El primer ministro de Rusia, Yevgeny Primakov, llegó hoy a Washington para negociar nuevos préstamos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y mejorar las deterioradas relaciones con Estados Unidos.
Primakov se reunirá por separado con el presidente Bill Clinton, con el vicepresidente Al Gore y con el director gerente del FMI, Michel Camdessus.
Los delegados rusos esperan conseguir más fondos del FMI para evitar que Rusia caiga en mora con respecto de su deuda externa. Más de 17.000 millones de dólares se vencen este año, de los cuales 4.800 millones se deben al FMI.
Entre otros puntos, las reuniones tratarán la amenaza de los inminentes ataques aéreos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte contra Yugoslavia, la supuesta transferencia de tecnología militar rusa a Irán, y el proyecto de Estados Unidos para instalar un sistema misilístico de defensa que Moscú asegura violará el Tratado Misilístico Antibalístico de 1972.
Analistas y funcionarios de Washington estiman que Primakov será presionado para que acelere la reestructura económica e impida la repetición del caos de agosto, cuando préstamos de emergencia destinados a defender el rublo fueron desviados fuera del país a espaldas del FMI.
La moneda rusa se precipitó, lo que provocó la mora de parte de la deuda externa.
"Claramente, lo que es más importante para Rusia es que Rusia lleve adelante un programa de reformas fuerte. Esa será una parte importante de las discusiones económicas que los funcionarios estadounidenses tendrán con el primer ministro Primakov esta semana", declaró el subsecretario del Tesoro Lawrence Summers.
El incumplimiento del pago de los préstamos extranjeros significaría el colapso de las relaciones con el FMI y con el Banco Mundial y, por extensión, con la comunidad de inversiones en el exterior, lo que pondría a Rusia junto con sólo siete países que cayeron en mora ante las instituciones multilaterales.
Empleados del FMI subrayan que la mora le costaría caro a Rusia. La deuda externa de la antigua superpotencia asciende a 150.000 millones de dólares.
Michael Mussa, principal economista del FMI, advierte que si Rusia cae en mora con la institución dañaría las posibilidades de Moscú de llegar a un acuerdo para reducir su deuda con los gobiernos acreedores del Club de París.
Así mismo, funcionarios de Washington dijeron que también se verían socavadas las gestiones para reprogramar los préstamos comerciales rusos con los acreedores privados del Club de Londres.
Pero los analistas rusos argumentan que el FMI tiene el mismo interés en prestarle a Rusia que esta en recibir préstamos, ya que ambos perderían si Moscú no puede cumplir sus obligaciones.
El FMI fue criticado por la forma en que actuó ante Moscú, pero el quiebre de las relaciones significaría el fracaso total, argumentó Oleg Ostroujov, investigador del Instituto de Relaciones Económicas e Internacionales del Mundo, de Moscú.
El último paquete de ayuda financiera que el FMI concedió a Rusia fracasó a las pocas semanas de aplicarse en julio.
Esto alimenta el debate en Washington con respecto a "quién perdió a Rusia", o sea a quién corresponde la incapacidad de transformar a la ex Unión Soviética en una vibrante economía capitalista y aliada estable de Estados Unidos.
Funcionarios de Washington temen que si Rusia no cumple con sus pagos, su posterior aislamiento podría provocar, entre otras cosas, la disolución de la Federación Rusa, el retorno al régimen comunista y la anarquía nuclear.
Primakov es el tercer primer ministro ruso en los últimos 12 meses y a él se le acredita haber recuperado parte de la estabilidad en su país.
Como el gabinete de Primakov incluye a varios comunistas, su gobierno "es el primero de Rusia poscomunista que se puede jactar de unidad nacional", aseguró Leonid Fedun, fundador de la compañía petrolera Lukoil.
No obstante, se cree que la presencia de comunistas en el gabinete causará fricción con Washington y el FMI.
El principal negociador ruso con el FMI, el primer viceprimer ministro y legislador comunista Yuri Maslyukov, acusó al Fondo de presionar en forma "indecente" a Rusia para que alcance superávit presupuestales mediante recortes del gasto estatal y el aumento de la recaudación impositiva a pesar de la recesión.
Los colegas de Maslyukov en la Duma, la cámara baja rusa, se rebelaron contra el FMI este mes al bajar el impuesto al valor agregado (IVA) que pagan los consumidores. La idea es facilitar el gasto de los consumidores ya que se espera que la recesión se profundice este año.
Desde la perspectiva del FMI, la medida reducirá los ingresos procedentes del impuesto mejor recaudado de Rusia. Los negociadores rusos parecen dispuestos a aplazar la reducción del IVA hasta el comienzo del 2000.
Por su parte, los funcionarios del FMI aseguran que la política no influirá en la decisión que debe tomar sobre si reanuda los préstamos a Rusia o no.
Una delegación del FMI volvió de Moscú el domingo e informó de la situación a Camdessus antes de su reunión con Primakov, prevista para este miércoles. Ambas partes avanzaron en las negociaciones sobre metas presupuestales, política monetaria y recaudación impositiva, aseguraron fuentes de la institución.
Funcionarios rusos sostienen que las conversaciones de Primakov con Camdessus tienen el objetivo de llegar a un acuerdo final, mientras empleados del FMI señalan que las discusiones continuarán en Moscú después del retorno del primer ministro.
Primakov podría requerir el apoyo de Clinton para negociar con el FMI, pero incluso el presidente estadounidense, quien a menudo hace hincapié en la necesidad de mantener la estabilidad en la potencia nuclear rusa, se encuentra a la defensiva sobre la posibilidad de un acuerdo.
"Espero que podamos llegar a un acuerdo que permita avanzar al programa del FMI. Pero sólo funcionará si el dinero no da vuelta y abandona el país apenas llega", declaró Clinton a la prensa la semana pasada. (FIN/IPS/tra-en/aa-sb/mk/aq/if-ip/99