Las conflictivas relaciones entre el Gran Imán de la Universidad Al-Azhar, jeque Mohammed Sayed Tantawi, máxima autoridad religiosa musulmana de Egipto, y sus adversarios conservadores se trasladará a la justicia, si el clérigo decide comparecer.
El líder del proscripto Frente de Eruditos de Al-Azhar, jeque Yehia Ismail, afirmó que Tantawi, una de las figuras más importantes de los musulmanes sunnitas de todo el mundo, lo había difamado en varios periódicos y presentó una demanda esta semana.
Un tribunal superior fijó el 30 de marzo como fecha para la audiencia.
Las relaciones entre el Frente y Tantawi se volvieron tensas poco antes de que la designación del Gran Imán a comienzos de 1996. El Frente se opuso porque Tantawi afirmaba que aceptar intereses sobre los depósitos bancarios no contradecía al Islam. Los conservadores lo consideran "usura".
El enfrentamiento se intensificó en noviembre de 1997 luego de que Tantawi se reuniera con un rabino israelí.
Tantawi manifestó ese mismo mes su oposición a la mutilación genital femenina, y reveló que se negó a que su hija fuera sometida a esa práctica. Grupos de derecha religiosa habían querellado entonces al gobierno por prohibir las mutilaciones.
El Frente también se opuso a una nueva ley para desarrollar la educación en Al-Azhar, apoyada por Tantawi, porque rebajaba el currículum y reducía el tiempo de estudio de cuatro a tres años. En junio, el gobernador de El Cairo ordenó la disolución del Frente a iniciativa de Tantawi.
Hace cuatro meses, la película estadounidense "El abogado del diablo" desató la ira de Ismail y sus comapañeros después de su exhibición en El Cairo. Ismail responsabilizó a Tantawi por "permitir" la proyección de una película que calificó de "atea y blasfema".
Tantawi argumentó que no dependía de él que las películas fueran proyectadas, sino del censor jefe. El Gran Imán también presentó una demanda ante el fiscal general, acusando a Ismail de difamación, que se trasladó a un tribunal penal de El Cairo. Ismail presentó entonces su contrademanda.
Tantawi dijo que no había sido notificado de la denuncia que Ismail entabló en su contra y que "no tenía idea de tal demanda".
El abogado de Tantawi, Raga'i Attiya, se rehusó a hacer cualquier comentario que no fuera repetir que "el Gran Imán no fue informado de la demanda de forma oficial".
El abogado de Ismail, Abdel-Halim Ramadan, insistió en que Tantawi fue notificado y prometió no rendirse hasta que los derechos de su cliente fueran respetados. Ismail busca "restaurar" la imagen del Frente, que, según dijo, fue empañada por el Gran Imán.
"El pueblo debe saber quién está en lo cierto y quién está equivocado", dijo.
Ismail planificó llamar como testigos a otras importantes figuras islámicas en Egipto, inclusive al jeque Nasr Farid Wassel, el Gran Mufti de la República, y Ahmed Omar Hashem, presidente de la Universidad Al-Azhar.
Ismail declaró que el decano de la Facultad de Fundamentos de la Religión y cierto número de profesores presentaron un memorandum al rector de la universidad solicitando su despido de ese centro de estudios.
"Hicieron eso para obtener la aprobación del Imán, pero su solicitud fue dejada de lado porque nadie puede despedirme sin una orden judicial", dijo Ismail.
Abdel-Moneim El-Bemi, un profesor de la misma facultad, declaró que había sido "perseguido" por atreverse a oponerse a algunas de las políticas de Tantawi.
El-Bemi compareció previamente ante una junta disciplinaria por supuestas violaciones administrativas. Pero "los investigadores no hallaron nada en mi contra y temen cerrar el expediente de investigación", dijo.
Ahmed Bahgat, una autoridad en asuntos islámicos, criticó la decisión de ambas partes de resolver el asunto en la corte.
"Es inaceptable que hombres de religión vayan a la corte porque opinan distinto", dijo. "Todas las diferencias pueden resolverse mediante el diálogo pacífico".
Baghat se lamentó de que "en Egipto no hay suficientes personas que escuchen la opinión de de los demás". (FIN/IPS/tra- en/yt/mk/at/mj/cr/99