EE.UU.: Ex secretarios de Estado impulsan pago de deuda a la ONU

Siete ex secretarios de Estado de Estados Unidos iniciaron una campaña para que el Congreso apruebe el pago de la deuda pendiente con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

"Nos preocupa mucho que nuestra gran nación dilapide su autoridad moral, liderazgo e influencia mundial" al no pagar su deuda con la ONU, manifestaron los ex secretarios en una declaración de página entera divulgada en The Washington Post y varias publicaciones del Congreso.

"Es simplemente inaceptable que el país más rico del planeta sea también el mayor deudor de la ONU", dice la carta, firmada por hombres de Estado que dirigieron las relaciones exteriores desde la administración de Richard Nixon hasta la de Bill Clinton.

Los firmantes son Henry Kissinger, quien fue secretario de Estado entre 1973 y 1977 bajo la presidencia de Nixon y Gerald Ford, Cyrus Vance (1977-80, con Jimmy Carter como presidente), Alexander Haig y George Schultz (con Ronald Reagan), James Baker y Lawrence Eagleburger (con George Bush), y Warren Christopher (durante el primer mandato de Bill Clinton).

Pese a esta declaración, observadores de Washington creen que la administración Clinton deberá enfrentar muchos obstáculos para obtener la aprobación del pago, rechazada por el Congreso de mayoría republicana en los últimos dos años.

El rechazo fue promovido por miembros de la Cámara de Representantes contrarios al aborto y encabezados por el representante de Nueva Jersey Christopher Smith, que condicionaron el pago de la deuda a la suspensión de la ayuda estadounidense a grupos extranjeros defensores del aborto.

Clinton argumentó que esa condición violaba los principios nacionales de libre expresión y vetó todos los proyectos de ley que la incluían, incluso el que destinaba 900 millones de dólares al pago de los aportes atrasados a la ONU.

Las organizaciones de mujeres más influyentes del país apoyaron la posición del presidente.

Smith anunció un compromiso de los representantes republicanos de bloquear cualquier pago de la deuda a menos que Clinton tome medidas contra el aborto, por lo que la parálisis podría continuar este año.

En tal caso, Washington perdería su voto en la Asamblea General de la ONU, aunque no en el Consejo de Seguridad, mucho más poderoso.

La Carta de las Naciones Unidas establece que los estados miembro pierden su derecho a votar en la Asamblea si acumulan una deuda equivalente a dos años de contribuciones para operaciones regulares y mantenimiento de la paz.

En realidad, Washington habría perdido ya su voto a partir del 1 de enero si no hubiera realizado arduas negociaciones a fines del año pasado, pero esa flexibilidad podría dejar de existir en 1999, según observadores.

En total, Washington debe al foro mundial más de 1.500 millones de dólares en aportes atrasados, aunque no reconoce algunos cientos de millones de esta cantidad.

El Congreso, pese a los tratados firmados, redujo unilateralmente la contribución de Estados Unidos a las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU de 31 a 25 por ciento hace varios años.

La administración Clinton reconoce una deuda algo superior a 1.000 millones de dólares, pero parece preparada para solicitar al Congreso aproximadamente el mismo monto que el año pasado, a pagar en varios años.

Con el objetivo de obtener el apoyo del presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el republicano ultraderechista Jesse Helms, el gobierno acordaría vincular el pago de la deuda a la implementación de reformas específicas en la administración y el presupuesto de la ONU.

Tales reformas incluirían una reducción en el aporte de Estados Unidos al presupuesto regular de la organización de 25 a 20 por ciento, pero analistas independientes creen que esta condición es imposible de cumplir.

Los ex secretarios de Estado destacaron en su carta que la ONU ya aplicó varias reformas profundas, principalmente a instancias de Washington. "El pago de las contribuciones atrasadas es esencial para continuar con estas reformas", escribieron.

Pero su argumento básico es que Estados Unidos no podrá mantener su liderazgo mundial si no se pone al día con los aportes. "Nuestra capacidad de alcanzar objetivos vitales de política exterior y seguridad está comprometida", advirtieron.

Algunos hechos respaldan estos temores. Por ejemplo, Estados Unidos perdió su asiento en la Comisión Asesora sobre Cuestiones Administrativas y Presupuestarias de la ONU por primera vez desde la creación de la organización, en 1945.

Además, diplomáticos estadounidenses en la ONU se quejaron reiteradamente de la reducción de su influencia sobre temas clave, incluido el de Iraq, debido a la falta de pago de la deuda. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/ml/ip/99

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