MEXICO: Caso Colosio se diluye en una empantanada investigación

La investigación del asesinato en 1994 de Luis Colosio, candidato oficialista a la presidencia de México, está empantanada y no ofrece perspectivas de identificación de culpables más allá del autor material del hecho, advirtieron varios legisladores.

El último informe ofrecido ante 27 diputados y senadores por el responsable de la investigación, Luis González, poco antes del día 23, la fecha aniversario del crimen, provocó sólo irritación en los medios legislativos.

González repitió la tesis del asesino solitario, que habría actuado por iniciativa propia o instigado, surgida casi inmediatamente después de que Colosio fuera baleado cuando participaba de un mitin político en la ciudad de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos.

Pero otras hipótesis señalan a bandas de narcotraficantes e incluso a las máximas instancias del poder detrás de la mano del asesino, Mario Aburto.

"Mario Aburto tuvo la capacidad para preparar y ejecutar el atentado contra Luis Donaldo Colosio", dijo González, que presentó un informe verbal a los parlamentarios.

Algunos legisladores pidieron la renuncia de González y criticaron con dureza al procurador general, Jorge Madrazo.

El diputado Guillermo González, del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), de declaró "molesto", porque "esto se ha convertido en una burla para el pueblo".

Javier Castello, del derechista Partido Acción Nacional (PAN), de oposición, comentó que "acudimos con gran pesimismo" a escuchar el informe de González, "porque no hay resultados concretos".

El diputado del PAN aseguró que el móvil del asesinato de Colosio "fue político", y que "un complot" impide el progreso de la investigación.

Las declaraciones de más de 1.550 testigos y cerca de 50.000 hojas de un expediente engrosado por la labor de cinco fiscales no han podido arrojar luz sobre el crimen, al que siguieron dos asesinatos políticos el mismo año.

El obispo Juan José Posadas, de la noroccidental ciudad de Guadalajara, murió el 24 de mayo de 1994 en medio de un tiroteo entre nacotraficantes, y el 28 de septiembre del mismo año fue asesinado en la capital Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI.

El último informe del caso Colosio volvió a poner en primer plano una historia que ya no se menciona en ámbitos del Poder Ejecutivo, ni aún en vísperas del aniversario del crimen.

El presidente Ernesto Zedillo no ha vuelto a pronunciar el nombre de Colosio después del primer año de su gestión. Zedillo era el jefe de campaña de Colosio y obtuvo la candidatura a la presidencia al morir éste.

El presidente no mencionó el caso Colosio en los actos de celebración de los 70 años del PRI, el 4 de este mes, aunque en su primer discurso como candidato se había comprometido a resolver el caso.

Colosio estuvo al frente del PRI entre 1989 y 1992 y desde entonces han pasado seis dirigentes políticos por la presidencia del partido.

El último fue Mariano Palacios, que esta semana renunció de manera sorpresiva a su cargo, junto con el secretario general, Carlos Rojas.

El ministro de Trabajo, José Antonio González, dejó el puesto para postularse a la presidencia del PRI, cuando todas las fuerzas políticas calientan motores con miras a los comicios del 2000.

Los movimientos en el PRI fueron interpretados por los analistas como los primeros pasos de Zedillo para promover a su propio candidato a la presidencia de la República.

El dimitente Rojas señaló que las renuncias permitirán conformar una cúpula del PRI de mayor "legitimidad democrática", aunque en casi todos los ámbitos del país nadie duda que Zedillo mueve sus piezas para lanzar al ruedo a su propio "delfín". (FIN/IPS/pf/ff/ip/99

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