NIGERIA: Explosión de gas enciende discusión sobre seguridad

Una explosión de gas ocurrida esta semana en una planta del conglomerado francés ELF en Obite, en el delta del Níger, una zona rica en petróleo, encendió un debate sobre la seguridad de las instalaciones petroleras de Nigeria.

Mientras el contratista de ELF que está en la planta insiste en que murieron cuatro personas, pero los testigos del accidente y la Organización de Rescate Humano y Ambiental del delta del Níger, una organización no gubernamental (ONG) del lugar, aseguran que hubo más de 10 muertos y numerosos heridos.

El contratista de la compañía afirma que la explosión ocurrió en la planta, a 80 kilómetros de la capital de la región, Port Harcourt, mientras se hacía una soldadura de rutina, y que murió o resultó herido "personal de los subcontratistas".

La ONG sostiene en cambio que la explosión se produjo al intentar abrirse un cilindro de gas que había goteado "toda la noche".

"Todas las herramientas, cilindros de gas y llaves inglesas se convirtieron en armas al salir disparadas en distintas direcciones, por lo que al menos 30 personas recibieron golpes y la mayoría quedó inconsciente", declaró la ONG esta semana.

"La explosión sacudió a las comunidades que se encontraban en un radio de seis kilómetros a la redonda, por lo que cuatro pueblos fueron afectados", rezaba la declaración.

La explosión coincidió con el arresto de ocho personas por destruir los conductos de gas y petróleo refinado hacia regiones del país donde aún hay escasez de combustible.

Entre los arrestados había dos soldados, lo que confirma la versión de que la escasez de combustible en algunas zonas del país se debe a operaciones ejecutadas por criminales que recibieron ayuda de hombres uniformados.

Mansur Ahmed, gerente de la Compañía de Refinación de Port Harcourt, señaló a IPS que los ataques a los conductos de gas y petróleo de la empresa, una de las cuatro que existen en Nigeria, se redujeron en los últimos cinco meses.

"Por suerte, los ataques a nuestras instalaciones no fueron tan frecuentes como en otras partes del país", dijo Ahmed.

La compañía de Port Harcourt maneja dos refinerías que, juntas, pueden procesar 210.000 barriles de crudo por día. Esto se debe a la estrategia de relacionamiento con la comunidad, dijo Ahmed.

"Nuestro manejo del vínculo con la comunidad contribuyó mucho a generar mejores relaciones con las comunidades que nos reciben, y eso detuvo la destrucción de nuestros conductos de gas y petróleo", explicó.

Al menos tres conglomerados petroleros internacionales, la compañía angloholandesa Shell, la francesa ELF, y la estatal italiana Agip, sufrieron sabotaje de parte de gente desesperada por vender productos del petróleo obtenidos ilegalmente.

Un litro de combustible se vende a alrededor de 20 centavos de dólar en la capital, pero alcanza los 50 centavos en las zonas rurales, indicó Peter Agunlejika, un visitante en Lagos.

"Los que no vivimos en Lagos aún sufrimos por la escasez de combustible. No tenemos opción y dependemos del mercado negro", explicó.

Jóvenes ijaws e itsekerris, los dos grupos étnicos más grandes de Warri, un pueblo del delta del Níger, quemaron y saquearon las casas de empleados de la compañía petrolera, a fines del año pasado.

Warri está situada en el corazón del delta del Níger, y es el pueblo más cercano a la zona donde se produjo el año pasado la explosión del gasoducto que causó la muerte de más de 700 personas.

Ijaws e itsekerris piden al gobierno y a las compañías petroleras que inviertan un porcentaje mayor de su riqueza en medidas que puedan ayudar a resolver los conflictos étnicos de sus comunidades.

El petróleo representa cerca de 90 por ciento de las ganancias de exportación de Nigeria. (FIN/IPS/tra-en/ro/mn/ceb/dg/if-ip/99

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