propio.
"No nos moveremos de aquí", advirtió Meshack Ncokoto, utilizando una frase famosa de la época del sistema de sgregación racial del apartheid, cuando a los negros les expropiaban las tierras.
"Pueden venir con sus aplanadoras y matar a la gente dentro de sus casas, y quizá así solucionen el problema", propuso.
Ncokoto recorre Sudáfrica desde 1972 en busca de un lugar para vivir. Residió en asentamientos precarios desde que tiene memoria, pero ahora construyó su casa con ayuda de la Federación de Personas Sin Techo, un grupo comunitario que tiene más de 90.000 miembros en todo el país.
Actualmente, el Concejo local tiene otros planes y alegó que la gente que vive en Botshebelo ocupó ilegalmente tierras municipales en 1994, al igual que los habitantes de Kanana.
"Invadimos estas tierras el 11 de abril de 1994. Se nos ocurrió hacerlo antes de que hubiera un nuevo gobierno. Desde que yo era joven este terreno no se utilizaba, y necesitábamos un lugar donde establecernos", relató Molefe Rathaimane, de 34 años.
Los miembros de la Federación, que son desempleados, indigentes, sin tierra, personas de bajos recursos o trabajadores del sector informal, aportan el dinero que obtienen cada día a un fondo común que en la actualidad alcanza los 600.000 dólares.
Ese dinero fue destinado a la construcción de más de 5.000 casas en todo el país.
Los miembros de la Federación proyectan cada casa y se juntan en equipos para construir la vivienda de cada uno. La Federación había levantado ya 30 casas en Botshabelo y pedía al Concejo que le habilitara la llegada de agua potable al asentamiento.
"En lugar de agua nos dieron la noticia del desalojo. Queríamos desarrollar esto y convertirlo en un verdadero vecindario", declaró Elizabeth Mofokeng, que habita en el asentamiento.
El presidente Nelson Mandela no pudo cumplir la promesa de construir un millón de casas para este año, que había realizado al ser elegido en 1994.
El principal problema de Sudáfrica sigue siendo el de la vivienda y se calcula que faltan tres millones de unidades de alojamiento. Se estima que seis millones de personas, de los 40,5 que habitan en el país, no tienen casa.
"Uno de los mayores problemas que tenemos en Sudáfrica es que los pobres y los sin techo no poseen tierras", explicó Rose Molokoane, integrante de la Federación.
Molokoane observó que la resistencia de las autoridades a los planes de la Federación no se da solamente en Botshabelo sino que se trata de un problema nacional, sobre todo porque el sistema de gobiernos locales es nuevo en el país, al haber sido establecido en 1995.
Las organizaciones no gubernamentales opinaron que las promesas del gobierno de construir viviendas se dirigen más bien al sector privado y no a las iniciativas comunitarias.
La enorme pobreza de Sudáfrica empuja a la mayoría de la población a trabajar fuera del sector formal.
Entre 40 y 70 por ciento de los sudafricanos tienen remuneraciones menores a los 340 dólares por mes, por lo cual no consiguen préstamos bancarios para construir su vivienda.
Los contratistas privados cobran hasta 2.340 dólares por preparar el terreno para desarrollar viviendas, diseñar el proyecto, hacer los planos y calcular los costos de una casa de cuatro dormitorios. La Federación puede hacer lo mismo por tan sólo 260 dólares.
"Nos dimos cuenta de que si no nos unimos y hacemos las cosas nosotros mismos no llegaremos a ninguna parte. Sólo necesitamos un poco de apoyo para desarrollar nuestro proyecto", alegó Molokoane. (FIN/IPS/tra-en/gm/mn/ceb-dg/pr/99