Exiliados cubanos residentes en Estados Unidos rcordaron con un vuelo simbólico sobre el sitio del incidente el derribo hace tres años de dos avionetas del grupo Hermanos al Rescate, abatidas por la Fuerza Aérea de Cuba.
Cuatro personas murieron en el episodio, el 24 de febrero de 1996, y los cuerpos nunca fueron recuperados. El derribo de las avionetas, que estaban desarmadas, causó indignación en la comunidad cubana residente en el sur del estado de Florida y endureció la política de Estados Unidos ante Cuba.
Una tercera avioneta con dos pilotos logró eludir a los aviones cubanos y regresó a Miami.
Uno de los pilotos del aparato que logró escapar era José Basulto, líder y fundador de Hermanos al Rescate, organización creada para ayudar a los "balseros", como se conoce a los cubanos que intentan llegar las costas de Estados Unidos en embarcaciones precarias.
A la vista de un barco de la guardia costera de Estados Unidos que patrullaba la zona, los integrantes de Hermanos al Rescate transmitieron un mensaje de resistencia a la población cubana vía Radio Martí, de Miami, y arrojaron en vuelo rosas blancas y unas 300.000 octavillas.
Informes procedentes de La Habana confirmaron que varias octavillas llegaron el jueves a suelo cubano, llevados por el viento.
Las ceremonias en recuerdo del incidente se prolongaron durante una semana en Miami y sus alrededores y abundaron los artículos de prensa.
Sylvia Iriondo, una de las cuatro personas que viajaba en el avión que sobrevivió al ataque, mencionó un informe de Aviación Civil Internacional que aseguraba que las avionetas de Hermanos al Rescate estaban en el espacio aéreo internacional.
Iriondo, que encabeza en Miami el grupo cubano Madres Contra la Represión, también se refirió a documentos de inteligencia estadounidense que indican que los pilotos cubanos y sus superiores celebraron el éxito del ataque.
Así mismo, señaló que Clinton calificó el hecho de "violación flagrante del Derecho Internacional" y prometió llevar el caso a la justicia.
"Las familias (de las víctimas) creyeron al presidente", escribió Iriondo en el diario Miami Herald, renovando el pedido de los grupos en el exilio para que el Departamento de Justicia proceda con las acusaciones criminales.
Los acusados, en caso de prosperar ese pedido, serían el presidente cubano Fidel Castro, el jefe de la Fuerza Aérea de Cuba, Rubén Martínez Puente, y los pilotos Lorenzo Alberto, Francisco Pérez y Emilio Palacios Morales.
Maggie Khuly, cuyo hermano Armando Khuly viajana en uno de los aviones derribados, efectuó un llamamiento similar. Ella y familiares de los pilotos muertos presentaron una demanda contra el gobierno cubano, aunque sin coordinación con Hermanos al Rescate, un grupo del que se han distanciado.
Maggie Khuly señaló que Hermanos al Rescate dejó de lado sus actividades humanitarias para dar más énfasis político a sus actividades. Ese viraje comenzó antes del incidente de 1996.
"Si los Hermanos realmente se dedicaran a salvar vidas, yo los apoyaría", expresó Khuly. "Pero en realidad, no es eso lo que hacen ahora, y yo no respaldo las actividades políticas que realizan".
La posición de Khuly es compartida por Mirta Méndez, hermana de Carlos Costa, también muerto en el episodio. "Mi hermano formaba parte de la organización, y lo hacía por el enfoque humanitario de la misma. No creo que eso siga ocurriendo ahora. Se convirtió en un grupo político".
Pero como organización política no es más que la sombra de lo que era.
Antes de febrero de 1996, Hermanos al Rescate había ganado prestigio entre el movimiento anticastrista, que consideraba héroes a sus pilotos, que violaban sobre el estrecho de Florida y que alertaban al servicio de guardacostas estadounidense y a otros buques ante la presencia de balseros que huían de Cuba.
Los refugiados eran luego llevados a Estados Unidos, donde, según una ley de 1966, tenían derecho a obtener casi automáticamente residencia legal, y en última instancia, a nacionalidad estadounidense.
El grupo se jactaba de haber contribuido al rescate de más de 4.000 refugiados cubanos entre 1994 y 1995, y logró reunir contribuciones por más de un millón de dólares en efectivo y suministros.
La cantante cubano-estadounidense Gloria Estefan donó un avión, la compañía American Airlines entregó a Hermanos al Rescate chalecos salvavidas inflables, y la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen, nacida en Cuba, intentó asegurar el respaldo del gobierno de Estados Unidos a la organización.
Pero el creciente éxodo de balseros alarmó a Washington, que a fines de 1994 firmó un acuerdo migratorio con Cuba. Por el convenio, Estados Unidos se comprometió a admitir por año una cantidad fija emigrantes cubanos, y el gobierno de Castro, a impedir la salida de balseros.
Los refugiados recogidos en el mar ya no tuvieron garantías de obtener asilo político en forma automática. Por el contrario, la mayoría son desde ese momento devueltos a Cuba a través de la base naval estadounidense en la Bahía de Guantánamo.
Hermanos al Rescate cambió entonces sus objetivos, ya que al señalar los balseros a los guardacostas sólo lograría frustrar la tentativa de aquellos de alcanzar territorio estadounidense, y se volvió más audaz y radical.
Al menos en dos ocasiones previas al incidente del 26 de febrero de 1996 sus pilotos entraron en el espacio aéreo cubano y arrojaron octavillas sobre La Habana para denunciar el régimen de Castro.
De esa forma, una organización de fines esencialmente humanitarios se pasó a filas radicales. La consecuencia fue una abrupta pérdida de apoyo, y ahora, tiene grandes problemas financieros.
Incluso surgen cuestionamientos acerca de cómo el grupo invierte el dinero que logra reunir. Fuentes periodísticas de Miami aseguran que Basulto percibe un salario anual de 50.000 dólares y otras versiones afirman que Hermanos al Rescate destina a gastos admnistrativos más de la mitad de los fondos que reúne.
Las misiones que realiza los fines de semana son más simbólicas que otra cosa, y, afirma otra fuente, de hecho ya pasaron más de ocho meses desde la última vez que el grupo realmente colaboró en el rescate de una balsa.
Tres años luego del incidente, existe una creciente disposición a culpar abiertamente a Basulto y su grupo por ser, al menos, parcialmente responsables de la tragedia.
"En los meses previos al ataque, Basulto llevó a cabo una serie de incursiones en el espacio aéreo cubano, que claramente tenían como fin mofarse, humillar, avergonzar y desmoralizar al régimen, especialmente el ejército", destacó Max Castro, de la Universidad de Miami.
Max Castro agregó que Basulto "convirtió lo que originariamente era una organización con fines esencialmente humanitarios en un arma política contra el régimen cubano, y esto fue jugar con fuego – y con la vida de las personas".
Pero el analista tampoco no exime de culpa a las autoridades cubanas.
"El gobierno cubano tiene la mayor cuota de responsabilidad por el trágico episodio del 24 de febrero de 1996", escribió Max Castro, advirtiendo que las avionetas de Hermanos al Rescate no presentaban ninguna amenaza a la seguridad nacional de Cuba.
"No hay justificación ni excusa capaz de contrarrestar el hecho de que fue el gobierno cubano el que tomó e implementó la decisión de disparar a los aeroplanos de Hermanos al Rescate, que no estaban armados", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/ps/cb/mvf- ff/ip/99