Ambientalistas y opositores reclaman al gobierno de Gran Bretaña que retire su apoyo a la construcción de una represa hidroeléctrica en Turquía cuyo embalse destruiría localidades kurdas.
La proyectada represa de Ilusu, cuyo costo se estima en unos 1.700 millones de dólares, se construiría en el curso del río Tigris, unos 60 kilómetros al norte de la frontera de Turquía con Iraq y Siria, en el corazón de una zona poblada por kurdos.
La iniciativa, desarrollada por la compañía Balfour Beatty. una de las involucradas en el polémico proyecto de la represa de Pergau en Malasia, cuenta con el apoyo del Departamento de Comercio e Industria (DCI) británico.
El apoyo de Gran Bretaña a la construcción de la represa de Pergau fue objeto de controversias, pues el entonces gobernante Partido Conservador no tuvo en cuenta sus efectos perjudiciales para el ambiente, y aportó fondos para el proyecto porque Malasia era un comprador de armas británicas.
Aquel episodio hizo que el hoy gobernante Partido Laborista declarara que desarrollaría una política exterior basada en la éticas.
Los ambientalistas dicen que el embalse de la represa de Ilusu causaría el desplazamiento de unos 20.000 kurdos, al inundar 52 aldeas y 15 ciudades, entre ellas Hasankeyf, un sitio de interés arqueológico que sobrevive desde la Edad Media y en el que habitan 5.500 personas
Una resolución del gobierno turco aseguró en 1978 que Hasankeyf recibiría "total protección arqueológica".
"El proyecto desencadenaría el caos ambiental y social", declaró Tony Juniper, director de Políticas de la organización no gubernamental Amigos de la Tierra.
Esta polémica se suma a la captura en Kenia de Abdullah Ocalan, líder del guerrillero Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), que lucha por la constitución de un estado kurdo independiente en el sudeste de Turquía.
OcAlan, a quien el gobierno turco considera un terrorista, fue capturado en Kenia cuando se dirigía a un tercer país, y ahora enfrenta un juicio en Turquía.
"El apoyo del gobierno británico a la construcción de la represa es una intervención directa en una zona de guerra, y hace sólo dos semanas que escuchamos sobre los planes del gobierno laborista para desarrollar una política exterior 'ambientalista' y 'ética"', señaló Juniper.
El ministro de Relaciones Exteriores británico, Robin Cook, "debe dar garantías de que el apoyo gubernamental a la construcción de la represa cesará de inmediato", agregó.
Amigos de la Tierra sostuvo que la oposición al proyecto dentro de Turquía no se expresa por temor a que Ankara adopte represalias en el marco de su enfrentamiento con los rebeldes kurdos.
La organización ambientalista afirmó que la represa de Ilusu es parte de un proyecto que ya ha provocado el desplazamiento forzoso de cientos de miles de kurdos, muchos de los cuales no recibieron compensación alguna.
También aseguró que el Banco Mundial se negó a apoyar la iniciativa porque viola resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tendientes a prevenir disputas fronterizas entre países que comparten recursos hídricos.
Se teme que si Turquía construye la represa pueda emplearla como un arma política, mediante la amenaza de interrumpir el flujo del río Tigris hacia Iraq y Siria.
Iraq, Siria y Turquía ya están involucrados en una prolongada disputa por recursos hídricos, y Damasco acusó al gobierno turco de disminuir el flujo de las aguas del río Eufrates hacia territorio sirio, mediante la construcción de una serie de represas sobre su curso.
Las "guerras por el agua" han pasado a primer plano en Medio Oriente en los últimos años, dominando las relaciones entre los países de la región, y los analistas estiman que la escasez de líquido será cada vez mayor por el aumento de la población.
La construcción de diques y represas es empleada a menudo por los países que disponen de mayores recursos hídricos para amenazar a sus vecinos que sufren mayor escasez de agua.
La construcción de grandes represas ha recibido críticas crecientes de los expertos en desarrollo debido a los grandes desplazamientos de poblaciones y los problemas ambientales que causan.
La Red Internacional de Ríos informó que China, Corea del Sur, Japón y Turquía son los países con la mayor cantidad de grandes represas en construcción.
En Londres, el opositor Partido Liberal Democrático (PLD) reclamó el lunes que se investigue el involucramiento del gobierno en la construcción de la represa de Ilusu, y afirmó que no debe permitirse al DCI que actúe contra el compromiso de las autoridades de desarrollar una política exterior "ética".
"Al parecer este proyecto es apoyado por el DCI, pero el Banco Mundial le negó su respaldo porque viola resoluciones de la ONU para prevenir las disputas fronterizas y las guerras entre países que comparten recursos hídricos", señaló Menzies Campbell, portavoz del PLD, en una carta dirigida a Cook.
Amigos de la Tierra, por su parte, dijo haber constatado que el DCI no solicitó en este caso los estudios sobre impacto ambiental requeridos para apoyar proyectos de la envergadura de la represa de Ilusu.
El proyecto de Ilusu "es la prueba de fuego para la anunciada política exterior 'ambientalista' y 'ética"', agregó la organización no gubernamental. (FIN/IPS/tra-en/dds/mp/mj/en ip/99