El ataque que acabó con la vida de ocho turistas y cuatro funcionarios del Parque Nacional de Uganda dejó en evidencia la libertad de movimiento de que gozan las milicias hutu ruandesas en toda la región de los Grandes Lagos de Africa, sin importar fronteras.
Equipos de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos fueron enviados a la región de Bwindi para investigar la masacre, mientras militares de Uganda realizan sus propias operaciones, con la promesa de recibir asistencia de Ruanda.
Mientras, se teme que el gobierno de la República Democrática de Congo (RDC) permita operaciones de las milicias hutu en su territorio para debilitar a los tutsis que viven en el este del país, enfrentados con el presidente Laurent-Desiré Kabila.
Al parecer fue la milicia Interahamwe ("los que luchan juntos" en la lengua kinyarwanda) la que asesinó a cuatro guardabosques ugandeses y redujo a 31 turistas de diferentes nacionalidades que procuraban observar a los gorilas de montaña, la principal atracción turística de la región.
Diecisiete pudieron escapar o fueron liberados y 14 fueron conducidos en una larga marcha hacia las montañas, que terminó con la muerte de ocho turistas, ejecutados con machetes y garrotes.
Las víctimas, cuatro hombres y cuatro mujeres, eran cuatro ciudadanos británicos, dos estadounidenses y dos neocelandeses.
Las dos víctimas estadounidenses eran Rob Haubner y Susan Miller, un matrimonio. Ambos trabajaban para el gigante informático Intel Corp.
Los dos neocelandeses asesinados fueron identificados como Rhonda Avis y Michelle Strathern. Aún no se conoce el nombre de los británicos asesinados.
En 1994, los Interahamwe fueron acusados de haber matado un millón de personas en Ruanda, la mayoría de ellos tutsis. Luego de ser derrotados, cruzaron la frontera hacia el territorio de la actual RDC, entonces Zaire, después de que el Frente Patriótico Ruandés, dominado por tutsis, llegara al poder ese año.
Hasta el ataque del lunes, Bwindi era considerado un destino seguro, sin ninguno de los problemas de seguridad que limitaron las excursiones para observar gorilas en la República Democrática de Congo (RDC) y Ruanda.
Según los relatos de los sobrevivientes, el ataque de los Interahamwe fue cuidadosamente coordinado y extremadamente despiadado. Tres campamentos de turistas fueron asaltados en la noche del domingo y las primeras horas del lunes por un grupo de más de 100 milicianos fuertemente armados.
Mark Ross, un agente de viajes estadounidense liberado por sus captores, dijo que los Interahamwe escogieron a ciudadanos estadounidenses y británicos, advirtiendo que los dos países eran considerados hostiles por su apoyo al gobierno de Ruanda.
No hubo explicaciones formales todavía de ninguna organización que reivindicara el ataque, pero los Interahamwe emitieron varios comunicados por diferentes vías en los últimos meses señalando su hostilidad hacia Estados Unidos.
Aunque el gobierno de Uganda prometió que los acontecimientos de Bwindi no se repetirán, el ataque del lunes probablemente tendrá un efecto devastador sobre el turismo, y las embajadas en Kampala, la capital, probablemente dejarán la localidad fuera de los circuitos turísticos.
Esta no es la primera vez que los turistas son el blanco de ataques rebeldes. En agosto, los milicianos redujeron a cuatro observadores de gorilas que cruzaron de Uganda a la RDC.
Un ciudadano canadiense fue liberado posteriormente, pero una pareja sueca y un neocelandés nunca volvieron, a pesar de las gestiones efectuadas por las respectivas embajadas para asegurar su liberación.
Los Interahamwe ofrecieron liberar a los cautivos a cambio de una transmisión internacional de su programa y reivindicaciones, pero versiones sin confirmar desde la RDC indican que los tres fueron asesinados luego de ser conducidos a escondites rebeldes en las montañas.
Según fuentes de organizaciones humanitarias en la RDC, las fuerzas Interahamwe se dirigen hacia el noreste desde sus centros fuertes en Masisi en la provincia congoleña de Kivú del Norte, concentrando unidades de guerrilla cerca de la frontera con Uganda.
El mes pasado guerrilleros fuertemente armados, supuestamente Interahamwe, atacaron el pueblo fronterizo de Ishasha en el distrito de Rukungiri en Uganda. Se informó de otro ataque cerca de Kisoro en el oeste de Uganda.
El ataque a Bwindi parecería encajar en un patrón, por el cual las milicias atacarían blancos indefensos dentro del territorio de Uganda.
"Sabemos que estaban activos en esa área, por lo que esto no fue una gran sorpresa", dijo un alto funcionario de Ruanda sobre los asesinatos en el oeste de Uganda.
En un informe de noviembre, una Comisión de Investigación de las Naciones Unidas que investigaba el tráfico de armas hacia la región de los Grandes Lagos, advirtió que las autoridades de la RDC habían permitido que los Interahamwe se reagruparan dentro de su territorio.
El informe acusó a Kabila de intentar legitimar a las milicias hutu utilizándolos como un componente clave de su coalición contra el rebelde Unión Congoleña para la Democracia.
El gobierno de Ruanda insiste en que apoya la rebelión porque pretende desembarazarse de las Interahamwe, que asolan las áreas fronterizas, y condicionó su apoyo de cualquier acuerdo de paz a que se resuelva el problema de los Interahamwe, y que el resto de la población hutu de Ruanda que está en la RDC vuelva a su país.
Analistas independientes advirtieron que todavía hay hasta 40.000 Interahamwe en la RDC.
Aunque la presencia más fuerte es en Kivu del Norte, las unidades Interahamwe también están en Kasai y Katanga, ayudando a defender las vitales ciudades de Mbuji-Mayi y Lubumbashi. (FIN/IPS/tra-en/cs/mn/at/mj/ip/99