MEDIO ORIENTE: Refugiados palestinos obtienen mejoras

Jordania y Líbano modificaron en los últimos meses su actitud hacia los residentes palestinos, cuyas condiciones de vida fueron mejoradas.

Sin embargo, los palestinos, decenas de miles de los cuales residen en ambos países desde la creación del estado de Israel en 1948, continúan preguntándose si las pequeñas ventajas que les fueron concedidas apuntan en verdad a facilitarles las cosas.

Cuando el príncipe Hassan fue relevado como heredero de la corona de Jordania antes de la muerte del rey Hussein, los palestinos en Amman sintieron alivio.

La impresión general entre los palestinos era que la posición privilegiada que ocupaban en Jordania estaría en peligro si Hassan se convertía en rey.

"Aunque estamos aquí desde hace décadas, siempre me sentí insegura. No sólo soy palestina sino que también pertenezco a una minoría religiosa", dijo Rania, una palestina cristiana de Jerusalén. "La idea de tener al príncipe Hassan como rey no nos llenaba precisamente de alegría", agregó .

Afirmó que ahora se siente más segura, sabiendo que el nuevo rey de Jordania, Abdullah, tiene una madre cristiana y una esposa palestina.

Los palestinos representan aproximadamente 60 por ciento de la población de Jordania y son una fuerza poderosa en la economía de la nación.

Están divididos en tres grupos.

Uno de ellos lo constituyen quienes huyeron a Jordania en 1948 y son considerados refugiados.

El otro está formado por los que proceden de Cisjordania, territorio que Jordania perdió ante Israel en 1967, ahora considerados como "desplazados" de una parte de Jordania a otra.

El tercer grupo, finalmente, está formado por los 400.000 palestinos jordanos expulsados de los países del Golfo en 1991 cuando el rey Hussein se alió con Iraq en su guerra contra la coalición multinacional liderada por Estados Unidos. A estos se los llama "retornados".

Todos los palestinos tienen ciudadanía jordana pero se aferran a sus documentos de refugiados de la Organización de las Naciones Unidas, que supuestamente les permiten reclamar su derecho a sus casas y tierras en su tierra natal.

Los palestinos pueden ocupar cualquier cargo en Jordania. El ejemplo preferido para demostrar cuán alto puede llegar un palestino jordano es el del ex primer ministro Taher el Masri.

Esta participación en la vida y la política de Jordania es con frecuencia mencionada como argumento para hacer de este país un sustituto de Palestina y solucionar la cuestión de los refugiados de ese origen.

Pero las sugerencias palestinas de una confederación con Jordania fueron descartadas por el rey Abdullah por "muy apresuradas".

Aunque la mayoría de los 360.000 palestinos en Líbano llevan en ese país casi el mismo tiempo que los palestinos en Jordania, no tienen razones para sentirse "libaneses".

"¿Por qué deberíamos sentirnos parte de un país que nunca quiso que fuéramos parte de él?", preguntó Jamileh, de 61 años, en el campamento de Ain el Helweh. "El trato que recibimos aquí sólo aumenta nuestro deseo de volver a Palestina".

Y eso es exactamente lo que Líbano tiene en mente cuando dificulta las cosas para los refugiados palestinos que alberga contra su voluntad.

Los 12 campamentos de refugiados palestinos en Líbano están superpoblados, sucios y a punto de derrumbarse.

Casi no se permite el ingreso de materiales de construcción a los campamentos, que tampoco están conectados a las redes nacionales de alcantarillado, electricidad y agua potable.

Los palestinos en Líbano representan la mayor proporción de refugiados inscritos en el programa especial del Organismo de las Naciones Unidas para la Asistencia y el Trabajo de los Palestinos Refugiados en el Cercano Oriente (UNRWA).

No hay restricciones oficiales a los palestinos para dejar los campamentos pero las posibilidades de que dispongan de los medios para hacerlo son muy pocas.

Privados de los derechos civiles básicos, los refugiados palestinos en Líbano son todavía considerados trabajadores extranjeros, aunque la mayoría de ellos nació allí. Esta calidad los excluye de 75 profesiones, lo que dificulta que mejoren sus condiciones de vida.

"Acabo de terminar mi licenciatura en ciencias políticas de la Universidad Americana de Beirut. Siempre tuve buenas calificaciones y las oportunidades de encontrar un trabajo decente deberían ser muchas, pero son nulas", dijo Amer, de 23 años.

Hasta enero de este año, Amer también se resistía a dejar a su familia y buscar mejores oportunidades fuera de Líbano. Desde 1995, los palestinos debían pedir un permiso de salida para cada viaje y una visa de entrada, que con frecuencia les era negada.

El gobierno libanés adoptó esas restricciones para controlar el número de palestinos que ingresaban al país luego que el líder de Libia, Mohammed Gadafi, ordenara la deportación de miles de palestinos que trabajaban en su país para enfatizar su oposición al Acuerdo de Paz del Medio Oriente de Oslo.

En enero, el líder del departamento político de la Organización para la Liberación de Palestina, Farouk Kaddoumi, visitó Líbano y mantuvo conversaciones con el primer ministro Selim Hoss.

La decisión de levantar las restricciones a los viajes llegó la semana siguiente, y ahora los palestinos pueden obtener una visa de entradas múltiples de seis meses.

"Esta decisión es un paso en la dirección correcta para rectificar las relaciones entre los libaneses y el pueblo palestino. Esperamos que esté seguida de decisiones de otorgar a los refugiados palestinos sus derechos civiles", señalaron organizaciones de esa comunidad.

En diciembre de 1998, Damasco fue sede del Congreso Nacional Palestino, al que asistieron 300 representantes de más de 10 países. Aunque no se llegó a ninguna decisión que significara un gran avance, la aceptación de Siria de la celebración del congreso constituyó un gran avance.

Desde 1991, la actitud de Siria hacia los grupos palestinos que se oponían al proceso de paz había sido muy reservada.

Pero por otra parte nunca desarmó a los combatientes palestinos en su territorio o cerró oficinas de sus representantes en Damasco, mientras los ataques no fueran realizados desde la propia Siria.

Siria alberga a 350.000 palestinos, el equivalente de dos por ciento de su población. (FIN/IPS/tra-en/kg/mk-dg/ip/99

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