CUBA: Prensa estatal empieza a emerger de la crisis

La reaparición hoy del diario Juventud Rebelde cerró un ciclo de debates sobre el papel de la prensa en Cuba y abrió un capítulo de esperanza a un sector fuertemente golpeado por la crisis económica desde 1990.

Considerado el mejor periódico de la isla en la década de los 80 y recordado con nostalgia por sus lectores, el órgano de la Unión de Jóvenes Comunistas redujo en octubre de 1990 su tirada de 700.000 ejemplares diarios a 250.000 sólo los domingos.

La decisión, tomada en las más altas instancias del gobierno de Fidel Castro, se encontró entre las primeras medidas del llamado "período especial en tiempos de paz" y afectó a todos los medios de comunicación monopolizados por el Estado.

Pasados ocho años las encuestas a los lectores arrojan aún la demanda de las crónicas de Gabriel García Márquez, los reportajes de investigación, el periodismo literario y las secciones de educación sexual que durante años distinguieron al dominical.

"Ese periódico siempre se ha vendido como pan caliente", dijo Armando Pérez, vendedor de un estanquillo de prensa.

"Cuando Juventud Rebelde empezó a salir sólo una vez a la semana y se redujo considerablemente todo la prensa, la gente empezó a llegar cada domingo desde las cuatro de la madrugada a hacer cola para cuando saliera el periódico", comenta Pérez.

Para la subdirectora del periódico, la periodista Rosa Miriam Elizarde, el hecho de que el diario "esté en la calle otra vez es que las razones por las cuales se redujo su circulación se han atenuado".

"En Cuba circulaban 19 diarios, pero hubo un momento en que la disyuntiva era la leche de los niños o el papel para los periódicos. Estaba claro qué había que hacer y ahora, evidentemente, esa situación cambió", dijo Elizarde a IPS.

Como resultado de la pérdida de sus principales proveedores de papel, todos miembros del antiguo bloque socialista, la prensa escrita enfrentó una reducción de 28.000 toneladas anuales de papel a 6.000 toneladas, según fuentes oficiales.

De 584 publicaciones periódicas diversas, con un total de 85 millones de ejemplares por año, sobrevivieron un centenar. Las transmisiones de televisión se redujeron en 35 por ciento y algo similar sucedió con la radio.

La crisis editorial empezó a revertirse en 1996 a la par de una incipiente reanimación de la economía y en la medida en que algunas publicaciones empezaron a encontrar vías de autofinanciamiento.

Ahora, más allá de los problemas materiales, los profesionales se preocupan por cómo hacer un periodismo que responda a los intereses de la población y se mantenga fiel a la revolución que ya dura 40 años.

"No hay autocensura, lo que hay es responsabilidad", afirmó el telerreportero Rolando Nápoles durante uno de los recesos del séptimo congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) que sesionó desde el sábado hasta la madrugada de este miércoles.

Por otra parte, afirmó que en más de una ocasión ha sufrido "en carne propia" la subestimación de su trabajo por parte de funcionarios que se toman la atribución de "administrar, censurar o coartar la información".

Participantes en el congreso, que reunió a 400 delegados en representación de los 2.800 miembros de la UPEC, coincidieron en calificar entre las mayores preocupaciones de los profesionales del sector el acceso de los periodistas a la información.

Nelson Barrera, del Noticiero Nacional de Televisión, volvió sobre el viejo tema de los funcionarios del Estado que escudándose tras la existencia de "temas sensibles" niegan información a la prensa, muchas veces para ocultar sus deficiencias.

En Cuba no está permitida la prensa independiente y opositora, el Estado es propietario de todos los medios de comunicación y la política informativa vigente se traza y supervisa desde el Departamento Ideológico del Partido Comunista.

La existencia de áreas de silencio o temas tabúes en la prensa cubana ha sido sistemáticamente planteada por los profesionales del sector que aspiran a ejercer un periodismo abierto a la gran diversidad de problemáticas que afectan a la sociedad cubana.

El informe presentado por la dirección de la UPEC a su séptimo congreso llamó a evadir "la abulia, el conformismo, la superficialidad y los extremismos, que tienen sus polos opuestos en la hipercrítica y el tono triunfal".

Considerados "luchadores ideológicos" por las autoridades, los periodistas intentan conciliar el cumplimiento del papel que les toca como trabajadores de una prensa oficialista y su intención de hacer un periodismo profesional. (FIN/IPS/da/dg/cr-ip/99

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