La efectividad de los programas de ayuda para el desarrollo ofrecidos por Japón, el mayor donante mundial, puede y debe mejorarse, subrayaron expertos.
Gran parte de la asistencia al exterior, que el año pasado sumó unos 8.800 millones de dólares, se destina al "soporte físico" de los proyectos pero descuida otros aspectos en general esenciales para el éxito de cualquier programa humanitario, observaron los expertos.
Por ejemplo, "las donaciones de Japón para la salud infantil involucran un enorme gasto en equipos, hospitales, medicinas y vacunas", señaló Mansoor Ahmed, director de Unicef (Programa de las Naciones Unidas para la Infancia) en Japón.
"Pero esta política no siempre logra los mejores resultados, porque ignora la necesidad de invertir dinero en entrenamiento y otros mecanismos de apoyo para implementar esos programas", subrayó.
Otras agencias humanitarias sostienen que Japón debería canalizar más ayuda hacia proyectos de saneamiento, educación y suministro de agua en las naciones receptoras para mejorar la efectividad de su asistencia.
Las críticas se producen en vísperas de la determinación de la ayuda oficial para el desarrollo en el nuevo año fiscal, que comienza en abril. Se prevé que el gobierno anunciará un presupuesto de 8.840 millones de dólares para 1999, lo que representa un incremento de 0,2 por ciento sobre el año anterior.
El presupuesto de este año se concentrará en Asia, afectada por la crisis financiera, e incluirá 34,7 millones de dólares en donaciones a los vecinos más próximos de Japón para desarrollo de infraestructura y reforma económica estructural.
También se destinarán sumas importantes para programas de capacitación (unos 152 millones de dólares) y proyectos especiales para contrarrestar la crisis económica asiática (cerca de 169 millones).
La cantidad de ayuda a organizaciones internacionales aumentó 11,1 por ciento al situarse en 1.170 millones de dólares y estará destinada principalmente a combatir la pobreza, la destrucción ambiental y problemas médicos y educativos.
La cancillería pronosticó que la crisis del sudeste asiático se agravará en los próximos dos o tres años y enfatizó la necesidad de mejorar la educación y ayudar a la creciente población empobrecida de la región.
Un funcionario de la cancillería destacó la importancia de la ayuda humanitaria para niños y ancianos en particular. También habrá asistencia especial de emergencia para Indonesia en suministros médicos.
"La crítica de que debemos invertir más dinero en los aspectos de 'software' de la asistencia humanitaria es bien recibida", declaró Takeshi Yagi, funcionario de la cancillería a cargo de las donaciones para la ayuda al desarrollo.
"Sin embargo, el gobierno es consciente de este hecho y ha destinado fondos a áreas técnicas y de capacitación", puntualizó.
Yagi confirmó que los fondos para organizaciones humanitarias como Unicef se concentraron en programas de vacunación en países en desarrollo, pero observó que la razón por la que las vacunas insumen una gran porción de la ayuda es simplemente su alto costo.
No obstante, crecen las críticas hacia el uso de la herramienta diplomática más importante de Japón. Muchos expertos en desarrollo acusan a Tokio de carecer de visión global y de un planeamiento estratégico para la distribución de su ayuda.
El periódico Mainichi Shimbun exhortó al gobierno a repensar su presupuesto de asistencia a China y sugirió que destine más ayuda a programas de salud en Africa, en vista del creciente número de víctimas del sida en ese continente.
Un informe del gobierno sobre ayuda para el desarrollo publicado el pasado octubre tiende a apoyar este punto de vista al observar que debe prestarse más atención a los más necesitados.
La asistencia bilateral representa actualmente casi tres cuartos del presupuesto de la ayuda oficial para el desarrollo, mientras menos de 10 por ciento de dicho presupuesto se destina a agencias multilaterales como Unicef y el Programa Mundial de Alimentos. (FIN/IPS/tra-en/sk/cb/ral/mlm/dv/99