Ministros, hombres de negocios y políticos del sudeste asiático asistieron a una reunión internacional en Dinamarca que los dejó pensando si sus devastadas economías deberían imitar los métodos escandinavos.
Los participantes de países escandinavos en la Conferencia Asia- Europa sobre Estados y Mercados, realizada la semana pasada, enfatizaron el papel del Estado en la economía, causando perplejidad entre quienes provenían del sudeste de Asia y han puesto tradicionalmente énfasis en el libre mercado.
Fue imposible encontrar una discusión sobre temas económicos internacionales en Copenhague donde no se hiciera por lo menos una referencia al "modelo danés de gobierno".
El llamado "modelo de bienestar escandinavo" es la forma elegida por Dinamarca, Noruega y Suecia para organizar y financiar sus sistemas de seguridad social, salud y educación.
El problema para los delegados asiáticos que asistieron a la conferencia radicó en las diferencias entre sus países asiáticos y los escandinavos, que en su mayoría tienen, por ejemplo, poblaciones pequeñas, homogéneas y fuertemente integradas.
En contraste, Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo, y la mayoría de las naciones de la región sudoriental de Asia albergan a grandes grupos de minorías étnicas, religiosas e idiomáticas, en una mezcla que a conduce a frecuentes manfestaciones de violencia sectaria.
El modelo escandinavo implica controles y regulaciones del funcionamiento del mercado capitalista, mientras los países del sudeste asiático, con la excepción reciente de Malasia, han dejado de lado muchos controles.
Por otra parte, la democracia forma los cimientos políticos del modelo de bienestar escandinavo, y las dictaduras han sido un sistema de gobierno frecuente en el sudeste de Asia.
A pesar de esas diferencias, el primer ministro danés, Poul Nyrup Rasmussen, insistió en que hay lecciones que aprender de la experiencia escandinava.
"El modelo de bienestar escandinavo ha evolucionado sin dañar nuestra seguridad social, y Europa ha sido protegida de la crisis financiera internacional porque se cuida a sí misma", apuntó Rasmussen.
"En Dinamarca, el Estado toma la responsabilidad de hacerse cargo de quienes no pueden cuidarse a sí mismos", agregó.
"Considero que un indicador muy importante del valor de un sistema económico es la situación de los miembros más débiles de la comunidad, ya sean individuos, familias, clases sociales o países", dijo a su vez el ministro danés de Cooperación con el Desarrollo, Poul Nielson.
"La crisis financiera asiática ha demostrado de una manera dramática la fragilidad, al menos en el corto plazo, del progreso social dependiente del capitalismo global", añadió Nielson, señalando que más de 20 millones de personas en el sudeste de Asia cayeron bajo el nivel de pobreza en los últimos 16 meses.
"La desigualdad también se ha profundizado en los países económicamente avanzados durante la última década, con muy pocas excepciones registradas sobre todo en pequeños países como Dinamarca, con arraigadas tradiciones de bienestar social", expresó.
Si los asiáticos sudorientales escucharon, esto no fue evidente de inmediato. El ministro surcoreano de Comercio, Han Duck Soo, declaró que Asia oriental ponía fuerte enfásis "en un enfoque de la economía basado en el mercado", a la inversa de Occidente, donde los gobiernos juegan un papel más activo.
"La crisis y el actual debate sobre la aplicabilidad del 'modelo asiático oriental' nos han obligado a reevaluar, dolorosamente, nuestra experiencia pasada con el desarrollo económico controlado por el Estado", dijo Han.
"Está emergiendo un consenso sobre la necesidad de reducir los lazos entre el gobierno y el mercado, y hacer más libre a este último. Por lo tanto, parece inevitable hacer más esfuerzos para buscar soluciones basadas en el mercado, incluso en lo referido a la protección social y el bienestar", agregó.
No obstante, los siguientes conceptos del ministro surcoreano pusieron en claro que cuando se refirió a la "dolorosa experiencia" de su país hablaba del mal gobierno.
Han habló del fracaso de su gobierno para lograr mayor transparencia, lo cual llevó a la corrupción, a la intervención inadecuada en la administración de bancos, y a la incapacidad de controlar a grandes conglomerados de compañías que expandieron sus actividades "sin desarrollar una competencia básica".
Liberar a las fuerzas del mercado, indicó el primer ministro, puede significar también poner fin a la situación anterior, en que la responsabilidad de la protección social fue asumida por compañías que ofrecieron empleo garantizado de por vida, vivienda y educación.
"La nueva orientación de la economía marca un cambio de paradigma y finalmente termina con el llamado 'modelo coreano de industrialización"', continuó Han.
Paradójicamente, la manera en que Corea del Sur planea introducir los principios del mercado "en todos los segmentos posibles de la sociedad" podría significar la imitación de algunos aspectos claves del "modelo danés".
Han enfatizó, por ejemplo, la necesidad de alentar el crecimiento de pequeñas y medianas compañías que generen un alto valor agregado, en sectores que emplean tecnología refinada y de los que se espera que ofrezcan más puestos de trabajo con mejores remuneraciones.
Ademas, se prevé que el desarrollo de esas pequeñas y medianas compañías reduzca la concentración del poder económico y contribuya a mejorar "la distribución del ingreso y la equidad".
La existencia de muchas pequeñas y medianas compañías, en vez de unas pocas de gran tamaño, es una clave del éxito del "modelo danés". La población escandinava tiene garantizado empleo casi continuo mediante la "formación de por vida", ya que cuando una persona pierde su trabajo recibe capacitación para obtener otro.
Dinamarca tiene también uno de los más altos niveles impositivos en el mundo, pero la contrapartida de beneficios es más generosa que, por ejemplo, la de Gran Bretaña.
El profesor Anthony Atkinson, presidente de la Real Sociedad de Economía británica y uno de los principales oradores en la conferencia, señaló que el llamado "estado de bienestar europeo" es una denominación genérica para varios modelos muy distintos.
"No estoy seguro de que el estado de bienestar sea un anacronismo que debe ser eliminado. Los gobiernos tienen margen para adoptar decisiones al respecto, pero deben balancear los costos y beneficios", señaló Atkinson, aludiendo a las propuestas de desmantelar sistemas de seguridad social en Europa.
Muchos asiáticos sudorientales dudaron sobre la necesidad de cualquier tipo de modelo. Señalaron que su propio "modelo asiático", que fue ofrecido como ejemplo para el mundo hace sólo dos años, ahora está inmerso en una crisis.
"Preferiríamos considerar muchos modelos y elegir lo que nos guste de cada uno de ellos", afirmó un delegado de Singapur. (FIN/IPS/tra-en/dds/kb/ego/mp/if dv/99)