Hungría, Polonia y la República Checa fueron aceptadas como miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en momentos en que la alianza reveló que pretende extender su capacidad de respuesta rápida hacia el este de Europa.
El presidente de la República Checa, Vaclav Havel, y su par de Polonia, Aleksander Kwasniewski, firmaron los documentos de ratificación de la adhesión a la OTAN el viernes pasado. El presidente de Hungría, Arpad Goncz, había firmado en febrero.
Los tres países serán oficialmente recibidos el 12 de marzo. Es la primera vez que los países del ex Pacto de Varsovia son admitidos en la OTAN.
La República Checa, Hungría y Polonia recibirán una bienvenida formal en una cumbre que se realizará en abril para celebrar el 50 aniversario de la alianza.
Luego, los cancilleres participarán de una ceremonia en Bruselas en la que se izarán las banderas de sus respectivos países junto con las de los otros 16 miembros, en la sede de la OTAN en Bruselas.
Entre tanto, los militares de Budapest, Praga y Varsovia reciben entrenamiento según los lineamientos de la OTAN, lo que incluye enseñanza de inglés, y en algunos casos, alemán y francés.
Sin embargo, llevará varios años "borrar tanto tiempo de entrenamiento y conciencia formada en la etapa comunista" entre los altos oficiales militares, sostuvieron los analistas.
Ninguno de los nuevos miembros sabe con seguridad si tendrá este año la cantidad suficiente de efectivos preparados según los criterios de la OTAN.
Muchos oficiales recién entrenados por la alinaza abandonan el ejército para emplearse en el sector privado, donde sus conocimientos son cotizados, sobre todo los de lenguas.
Los costos de reestructura de las fuerzas de defensa de los nuevos miembros de la OTAN fueron calculados en el entorno de los 10.000 y 12.000 millones de dólares hasta el año 2009, es decir en cerca de 800.000 o un millón de dólares por año. Cada uno de los candidatos se hará cargo de sus costos.
"Estoy convencido de que la ampliación de la OTAN es la forma más eficaz y menos costosa de garantizar seguridad para Europa y la estabilidad de todo el continente", dijo Goncz.
Polonia probó su capacidad para integrar la OTAN durante los ejercicios militares que hizo con Alemania el año pasado.
De todos modos, los tres países tendrán que invertir varios millones de dólares durante los próximos años para que sus equipos alcancen el nivel requerido en la OTAN.
Los vehículos de tipo jeep y las armas de la era soviética, importados de Alemania oriental, están siendo remplazados por vehículos todo terreno británicos y armamento austríaco.
Las bandas electrificadas de las fronteras de Polonia y la República Checa seguirán funcionando, para impedir el paso de inmigrantes ilegales hacia Alemania.
Polonia reforzará sus fronteras con sensores infrarrojos y otros equipos de vigilancia, además de cobstruir 18 nuevos puestos fronterizos en la zona este en el 2002.
La distancia entre los puestos, que antes era de 50 kilómetros, quedará reducida a sólo 20.
El comando de la OTAN anunció grandes cambios a fin de que los nuevos miembros puedan integrarse.
El centro del comando aliado "Landcent", en la ciudad alemana de Heidelberg, será ascendido a "Centro de Cuarteles Conjuntos" de la OTAN, y contará por primera vez con oficiales checos y polacos.
Landcent era, en la vieja estructura, el centro de comando de todas las fuerzas terrestres de la OTAN que operaban en Europa central.
Ahora, el Comando del norte de Europa podrá decidir directamente movilizar toda la fuerza terrestre y aérea y parte de la fuerza marítima de la OTAN para la defensa rápida de Europa central, lo que extiende la capacidad de batalla de la alianza hacia el este.
El fortalecido comando de Europa central podrá también enviar refuerzos a la región del sur, cerca de los Alpes, lo cual implica reconocer que la guerra es menos posible en Europa central que en el sur del continente, sobre todo en Albania y en la ex Yugoslavia.
Hungría pertenecerá a la estructura del Comando del Sur de la OTAN, y los cuarteles del comando regional estarán en Nápoles, Italia.
La entrada de los tres países ex integrantes del bloque socialista llevará la cantidad de miembros de la OTAN a 19 y fortalecerá la alianza europea.
La intervención de la OTAN en las crisis será más eficaz, y ya no habrá motivos para la intervención de fuerzas de Estados Unidos.
La crisis de Kosovo mostró que Europa aún depende de Washington para manejar un problema en una región del continente en la que Estados Unidos no tiene ningún interés estratégico.
La entrada en la OTAN marca, para los tres nuevos miembros centroeuropeos, el fin del período histórico en que se hallaban bajo la órbita soviética.
"Esto nos da la esperanza de que nuestro país jamás volverá a ser conquistado o sacrificado a ningún agresor", declaró Havel después de firmar los documentos de ratificación la semana pasada.
Kwasneiwski dijo a su vez que "esto acabará con el legado de la Segunda Guerra Mundial y nos proporciona una nueva oportunidad para construir un sistema eeficaz de seguridad para Europa".
Gran Bretaña, Estados Unidos y la hoy disuelta Unión Soviética, que derrotaron a Alemania en 1945, dividieron Europa en zonas de influencia en una histórica conferencia en Yalta. Allí se decidió que Polonia, Checoslovaquia y Hungría quedarían en la esfera soviética.
Los dirigentes polacos viven la integración a la OTAN como una reivindicación de la injusticia de Yalta, que los dejó del "lado equivocado", según dicen, durante años de Guerra Fría.
Los aliados de Occidente sospechan desde hace tiempo que Rusia espía a sus ex aliados del Pacto de Varsovia a fin de frustrar la expansión de la OTAN.
Un informe de la nueva administración checa, que expulsó el año pasado al primer ministro prorruso Vladimir Meciar, acusó a la Agencia de Inteligencia Eslovaca de haber sido contratada por Moscú para realizar una serie de actividades subversivas en los países vecinos.
Las operaciones consistían, se supone, en incrementar las dudas acerca del interés de integrarse a la OTAN de los tres países que habían presentado su candidatura.
Entre las actividades de la Agencia Eslovaca estaba la utilización del movimiento neonazi de la República Checa para causar inquietud y sembrar dudas en la sede de la OTAN en Bruselas acerca de la integración de Praga a la alianza. (FIN/IPS/tra-en/ys/mk/ceb-dg/ip/99