JAPON: Mujeres encabezan la fila de desempleados /Día Internacional de la Mujer/

Cada vez más mujeres de Japón se ven forzadas a aceptar reducciones salariales o simplemente son despedidas a medida que las compañías se embarcan en programas masivos de reestructuración, para mantenerse a flote en la recesión.

Noriko Maeda, de 35 años, perdió su empleo como asistente de vuelo en una de las principales aerolíneas de Japón hace cinco años. Actualmente da clases de conversación en inglés a niños de su barrio.

"Fui víctima de un programa de la compañía para reducir costos que afectó severamente a las asistentes de vuelo de tiempo completo. Aquí estoy ahora, aburrida, pobre y frustrada", dijo Maeda, que tiene un título en literatura inglesa.

La reestructuración implica reducción de personal, y las trabajadoras se quejan de que esta tendencia las afecta más que a los hombres.

Keiko Hashimoto, abogada laboral, dijo que las mujeres, que se incorporaron en forma masiva a la fuerza de trabajo en las últimas décadas son ahora extremadamente vulnerables a la discriminación como resultado de los malos tiempos económicos.

"Las compañías emplearon a mujeres en los años ochenta porque simplemente necesitaban más manos para la floreciente economía, y ahora cierran rápidamente las puertas al descubrir que deben reducir costos", explicó.

Cada vez más compañías del mercado de valores rebajan la calificación de sus trabajadoras. Nikko Securities, una firma afectada por la inestabilidad financiera, informó el año pasado que 1.500 de sus empleadas pasarían a trabajar en forma temporaria para una filial suya de contratación de personal.

Según el Ministerio de Trabajo, 70 por ciento de los trabajadores de medio horario de Japón son mujeres. Al personal temporario se le paga por hora, y las mujeres no esperan ascensos ni otros beneficios a los que tienen derecho los trabajadores hombres en la misma compañía.

Keiko Tani, del Sindicato de Mujeres de Tokio, informó que esa organización (que tenía seis miembros cuando fue creada, en 1995, y ahora cuenta con 250) participa en las negociaciones laborales de un creciente número de mujeres cuya paga de medio horario fue reducida debido a reestructuraciones de las compañías.

El salario de los empleos de medio horario, que era de 13,8 centavos de dólar la hora, se redujo a 12,3 centavos de dólar para los trabajos de oficina. La paga de las meseras o asistentes en tiendas bajó de 8 a 6,5 dólares la hora.

Analistas laborales explican que las trabajadoras nunca fueron tratadas de manera igualitaria en la sociedad japonesa, dominada por los hombres. Este problema quedó en evidencia nuevamente y se agravó en la medida en que las mujeres sufrieron los peores efectos laborales de la recesión.

Tani explicó que una importante barrera para la igualdad es que la legislación japonesa no es eficaz contra las "barreras invisibles" que impiden el pago igualitario a las mujeres.

Las estadísticas probaron una vez más que la tradición y la discriminación social disuadieron a las mujeres de desempeñar un papel más destacado en la sociedad.

En julio, la oficina del primer ministro publicó resultados de encuestas que indicaban que la mayoría de las mujeres que trabajan continúan a cargo de las tareas de la casa. Por el contrario, los hombres consultados respondieron que el matrimonio no cambió en nada sus agendas.

En febrero de 1998, una línea de consultas telefónicas manejada por abogados para asesorar a mujeres que trabajan reveló que el acoso sexual en el lugar de trabajo era una de sus principales preocupaciones, seguida de los despidos imprevistos.

Aunque Japón adhirió a la Convención sobre Igualdad de Oportunidades de Empleo de las Naciones Unidas en 1996, las legisladoras son sólo ocho por ciento del parlamento, y entre quienes dirigen empresas hay apenas 0,2 por ciento de mujeres, (el ínidice más bajo entre los países industrializados).

Aunque las mujeres representan la mitad de la fuerza de trabajo, su salario llega a sólo 62 por ciento del de sus colegas masculinos, y un gran número de mujeres tienen empleos de medio horario.

Según la Agencia de Planificación Económica, Japón se ubica en el lugar 19, inmediatamente después de México, en términos de facilidad de las mujeres para trabajar.

"En ese marco, no es una sorpresa que las mujeres sean las primeras afectadas por la actual crisis económica. La situación sólo podría cambiar si se aprobaran leyes más estrictas, que obliguen a las compañías a pagar igualitariamente a hombres y mujeres, con independencia del trabajo que hagan".

Una serie de reformas de la legislación laboral que se pondrán en práctica a partir del 1 de abril apuntan a lograr un tratamiento igualitario en el trabajo, pero sólo aumentaron la ansiedad respecto de la reestructuración de las compañías, ya que no prevén sanciones para aquéllas que discriminan a las mujeres.

Aunque las leyes prohíben la discriminación sexual en los avisos para ofrecer empleo, muchas mujeres señalan que de todos modos los hombres desempleados que busquen un nuevo trabajo tendrán más oportunidades que las mujeres que carguen con la "desventaja" de tener que cuidar de sus familias.

Junko Kawano, a cargo de Tarabayo, una de las principales revistas dedicadas a la difusión de ofertas de empleo, piensa sin embargo que el panorama laboral está cambiando.

"A medida que aumenta la desregulación y se establecen nuevas leyes de igualdad, el mercado laboral de Japón experimenta una revolución", opinó Kawano. Su revista tenía un público compuesto mayoritariamente por hombres jóvenes solteros, pero ahora también se dirigirá a las mujeres.

"Los empleadores japoneses deben darse cuenta de que el viejo sistema de dependencia, en el que se cambiaba seguridad por lealtad a la compañía, está desapareciendo", dijo Kawano, y agregó que los empleos dependerán de las capacidades personales.

Este cambio es una oportunidad que podría funcionar para las mujeres, explicó. "Al especializarse, las mujeres pueden competir con los hombres en el nuevo mercado laboral. Lo que necesitamos es un mejor apoyo oficial a las tareas domésticas", agregó.

En esta área, las nuevas leyes de Japón tratan de ayudar buscando la igualdad en el hogar y pidiendo a los hombres que compartan las tareas domésticas, pero todavía está por verse si esas leyes podrán imponerse sobre la tradición. (FIN/IPS/tra- en/sk/js/at/mp/hd pr/99

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