Cuba espera aumentar su producción y venta de cigarros puros en el mercado internacional, a contrapelo de campañas contra el tabaquismo a las cuales desde hace unos 10 años adhirió el propio presidente Fidel Castro.
Como a todo fumador empedernido, no fue fácil para el mandatario cubano abandonar ese hábito que le acompañó tanto tiempo y que, queriéndolo o no, servía de propaganda a las marcas de puros nacidas con la revolución triunfante en 1959.
Más de alguien dudó de la veracidad de su decisión, merecedora de una medalla concedida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). y conjeturó que quizás continuaba fumando en privado.
"Siempre habría alguien que se daría cuenta, no podría hacerlo", diría Castro a un grupo de visitantes españoles con quienes conversó en presencia de algunos periodistas cuando aún no hacía mucho que se había sumado al bando de los ex fumadores.
En la década de los 80 dejó de verse su imagen con un Cohiba, primera marca de la era revolucionaria, entre los labios, pero en los 90 la debilitada economía aumentó la necesidad de los recursos que generan las exportaciones de tabaco.
La aspiración para este año es no sólo aumentar la producción de habanos (puros) a 200 millones de unidades, 40.000 más que en 1998, sino también conquistar nuevos mercados, entre ellos el de China.
De los 160 millones de tabacos torcidos elaborados en 1998, unos 126 millones se habían comercializado antes de finalizar el año, generando ingresos superiores a los 170 millones de dólares.
La isla aspira a elevar la producción del año en curso a 200 millones de puros para un mercado en que España continúa siendo el primer comprador exterior, seguido de Francia, Suiza, Reino Unido y Lejano Oriente.
El siempre ansiado mercado estadounidense, en tanto, continúa cautivo del viejo diferendo entre Washington y La Habana, con una ganancia neta para vendedores clandestinos que cobran hasta 50 dólares por un "lancero" de Cohiba.
Autoridades cubanas piensan que la isla podría satisfacer sin mayores problemas la demanda que se abriría ante un eventual levantamiento del embargo económico de casi cuatro décadas.
"Hace tres años no estábamos preparados para la explosión en la demanda de puros que debe implicar la suspensión del bloqueo", consideró, en diálogo con la prensa, Francisco Linares, presidente de Habanos S.A, ente estatal que monopoliza las exportaciones tabaqueras.
El ejecutivo añadió que, sin embargo, ahora hay seguridad de que la isla podría satisfacer la avidez de los fumadores estadounidenses por los puros cubanos, incluso para necesidades de 60 millones de unidades.
Además del bloqueo, espada de Damocles presente en toda actividad económica nacional, las campañas antitabacos se perfilan como muro de contención adicional a las aspiraciones de La Habana de conquistar algun día el mercado estadounidense.
A fines de febrero, funcionarios del sistema de salubridad de Estados Unidos comenzaron a presionar por incluir en los puros el aviso aclaratorio de que son dañinos para la salud.
En ese sentido, el Instituto del Cáncer estadounidense alertó el año pasado que los habanos pueden ser tan tóxicos como los cigarrillos y contienen 90 veces el volumen da carcinógenos que estos últimos.
Sin embargo y pese a la aprobación de más de 700 leyes contra el tabaquismo, la cantidad de fumadores de puros sigue aumentando en Estados Unidos.
Según datos brindados en la Habana durante un Festival Internacional del Habano efectuado en febrero, unos 15 millones de personas en ese país consumen unos 400 millones de vitolas (clases tipos de puros) al año.
En tanto llega la apertura de ese mercado, la Corporación Habanos S.A. se dispone a lanzar en noviembre, con motivo del 480 aniversario de la fundación de la capital cubana, su nueva marca de cigarros puros "San Cristóbal de la Habana".
La marca tendrá tres o cuatro modelos de puros, los cuales se sumarán a las 34 ya existentes y a más de 700 tipos de cigarros.
La industria dispone de 28 fábricas dedicadas a la exportación, ubicadas en 13 de las 14 provincias del país, entre las que se destacan la de Cohiba (El Laguito), Partagás, La Corona, H.Upmann y Romeo y Julieta, todas en la capital.
Completan este sistema cuatro plantas elaboradoras de cajas de cedro para envasar el producto y contratos con la industria Litopleg para la confección de las anillas.
Trabajan el tabaco más de 44.000 personas, cifra que se estima debe incrementarse, sobre todo en el caso de los torcedores, quienes llevan un peso importante de la elaboración.
Cuba cuenta con más de 50.000 hectáreas de tierras dedicadas al cultivo del tabaco, 75 por ciento de las cuales se encuentran en manos de privados, familias con tradiciones en esta labor, sobre todo en la zona de Vuelta Abajo de la provincia de Pinar del Río. (FIN/IPS/pg/dg/if-he/99