SAHARA OCCIDENTAL: La guerra olvidada

Marruecos y los guerrilleros del Frente Polisario mantienen desde hace 24 años una incómoda guerra fría por la soberanía del Sahara Occidental, mientras la atención de los políticos y los medios de comunicación del mundo se centra en el conflicto de Yugoslavia.

De un lado hay más de 100.000 soldados marroquíes fuertemente armados, reclutados en las ciudades costeras y en los valles templados de la montaña, que esperan detrás de un muro fortificado de unos 1.500 kilómetros de largo.

Alambres de púa, campos minados y un fuerte rodean la muralla, y el costo de mantenimiento y protección asciende a dos millones de dólares por día.

Del otro lado se encuentran 20.000 guerilleros apenas armados del Frente Polisario, nómadas del desierto que lucharon contra sus contrincantes hasta llegar a un punto muerto en el conflicto que ya lleva más de 24 años.

El territorio que se disputan, cuya superficie equivale al doble de la extensión de Gran Bretaña, está sobre la costa del océano Atlántico, en el noroeste de Africa, cerca de algunos de los más ricos centros pesqueros y de Islas Canarias.

La zona es rica en depósitos de fosfato sin explotar, y alberga buenas reservas de petróleo.

El de Sahara Occidental es uno de los conflictos sin resolver más largos de la actualidad. Este martes, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) votó por mantener su misión de paz, Minurso (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum de Sahara Occidental) hasta fines de abril.

La ONU supervisa allí desde hace ocho años un difícil cese del fuego entre Marruecos -que invadió la zona en 1975, invitado por España, la potencia colonial hasta ese momento- y el movimiento de liberación nacional del pueblo sahawari, conocido como Frente Polisario.

La guerra se cobró miles de vidas y desapariciones, llevó a la cárcel a 2.000 marroquíes, y obligó al rey Hassan de Marruecos a construir la enorme muralla fortificada, también conocida como "berm". Pero los sahawaris no parecen intimidados por todo eso, ni por la superioridad en armamento de sus enemigos.

En los campamentos del Frente Polisario, jóvenes hombres y mujeres se entrenan en el uso de armas automáticas. Un cartel rezaba "Independencia, independencia, independencia – por la paz o la muerte".

"Somos un pueblo amante de la paz. Pero cuando se trata de defender la dignidad, la soberanía y nuestro propio territorio, no tenemos opción. Si no hay opción, volveremos a empezar la guerra. Estamos listos", declaró a IPS Ahmed Fal, comandante de la Segunda Región Militar, instalada cerca de la muralla de Marruecos.

El presidente de la República Democrática Arabe Sahawari (RDAS), Mohammed Abdelaziz, anunció a comienzos de mes que "la RDAS tiene legítimo derecho a levantarse en armas nuevamente para defender sus derechos inalienables y su soberanía nacional en Sahara Occidental".

Abdelaziz advirtió que pronto vencerá el plazo de Marruecos para manifestarse respecto de la realización de un referéndum organizado por las ONU para decidir el futuro de la zona.

"El referéndum sobre el estatuto de Sahara Occidental se realizará en marzo del 2000. En caso de que hubiera problemas en el proceso de consulta, la ONU deberá decidir cuáles serán las consecuencias, y ante cualquier problema, mantendremos nuestro territorio", declaró el ministro del Interior marroquí, Driss Basri.

El referéndum patrocinado por la ONU para que los sahawaris decidan si quieren permanecer integrados a Marruecos o si prefieren gobernarse a sí mismos fue prometido por primera vez en 1992.

Ambas partes retrasaron la consulta y en 1997 tuvo que intervenir el ex canciller de Estados Unidos James Baker para fijar una nueva fecha.

La segunda fecha establecida fue en diciembre del año pasado, que se aplazó hasta el 1 de diciembre de este año, y ahora pasó a marzo del 2000.

Marruecos y el Frente Polisario discutieron durante varios meses sobre la cantidad exacta de sahawaris que tienen derecho a votar.

Marruecos pidió que se agregaran votantes a las cifras del último censo, realizado por los españoles en 1974, según el cual había 74.000 sahawaris en el territorio.

En cambio, el Frente Polisario sostiene que Marruecos llenó el territorio de marroquíes pobres del norte, ofreciéndoles incentivos económicos, para tener votantes en su favor.

En septiembre, la ONU determinó que había 147.000 votantes posibles. El Frente Polisario afirmó al principio que sólo 85.000 de ese total eran posibles electores.

En noviembre, el Frente aceptó a otros 65.000 electores, y el gobierno de Marruecos quedó expuesto y sin excusas para retrasar el proceso del referéndum.

Los sahawaris son uno de los pueblos olvidados de la historia, y sus integrantes son una colección de tribus nómadas, mezcla de culturas árabe, berebere y africana negra.

Hablan una lengua arábiga llamada hassaniya que trajeron los árabes yemenitas al atravesar el norte de Africa en el siglo XIII.

Otrora esclavistas, ahora 165.000 viven en campos de refugiados en el suroeste de Argelia, y otros 65.000 viven duramente reprimidos en el territorio que está bajo control de Marruecos.

Los sahawaris de los campamentos argelinos son gobernados en forma semiautónoma por el Frente Polisario. De hecho, estos campos constituyen una suerte de distrito de Sahara Occidental, y se los conoce como la República Democrática Arabe Sahawari.

Los campamentos fueron establecidos durante los bombardeos aéreos de Marruecos, que también atacó a los refugiados que huyeron de Sahara Occidental, y aún se mantienen, 24 años más tarde.

La región en que se encuentran es una de las más inhóspitas del mundo. El agua escasea y la vida es muy dura, incluso para los sufridos sahawaris.

Los refugiados reciben importante ayuda humanitaria de la ONU y de otras agencias. Los sahawaris cultivan notables "jardines" del desierto, en los que plantan frutas y hortalizas, y también organizaron un sistema gratuito de educación y atención médica.

Varios hospitales subterráneos operan incluso en el frente de guerra, bajo las narices de los marroquíes. En estos años, la tasa de alfabetización aumentó de 5 a 95 por ciento, y varios sahawaris jóvenes estudiaron en las universidades de Argelia, Cuba, España, Francia y Libia.

Cuando terminó la guerra fría, también se acabaron los lazos con muchos de estos regímenes enemigos de Estados Unidos, y el Frente Polisario se declara en la actualidad partidario de la democracia multipartidista y la economía de libre mercado.

El Frente recalca, además, que nunca apoyó ni tuvo parte en secuestros u otros actos terroristas, motivo quizá, de la poca atención que le prestaron los medios de comunicación.

Las mujeres ocupan un lugar muy especial en esta sociedad. Su tarea consistía, tradicionalmente, en cuidar la carpa familiar y recolectar el agua, pero se vieron obligadas a asumir muchas otras responsabilidades sociales cuando los hombres partieron al frente de batalla.

Usan vestidos de colores brillantes llamados "malaafas", que cubren casi por completo la cabeza y el cuerpo.

En la actualidad, tienen representación en los consejos nacionales y son aceptadas en algunas secciones de las fuerzas armadas. Dentro de ese régimen islámico liberal, pueden divorciarse y volver a casarse.

Muchos sahawaris, al igual que los kurdos de Iraq y de Turquía, opinan que la liberación nacional es más importante que la religión.

"Dimos nuestra sangre, lo más preciado que tiene un ser humano. Así que estamos seguros de que recibiremos algo a cambio", dijo el cantante sahawari más famoso, Umm Deleila, al secretario general de la ONU, Kofi Annan, en su última visita. (FIN/IPS/tra-en/nr/mk/ceb/aq/ip/99

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