MEDIOS-YUGOSLAVIA: Ataca la OTAN, se defiende Milosevic

Parece imparcial, pero no lo es tanto, cuando se lee en los diarios que en Yugoslavia la OTAN ataca a "las fuerzas de Milosevic".

Tras ocho años de este tipo de lenguaje, las palabras "serbio" y "Milosevic"son sinónimos -a los ojos del público occidental- de maldad, violencia, limpieza étnica y represión.

Expertos italianos destacaron este viernes que, militar y legalmente, la guerra es una operación ofensiva contra un país soberano, la federación yugoslava, que incluye a Serbia y Montenegro, ambos objeto de bombardeos.

Los periodistas occidentales ya no sienten necesidad de citar una fuente para atribuir al presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, toda la responsabilidad por los ataques, y por la violencia que estalló en los Balcanes tras la desintegración de Yugoslavia en 1991.

La confusión entre Serbia y Yugoslavia, y la personalización de ambos en Milosevic, es una simplificación periodística que sería inadmisible en un país occidental: nadie osaría describir a las fuerzas norteamericanas como de Bill Clinton .

Es la misma técnica usada para identificar a Iraq y a su presidente, Saddam Hussein, a quien sa menudo se compara con MIlosevic.

Al explicar por qué escribía que los tanques yugoslavos son de Milosevic, mientras los aviones norteamericanos no son de Clinton, un veterano periodista británico dijo airadamente: "es obvio que Milosevic es el jefe y toma todas las decisiones. No entiendo que alguien pueda pensar de otra manera".

Así, debido a que muy pocos piensan de otra manera, una guerra institucional y del lado democrático -la Organización del Tratado del Atántico Norte- contra un régimen calculador, dictatorial y demoníaco, no puede ser sino justo y natural.

Las descripciones de la situación restan también credibilidad a los partidos políticos y el Parlamento de Yugoslavia, que rechazaron unánimemente el ingreso de tropas extranjeras al país.

El ex presidente portugués Mario Soares (socialista) recordó este jueves en Lisboa que "puede no gustarnos Milosevic, pero el hecho es que es un presidente elegido democráticamente y reconocido internacionalmente".

Pocos saben que Milosevic fue elegido presidente en comicios supervisados por la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), y que su gobierno está ahora formado por prácticamente todas las fuerzas políticas del país.

Tales omisiones tienden a reforzar la imagen de Milosevic como jefe de un régimen ilegal, alimentando la ilusión de que una rebelión militar o popular podría en cualquier momento cambiar la situación.

El general italiano Carlo Jean, representante de Italia en la OSCE, escribe en un ensayo que los conflictos modernos representan "dos guerras paralelas: una en el campo de batalla y otra en los medios".

"Con los medios en tiempo real y directo, como los televisivos, el público diventa un actor político estatégico, dada la importancia de su consenso y apoyo", dice Jean en el ensayo, presentado ante el Centro de Altos Estudios de Defensa, en Roma.

El consenso de la opinión pública "está más condicionado por la forma que reviste el mensaje que por el contenido de la información", y se "refuerza cuando las informaciones involucran los valores dominantes del pùblico que las recibe", agrega.

"La 'justa causa' de la intervención (militar) diventó una necesidad comunicativa: también los objetivos de la 'realpolitik' deben vestirse con el ropaje de la 'idealpolitik'. " concluye Jean.

Mientras la opresión serbia contra la minoría albanesa en la provincia de Kosovo fue expuesta como la motivación principal de los ataques, la prensa mundial virtualmente dejó de prestar atención a la suerte de la población civil, dejada allí a su suerte.

Desde el miércoles, las pantallas de televisión se concentran principalmente en el poderío bélico occidental y en las columnas de fuego dejadas spor los aviones en los "objetivos militares serbios", mientras organizaciones humanitarias denuncian fugas en masa y operaciones de limpieza étnica en Kosovo.

Bajo el ataque aéreo occidental y sin verificadores o periodistas, al parecer las fuerzas serbias se sienten libres, y justificadas, para verificar la tragedia humanitaria que el ataque iba a impedir.

Las agencias de Naciones Unidas debieron abandonar Kosovo, donde sólo desde la agudización de la crisis, hace dos semanas, fueron desplazados 40 mil civiles que ahora no tienen refugio ni alimentos.

"La gente va a tener que darse cuenta de que esta es una guerra, que va a morir gente y que habrá destrucción," dijo el miércoles, con aire técnico, un corresponsal británico en la sede de la OTAN en Bruselas.

Tanjug, la agencia de noticias yugoslava, informó que los rebeldes del Ejército de Liberación del Kosovo (ELK) atacan a las fuerzas del gobierno "estimulados y sostenidos por la actividad criminal (los bombardeos)".

Como sus colegas de Tanjug, los periodistas de los grandes medios occidentales parecen haber descuidado la llamada objetividad en sus complejas disertaciones televisivas sobre estrategia y técnica militar a las puertas de instalaciones militares.

Y es que, como dice el general Jean, desde la invasión de Grenada (1983) hasta nuestros días, los periodistas dejaron de ser observadores para pasar a ser parte de la batalla. Y en la guerra, se sabe, quien no dispara muere. (FIN/IPS/ak/99)

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