MEXICO: Petrolera estatal cumple 61 años con múltiples achaques

La industria petrolera de México Pemex cumple este jueves el 61 aniversario de su estatización sumida en problemas, como precios del crudo a la baja, caída de inversiones y críticas a su desempeño técnico.

El "emblema de la soberanía mexicana", frase con la que gobierno, sindicatos y políticos se refieren a la industria petrolera local representada por la empresa Pemex, enfrenta hoy dificultades que podrían arrastar a todo el país, advierten los analistas.

La situación de Pemex es una de las más críticas de su historia, dijo a IPS Sergio Suárez, coordinador del área de Petróleo y Energía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Los ingresos de la empresa estatal, que en 1998 descendieron más de 30 por ciento debido a la caída de los precios del crudo hasta siete dólares por barril, financian una tercera parte del presupuesto del Estado.

Si los precios del crudo siguen cayendo a pesar de los recortes que desde 1998 promueven México y otros países en el mundo -el último acuerdo para reducir la producción de crudo en 2,5 millones de barriles diarios se tomó en Amsterdam el día 12- el gobierno apretará aun más el cinturón fiscal, advirtió Suárez.

En 1998 el equipo económico del presidente Ernesto Zedillo recortó el presupuesto a Pemex, la empresa más grande de México, en 20 por ciento, hecho que frenó los planes de expansión de la firma, que ya soportaba un aumento previo de 27 por ciento en costos y gastos de operación.

En otras medidas, aplicó tres recortes al presupuesto fiscal general, ordenó despidos en dependencias oficiales y elevó aranceles a las importaciones provenientes de países con los que México no mantiene acuerdos comerciales.

Además, adoptó regulaciones para mejorar la recaudación de impuestos, que según diversos estudios, pagan menos de la mitad de los potenciales contribuyentes.

El gobierno trata de mantener las finanzas en orden casi a cualquier costo y aunque eso implique poner en peligro la viabilidad financiera de empresas estatales como Pemex, "la caja de oro del Estado", opinó el experto de la UNAM.

Según datos oficiales, alrededor de 90 por ciento de las utilidades de la empresa, una de las más grandes de su tipo en el mundo, van directamente a las arcas de la secretaría (ministerio) de Hacienda. Pemex no puede definir nuevas inversiones ni disponer del dinero que produce.

Con un volumen de extracción de crudo que supera los tres millones de barriles por día, México es uno de los más importantes productores de petróleo del planeta, y Pemex, con un manejo financiero de alrededor de 20.000 millones de dólares anuales, una de las empresas más grandes de su tipo en el mundo.

Grupos ecologístas como el internacional Greenpeace acusan a Pemex de tener un pésimo desempeño técnico, problema que ha derivado en múltiples accidentes y derrames de crudo, especialmente en zonas del Golfo de México.

Para Greenpeace, la falta de inversiones en nueva tecnología y el "secretismo" con el que la empresa mexicana maneja los temas ambientales mantienen en peligro a decenas de comunidades y a ecosistemas terrestres y marinos.

Pemex fue estatizada hace 61 años cuando el entonces presidente Lázaro Cárdenas expulsó del país e indemnizó a algunas de las firmas inglesas y estadounidenses que controlaban el sector.

El petróleo es el "baluarte" de la soberanía mexicana, dijo Zedillo en el aniversario 59 de la estatización de esa industria.

Para las cámaras empresariales y algunos analistas locales e internacionales, mantener el petróleo en manos del Estado al amparo del argumento de la sobernía es uno de los mitos que se irán derrumbando con el paso de los años.

Líderes en materia de privatizaciones en América Latina, los últimos gobiernos mexicanos no se atrevieron sin embargo a tocar el corazón de la industria petrolera, aunque entregaron a manos privadas el almacenamiento, el transporte y la distribución de gas natural.

Ronald George, vicepresidente del Instituto Canadiense de Investigación Energética, opina que la transferencia de Pemex a capitales extranjeros es inevitable a largo plazo si la firma desea mantenerse en un aceptable nivel de competitividad internacional. (FIN/IPS/dc/dg/if-ip/99)

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