El gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México cumple este jueves 70 años de vida con la promesa de rejuvenecer postulados y retomar la fuerza perdida para retener la presidencia del 2000, meta que se le presenta lejana.
El otrora partido monolítico e invencible, que controlaba desde la presidencia del país hasta el municipio más pequeño, llega a sus siete décadas dividido, con el menor respaldo social de su vida y cuando se destierran, gracias a leyes gestionadas por opositores, procesos electorales fraudulentos y pocos claros.
Hasta 1988 el PRI tenía en su poder las 32 gubernaturas del país, la mayoría absoluta en el Congreso y dirigía 2.293 de las 2.376 alcaldías. Hoy contrala 22 gubernaturas, no tiene mayoría en el Congreso y maneja 1.413 ayuntamientos.
Además, los dos principales partidos opositores, el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el conservador Acción Nacional (PAN), gobiernan casi la mitad de las capitales estatales, entre ellas las de mayor peso económico como el Distrito Federal, Monterrey y Guadalajara.
PRD y PAN vaticinan que en el 2000, el viejo partido, que batió récords al mantenerse 70 años en el poder, dejará la presidencia, pero la dirigencia del PRI afirma que eso jamás pasará.
Creado para unir a los vencedores del proceso revolucionario de 1910 a 1917, el PRI enfrenta hoy divisiones entre corrientes que pugnan por la democratización de la agrupación y su viraje a posiciones de izquierda y otras que añoran los viejos tiempos del populismo y la democracia "controlada".
Además, hay sectores que los analistas llaman tecnócratas y otros conservadores bautizados como "jurásicos". Los últimos presidentes del país y militantes del PRI Carlos Salinas (1988- 1994) y el actual mandatario Ernesto Zedillo, pertenecen al grupo de los tecnócratas.
Desatadas las amarras hacia las elecciones presidenciales del 2000, en el PRI existen ya tres precandidatos declarados y se mencionan tres nombres más, mientras en la oposición se señalan otros tres, entre ellos el alcalde de la capital, Cuauhtémoc Cárdenas, del PRD, quien propone formar una alianza opositora.
A diferencia del pasado, hoy los aspirante del PRI ya critican algunas políticas del gobierno en turno, aunque siguen considerando al presidente el pilar de su agrupación. Sin embargo, los analistas creen que al acercarse la fecha de designación las diferencias con el mandatario se acrecentarán.
Si las promesas de la dirigencia del PRI se cumplen, el candidato presidencial de ese partido será electo por las bases o en una asamblea, desterrando así la vieja práctica de que el mandatario saliente designe siempre al candidato.
Con el 70 aniversario del PRI empieza la discusión de cuál será la "forma democrática" que se aplique para elegir al candidato, indicó el presidente de la agrupación Mariano Palacios, quien reconoce que el partido perdió fuerza los últimos años pero recuerda que sigue siendo el más poderoso del país.
El PRI pronto va a retomar su fuerza y hará una revisión de algunos de sus postulados y objetivos, dijo Palacios.
En 1982 ganó la presidencia el candidato del PRI Miguel de la Madrid, con más de 70 por ciento de la votación. Sus sucesores, Salinas y Zedillo, no superaron el 50,5 por ciento.
En la última elección federal de julio de 1997, cuando la oposición conquistó por primera vez desde 1929 la mayoría en la Cámara de Diputados, el PRI obtuvo menos de 40 por ciento de los votos.
Diversas encuestas indican que si los partidos opositores mantienen el perfil de los dos últimos años podrían arrebatar la presidencia al PRI. Esa posibilidad sería mayor, apuntan, si PRD y PAN lanzan un candidato único.
En las filas del PRI, la llamada corriente "crítica" reconoce que existe un peligro claro de perder la presidencia, pero la dirigencia sostiene que eso no pasará.
Para definir su estrategia política hacia el 2000, renovar sus postulados de justicia social, retomar fuerza y afianzar la unidad, el PRI realizará a mediados de año una asamblea general, indicó el presidente del partido.
En el PRI el reto es renovarse para no morir, coincidieron en señalar Pedro Ojeda y Humberto Roque, ex presidentes del partido. (FIN/IPS/dc/dg/ip/99)