Una coalición de más de 70 organizaciones no gubernamentales defensoras de los derechos de la mujer lanzó una campaña internacional para excluir al Vaticano de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La coalición, que incluye grupos de todas las regiones del mundo, pretende que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, revise oficialmente el carácter de observador permanente que posee el Vaticano en la organización mundial.
La lista de organizaciones no gubernamentales (ONG) integrantes de la federación incluye al Centro para las Leyes y Políticas Reproductivas, la Red de Salud de Mujeres de América Latina y el Caribe, y las Mujeres que Viven bajo Leyes Musulmanas.
Otros grupos miembros de la coalición son la Red de Mujeres de Israel, la Organización Nacional de Mujeres y el Centro para la Salud y la Igualdad de Géneros de India.
"¿Por qué razón una entidad con 40 hectáreas de oficinas y atracciones turísticas en medio de Roma, y cuya población no comprende mujeres ni niños, debe tener un lugar en la mesa donde los gobiernos determinan políticas que afectan la propia supervivencia de ellos?", preguntó Frances Kissling, presidenta de Católicos por la Libre Elección.
"Si el Vaticano tiene derecho a un asiento en las Naciones Unidas, entonces EuroDisney debería ser miembro del Consejo de Seguridad", arguyó Kissling.
Actualmente, Suiza y el Vaticano son los únicos observadores permanentes de la ONU. El Vaticano obtuvo este estatuto en 1964.
Kissling aclaró a la prensa que la coalición no se opone a que el Vaticano exprese sus opiniones en los procesos de elaboración de políticas públicas.
"Respaldamos su derecho a manifestar su opinión como cualquier otro grupo de interés, junto con las otras religiones del mundo, pero cuestionamos su derecho a ocupar una posición junto a los gobiernos", declaró.
Según Kissling, el Vaticano no debería ser considerado como un estado sino como una ONG, al igual que las representaciones de musulmanes, hindúes, budistas, bahais y otras comunidades religiosas.
En varias conferencias de la ONU, el Vaticano adoptó una enérgica postura minoritaria contra la planificación familiar, en especial en la Conferencia sobre Población y Desarrollo (El Cairo, 1994) y la Conferencia sobre la Mujer (Beijing, 1995).
Como la ONU toma la mayoría de sus decisiones por consenso, el disentimiento del Vaticano ha hecho fracasar negociaciones relativas a derechos de las mujeres y cuidados de la salud reproductiva.
Un comité especial comenzó este miércoles en la ONU una serie de reuniones preparatorias para la sesión especial de la Asamblea General que tendrá lugar en junio para revisar específicamente los logros y fracasos de la conferencia de El Cairo hasta el momento.
Mientras esto sucede, "el Vaticano goza de una posición privilegiada que aprovecha constantemente para oponerse a medidas ampliamente aceptadas como la anticoncepción y la educación sexual", observó Kissling.
Anika Rahman, directora de programas internacionales del Centro para las Leyes y Políticas Reproductivas, señaló que si el carácter de observador permanente del Vaticano se debe a su autoridad religiosa, otras religiones tienen derecho a reclamar un estatuto similar.
"Dado que la ONU no promueve ninguna religión en particular, entidades como la Iglesia Católica Romana no deberían participar en este foro como estados no miembros", arguyó.
Los habitantes del Vaticano son el Papa, el colegio de cardenales y los funcionarios de los departamentos centrales que gobiernan la Iglesia Católica. Se trata, por lo tanto, de una entidad religiosa no territorial, afirmó Rahman.
Además, el Vaticano no representa a la diversidad de opiniones existentes dentro de la gran comunidad cristiana, observó Amparo Claro, de la Red de Salud de Mujeres de América Latina y el Caribe.
"Ni siquiera refleja la multiplicidad de voces dentro de la propia comunidad católica", agregó. (FIN/IPS/tra-en/td/mk/ml/pr/99